Famous »Alan Navarro.

Capítulo 38

Hace aproximadamente cinco minutos Joel fue a abrir la puerta y no ha regresado.

Empiezo a creer que es el chico de la pizza llamado Erick.

¿No? Ok.

Pasos casi perfectamente sincronizados se escucharon.

El chico apareció por la puerta.

-Bien, deberías empezar a llamarme destino. -Insinuó-

-¿Qué? -Hice una mueca-

Hasta que alguien más entró a la habitación. Allí lo comprendí todo.

Cuando mi mirada se cruzó con la de él, todo me falló.

Sentí tantas cosas en mi organismo, que seguramente mi cerebro está diciendo "Error 404" en este preciso momento.

Ya sentía el líquido salado correr por mis mejillas.

Una sonrisa por parte de él, me hizo perder la cordura.

Corrí, hasta tener sus labios cerca de los míos.

Lo besé, lo besé otra vez, lo besé de nuevo, lo besé muchas veces.

-Fui una tonta, lo sé, no debí dejarte pero... Ángel. -Me faltó la voz-

-No, ángel, no eres una tonta. Y si en algún caso lo fueras, serías mí tonta, la tonta de Alan Navarro. -Respondió abrazándome-

-Lo siento, lo siento mucho. -Disculpé-

-No te disculpes. -Se separó hasta lograr verme a los ojos- Lo hiciste por mí, y creeme, yo hubiera hecho absolutamente lo mismo.

-Yo...

Sus labios me callaron. Era tan necesaria una dosis de ellos.

-¿Qué te trajo aquí? -Pregunté-

Él miró por encima de mi hombro y sonrió.

Joel.

-Después de que saliera de nuevo al concierto te busqué, no te encontré, por lo que al bajar, le pregunté a Fernanda dónde estabas, ella me dijo que Sandra te había sacado de allí y... Me asusté mucho, porque sabía que era lo que ella quería. -Sincero-

Me separé.

-¿Qué? ¿Tú lo sabías?

-Sí, ella me lo había advertido, quería que yo... Te arruinara tanto como para que no quisieras verme jamás. Yo me negué, pero ella, fue por ti. Ella sabía que tú aceptarías. -Suspiró- cuando me enteré de que estabas camino a Madrid, llamé a ese loco. -Señaló a Joel- le conté todo y... Decidió hacer el papel de destino y comprarme un boleto de avión para que pudiera venir a verte.

Sonreí.

Caminé los pasos que me separaban de Joel y lo abracé.

-Eres un idiota. Te amo demasiado. -Dije-

-Tus palabras tiene mucha bipolaridad. -Rió, correspondiendo mi abrazo-

-Oye, creí que sólo nosotros éramos tus idiotas. -Reprochó-

Esa voz.

Llevé mi mano a mi boca y negué.

Ellos también estaban aquí.

Caminé hasta ellos y los abracé, a cada uno.

Estaba abrazando a todos... Tengan un abrazo ustedes también.

-Esto es tan... Dios, lo siento, de nuevo. No debí dejarlos. -Disculpé de nuevo-

-No te disculpes, castaña... Apuesto que nosotros hubiéramos hecho lo mismo. -Calmó Alonso-