EPISODIO 5

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... Rodé mis hombros hacia atrás tratando de destensarlos.

—No sé por qué pienso tanto en esto, Zelic. Ser desactivado es necesario, ¿cierto? —le dije a la nada con mis manos aún en los controles de mi nave y con mi vista perdida en el espacio.

Sabía bien que Zelic no podía escucharme por ahora, pero me gustaba hablar con ella. No acostumbraba hablar mucho. Pero con Zelic lo hacía. Me gustaba sentir que tenía a alguien que me escuchara. Alguien que me hiciera querer compartirle lo que realmente estaba dentro de mi cerebro.

Poco a poco me iba apegando cada vez más a ella.
Era mía. Mi proyecto. Estaba completamente enfrascado en perfeccionarla y estaba dispuesto a romper muchas reglas por Zelic. Una de ellas fue el hecho de que cuando los comandantes se dieron cuenta del software de Zelic, que estaba desarrollando, se me ordenó cancelar su producción, ya que era considerada demasiado inteligente, y está prohibida la creación de una máquina que piense como humano; no podemos crear vida artificial tan similar a nosotros. Pero no me importó y seguí trabajando en ella en secreto. Esa fue la razón por la cual me postulé para estudiar en la Tierra. Sólo se otorgan cinco lugares de distintos planetas cada dos rotaciones, y no podía dejar pasar esa oportunidad. No podía arriesgarme a que descubrieran lo que estoy logrando con Zelic. Trabajar en ella sería muy distinto desde la Tierra.
Podía sentirlo. Nada más pensar en ello hacía que me sintiera con energía. Como si hubiera comido más azúcar de la adecuada y ahora debiera hacer mucho ejercicio para calmarme.

Mis pensamientos fueron interrumpidos abruptamente cuando finalmente llegué a mi destino. Podía ver la Tierra frente a mí.

Era inmensa y azul. Muy azul. Casi todo el planeta estaba cubierto por agua. Sólo había un gran trozo de tierra en medio de todos esos mares. Mi corazón comenzó a acelerarse mientras mi nave se acercaba más al planeta, hasta que fue jalada por su fuerza gravitacional.

Vi mi descenso en cámara lenta. Mis oídos comenzaron a zumbar y mis adentros dieron muchas vueltas.
Poco a poco mi nave fue atravesando la atmósfera, y no podía decidir si me sentía emocionado o nervioso. Una mezcla de ambos, sin duda. Mi corazón comenzó a palpitar más rápido y mi piel se erizó con adrenalina. Mis ojos estaban considerablemente abiertos. Sin embargo, con toda mi emoción, también sentía una ligera preocupación en la parte trasera de mi cabeza. ¿Sería la Tierra un lugar tan salvaje y lleno de anarquía como lo describen los comandantes?

Una vez que logré  cruzar la atmósfera por completo, me encontraba sobrevolando el cielo nocturno del planeta y, por alguna razón, la noche hacía que todo se viera mucho más intimidante. Avancé, siguiendo las coordenadas de mi radar. Pasé por varias cadenas montañosas que estaban a lo largo del planeta. No me había dado cuenta de cuánto territorio había en verdad. Desde afuera parecía que quedaba muy poca tierra firme.

El mar esta noche estaba relativamente tranquilo.
Aunque sé que las olas en ocasiones son brutales, y llega a ser bastante peligroso estar cerca en esos momentos. El cielo estaba parpadeando con electricidad y, a juzgar por el movimiento de los árboles, había bastante viento. Tal vez se aproximaba una tormenta.

Poco a poco, una estructura gigantesca llenó mi visión. Era una cúpula enorme que abarcaba una gran parte del terreno. Su exterior era de un negro luminoso, totalmente pulido, y estaba repleto de paneles solares, lo que le daba una apariencia que me recordaba, hasta cierto punto, un panal de abejas. Había unas brillantes líneas de luz azul moviéndose por entre los paneles solares. A este lugar le llamaban «la burbuja», y era el hogar de todo lo que quedaba de la población terrestre.

Podía ver encima de la burbuja unas intimidades nubes de gas y, al parecer, los rayos ocurrían con mayor frecuencia sobre este lugar. Esperaba no quedar atrapado en la tormenta antes de entrar.

No me sorprendía no ver ningún tipo de ser viviente en las afueras, esta noche. Los humanos que habitaban este planeta lo explotaron al punto de casi destruirlo en su totalidad. Una de las mayores catástrofes ocurrió debido a la cuarta guerra mundial, en la que todo el territorio quedó cubierto de una cantidad mortal de radiación. Tal vez algunas especies de animales hayan mutado y encontraron la manera de sobrevivir, pero sé lo que la radiación les hace a los seres vivientes y realmente no quiero encontrarme con las criaturas que habitan aquí, si es que las hay.

ZELIC LA NUEVA TIERRADonde viven las historias. Descúbrelo ahora