EPISODIO 7

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Bitácora

331 Después del Acuerdo

Cuando completé las nueve rotaciones, me hicieron un examen para determinar en qué área se encontraba mi especialidad. Los comandantes decidieron que yo era más apto para la ingeniería, por lo que desde ese momento me llevaron a mi área de trabajo, en la que me dedicaría a cumplir con esta tarea y a ser un miembro productivo de nuestra sociedad de Hutrón.

Al principio aprendía de otros usuarios con más rotaciones que yo. Comencé siendo su asistente, mientras ellos me instruían en qué debía hacer y cómo debía hacerlo.

Un día comenzó a esparcirse el rumor en el centro de trabajo de que llegaría un visitante de la Tierra. No sabíamos específicamente para qué, pero suponíamos que era para ayudar a que nuestra tecnología avanzara; después de todo, la Tierra era el centro de todos los avances tecnológicos.

No puedo decir que en ese momento no sentía miedo. Por el contrario, estaba aterrado. Imaginaba que el visitante tendría colmillos afilados y habría que encadenarlo a la pared cuando no estuviera trabajando, para evitar que nos lastimara.

Me di cuenta de cuán ridículo era este pensamiento cuando un día llegué al centro de trabajo y ahí estaba nuestro visitante. Su nombre era Orión, y tenía el cabello castaño y ojos azules. Su sonrisa era amable y, al parecer, recién acababa de cumplir veinticuatro rotaciones.

—Hola —me saludó animosamente cuando entré al lugar—. ¿Cómo estás?

Me sorprendí mucho ante esta pregunta. No entendía qué era lo que él quería que le respondiera.

—Mis signos vitales se encuentran en condiciones óptimas —respondí, con algo de duda.

Orión se rio y caminó hasta mí para revolverme el cabello. Nuevamente estaba sintiendo esta situación bastante extraña. Nadie nunca había hecho eso antes.

—¿Cómo te llamas, peque?

—Mi nombre de usuario es Y017713937 —respondí.

Orión alzó ambas cejas.

—¡Whoa! Esos son muchos números —dijo.

Yo me quedé callado y abracé mi tableta más cerca de mi pecho. Recuerdo que en esa época era yo tan pequeño, que mi tableta cubría casi todo mi torso.

—No tengas miedo, peque —me dijo Orión, poniéndome su mano de nuevo sobre mi cabeza; —me asignaron como tu tutor personal.

Lo seguí mirando con desconfianza. Tal vez no era un monstruo salvaje como creía, pero seguía viniendo de la Tierra, y ese lugar era peligroso. No me agradaba el hecho de tener que convivir mucho tiempo con él.

—Siéntate —me dijo, señalando una de las sillas más cercanas a la pantalla holográfica gigante en la que trabajaba todos los días—. Voy a enseñarte todo lo que sé.

No sé en qué estaban pensando los comandantes al asignarme como tutor a alguien como Orión.
Hoy en día me pregunto: si nunca lo hubiera conocido, ¿habría crecido pensando como un usuario normal?

ZELIC LA NUEVA TIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora