Algo cotidiano

¿Otra vez tú?

Suena el despertador y me despierto de un sueño un poco raro. Creo que alguien me sujetaba la mano, pero no sé quién era. Lo apago e intento no llorar, me siento mal. Salgo de la cama y me tambaleo en el intento inútil de ponerme de pie. Parece que el mundo ha decidido hoy ponerse sobre mi espalda. Voy al baño y allí parece que dejo que salga de mi un poco de eso que siento en mi espalda. Creo que a veces lo pongo todo muy fino, me explico mejor: meo y me siento mejor, parece que llevaba aguantando un rato ya.
Hora de vestirse. Me pondré esa sudadera que me gusta tanto con los vaqueros, aunque odio ponérmelos en invierno, están fríos. Hora del desayuno. Abro el frigorífico, busco la leche y maldigo a toda mi familia por dejarme la caja de leche vacía, siempre lo hacen y ¡OG! Lo odio. La caliento y le echo cereales. Me siento mal por echarlos a ese lago de lava pero hay personas que empujan a otras que no lo merecen y la vida sigue. Me peino. Maldito pelo, siempre indomable. Lo odio. Da igual lo que le haga, siempre acabaré el día como si hubiese metido los dedos en el puto enchufe. Hora de lavarse los dientes, siempre lo hago rápido porque llego tarde y acabo haciéndome daño en alguna muela. Soy así de patosa.
Me monto en el autobús y rezo porque nadie se me siente al lado, me encanta estirar las piernas sobre el otro sitio y apoyar mi cabeza en el frío cristal mientras veo aún las farolas encendidas y pienso en mi vida. Unas veces bonita y otras no tanto. Al menos no tengo examen y voy con los papeles en la mano como una loca. Que el día pase ya por favor.
Llego a casa y sigo con la sensación de que el mundo me pesa. ¿No piensas irte hoy?
Duermo un rato, lo necesito y sueño lo mismo, esa persona que me da la mano pero esta vez me habla y me dice:
"Deja de una maldita vez el pasado"
Y tiene razón.