Capítulo 2 - Admirar

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Capítulo 2 - Admirar

Ahí estaba, el hombre que ,hace unos siglos, había condenado el presente de ambos a ser un participio acabado. Ese era el austriaco que hoy miraba su puerta con el ceño ligeramente fruncido, sus brazos estaban cruzados y movía su pie en un intento de canalizar su aparente impaciencia.

No le había visitado específicamente a él en décadas, le había visto fugazmente en las reuniones y había intercambiado un par de palabras con él en los descansos de dichas reuniones pero volvía rapidamente al lado de Kugelmugel y Hungría y ahora, justamente un día como hoy, había irrumpido en su vida nuevamente, justo después de haber soñado con él volvía a aparecer en su vida.

El español se pellizcó para asegurarse de que estaba despierto y volvió a mirar al chico que estaba delante de su puerta.

Llevaba una camiseta de cuello, manga larga y de color morada y unos pantalones ceñidos de color negros. Esos colores destacaban si se comparaban con su piel tan pálida como la nieve y juraría que estaba muchísimo más delgado de lo que recordaba.

-¿Qué te trae por aquí, Roderich?- el español esbozó la sonrisa más sincera que pudo.

Roderich dió un par de pasos para girarse y clavar sus pupilas en el español.

-Por Dios, Antonio- el chico de ojos violetas se acercó con paso ligero al moreno y peinó como buenamente pudo el alocado pelo ondulado del moreno -Nunca cambiarás ¿verdad?

El español le quitó las gafas al más bajo el cual clavó su mirada en los ojos esmeralda de Antonio, este simplemente se inclinó para depositar dos besos en las mejillas de Roderich.

-Nunca me acostumbraré a hacer esto mientras tienes las gafas puestas- tras esta acción el moreno volvió a colocar las gafas con cuidado , acomodandolas en el puente de la nariz del austriaco -En fin ¿qué haces aquí?

Antonio dió unas zancada y se situó delante de la puerta ocre bajo la atenta mirada del otro chico.

-Oh, eso- Roderich se colocó las gafas siguiendo al español -No nos hemos visto desde hace mucho tiempo.

-Muchísimo- corrigió Antonio dejando su cartera sobre la pequeña cómoda que había en la entrada de su pequeño apartamento.

El austriaco cerró la puerta tras de sí y acomodó el pelo que le estaba estorbando detrás de su oreja. Observó al español el cual le indicó que podía sentarse y que acto seguido se situó detrás de la barra de la cocina y sacó la cafetera.

-Aún así tengo que pedirte un favor, uno bastante grande, entendería que no me quisieses ayudar- el chicos de ojos violetas se acomodó en el sofá beige y desde allí observó al español, el cual estaba en la otra punta de la amplia estancia.

-Mientras no me pidas que muera por ti todo va bien- Antonio fingió una risa que sonó bastante creíble para los oídos del austriaco. Probablemente en otra etapa de su vida el moreno realmente habría muerto por ese chico que estaba sentado en su sofá estudiando la estancia con su mirada.

-Por supuesto que no. Tengo que pasar un tiempo en España, parece que va a ser más de lo que yo desearía así que me ayudaría mucho que me ayudases a encontrar un piso en una buena zona.

Antonio puso la cafetera sobre la vitrocerámica y se giró para mirar al austriaco.

-Roderich, por favor, si vas a estar tanto tiempo aquí como para necesitar un piso simplemente quédate conmigo.

Soundless melody (SpAus)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora