CAPITULO 3

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LA BURBUJA

—!¿QUÉ ES ESO?!

Tardé unos segundos en darme cuenta de que era yo el que había hecho la pregunta. Tenía mis manos totalmente pegadas al cristal del túnel y, para ser honesto, prácticamente podría decirse que mi rostro también estaba pegado a él. Mis ojos iban de aquí a allá, observando todo el interior de la burbuja. Era inmensa. No lograba ver el final de ella. Y había tantas cosas dentro que no sabía hacia dónde mirar. Me causaba algo de vértigo mirar hacia abajo, ya que nos encontrábamos en un punto bastante alto y el piso del túnel también era translúcido. Algo que podía notar era que había muchísimas personas.
Desde aquí arriba parecían pequeñas hormigas yendo de un lado a otro. Nunca había visto a tantos humanos juntos. Por lo regular, en Hutrón tratan de dividirnos tanto como sea posible.

—¿Qué cosa? —preguntó Axton, deteniéndose junto a mí.

—Eso. —señalé un extraño objeto flotante que se movía cerca del suelo de la burbuja.

—Un mobrox —dijo él.

—¿Mobrox? —pregunté de nuevo, girando mi cabeza para observar a Axton, quien tenía una expresión seria.

—Sí, mobrox. Muchos los usamos aquí para transportarnos. Es bastante rápido. Aunque yo prefiero caminar. Es más tranquilo.

—Oh, entiendo —dije, regresando mi mirada para ver otras tres motocicletas pasar rápidamente. En Hutrón no teníamos nada como eso. Eran como naves: vehículos plateados, brillantes y compactos, para un solo pasajero. La persona debía montar el mobrox e inclinarse ligeramente hacia el frente para tomar el volante. No tenían techo, lo cual dejaba al conductor algo expuesto, pero las personas se veían mucho más libres al conducir. No todos los modelos eran iguales. Había unos que eran más simples y otros que parecían aves con alas negras y puntiagudas a los lados. Se movían a gran velocidad, deslizándose por el aire sin tocar el suelo y dejando luces brillantes detrás de ellas; como si fueran la cola de un cometa.

—Yo quiero uno —dije sonriendo.

Axton alzó una ceja.

—Te ves muy emocionado. Son bastante comunes. Te aburrirás de ellos más rápido de lo que crees. —Axton se giró y siguió caminando por el túnel que, hasta donde podía notar, servía como un puente que llevaba a un edificio—. Vamos, que se te hace tarde, Siete.

Yo lo seguí, pero mi mirada continuaba pasando por la burbuja. Las estructuras se veían en perfecto estado y mucho más avanzadas que las que había en mi planeta. Algunos edificios eran grises y otros eran de color negro, con iluminación llamativa. Los que más llamaban mi atención eran los que en un segundo eran de color rojo y gradualmente iban cambiando para pasar por cada color de un prisma. Miré hacia arriba y me di cuenta de que tenían una pantalla que simulaba un cielo nocturno. Había una luna que brillaba con una tenue luz blanquecina. La luna no mostraba las mejores condiciones, debido a las constantes lluvias de meteoritos que ocurren en este sistema solar. También podía observar estrellas que tintineaban con una luz artificial. Pero no podían compararse con las reales, que pueden apreciarse en el cosmos. Eran una imitación bastante buena, debo admitir, pero una imitación, a fin de cuentas.

Quería seguir observando lo que había dentro de la burbuja, pero Axton ya estaba llegando al final del túnel; no quería agotar su paciencia, así que me apresuré a alcanzarlo. 

Pasamos una compuerta y llegamos a una especie de recibidor. El suelo y las paredes eran de un tono azul bastante agradable, y había androides muy básicos: con extremidades delgadas, sin rostros modernos y de tecnología muy elemental que caminaban por el lugar. Al parecer, los usaban para trabajos sin complicación, como encargarse de la limpieza. Algunos estaban introduciendo información en  unas pantallas holográficas con sus delgados dedos, que estaban muy lejos de verse como los de los realistas humanoides que hay en mi planeta.  

Bajamos unas escaleras  bastante largas y nos encontramos ya en la primera planta de este edificio. Caminamos hasta un escritorio que se encontraba en el centro de este piso. Una humana de cabello corto y castaño estaba ahí, lista para recibirnos. Su sonrisa era blanca, enorme y se veía algo falsa. Era joven, pero a juzgar por su aspecto, era mucho mayor que yo. 

—Buenas noches, ¿en qué puedo ayudarlos en esta ocasión?  —Sus ojos evaluaron mi traje rápidamente, y supuse que ya había notado que yo no era de este planeta. 

 —Buenas noches  —dijo Axton—, quisiera solicitar una inserción de chip localizador para nuestro huésped. —Puso su mano sobre mi hombro para recalcar que se  refería a mí. Hasta este punto no había notado la estatura de Axton. Era mucho más alto que yo, y eso tomando en cuenta que mi estatura está por encima del promedio de mi planeta.

Ella asintió dos veces, sin dejar de sonreír.  

—¿Puede mostrarme los datos con su aprobación de residencia?

Axton sacó un cubo diminuto y se lo entregó a la mujer. Casi enseguida se disparó una luz celeste y un pequeño holograma con mi rostro, y algunos datos aparecieron frente a ella. La sonrisa de la mujer pareció ensancharse, a pesar de que pensé que esto ya no era posible. 

—Teníamos bastante tiempo sin recibir a alguien del planeta Hutrón.

Yo sólo sonreí y me encogí de hombros, sin saber qué responder.  Sé bien que mi planeta no acostumbra enviar estudiantes a la Tierra. Pero es que la mayoría parece estar muy conforme con Hutrón y lo que este puede ofrecernos. Nunca he tenido la oportunidad de conocer a alguien con una mentalidad similar a la mía. Si en alguna ocasión la Tierra tuvo un visitante de mi planeta, tal vez signifique que antes sí lo había.                  


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⏰ Última actualización: Dec 22, 2017 ⏰

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