- ¿Que pasa aquí?- dice Antonio entrando en la habitación.
Nikki se lanza bruscamente al piso. Que putas paso!?- Tony!! Ésta perra me arrastró y golpeó!!- dice llorando.
Maldita estúpida!!
- Es eso cierto, Whitney?- dice notoriamente enojado. Odia que nos peleemos.
- No!! Sabes que no sería capáz de hacer algo como eso!- grito hacia Antonio.- Es una mentirosa!! Recién se tiró al piso!! Es una maldita perra embustera! Lo único que quiere es que me castiguen!- sigo gritando. Creo que la recague. Ahora si, llegó mi hora. La expresión y postura de Antonio me dicen lo que sigue. Sé que no debí gritarle.
- Nicole, vete ya. Deja de llorar.- se levanta sorbiendo mocos falsos. Maldita perra.
- Whitney, lo lamento. Pero conoces las normas, y si no puedes cumplirlas tendré que castigarte.- dice un poco más tranquilo.
- Pero Antonio!! No he hecho nada!! Como puedes creerle!?
- Whitney! Sólo mirala!! Cualquier persona con dos dedos de frente se da cuenta que le hiciste daño! Así que callate ya.- me toma por la muñeca apretando muy fuerte.- Hoy, linda niña, dormirás con todos mis sirvientes! Todos!!
- Pero por qué!?!
- Primero; por gritarme. Segundo; por mentir sobre lo que pasó con Nicole. Tercero; porque éste es el castigo y punto.- termina. Guardo silencio.
Me arrastra al sótano. Bueno, no es presisamente "El Sótano". Es el primer piso de la mansión, en donde está la cocina, las habitaciones de los sirvientes, el comedor de los sirvientes, el baño de los sirvientes... el primer piso es en donde viven los sirvientes.
Bajamos las escaleras, su mano continua estrangulando mi muñeca, abre la puerta que dá al comedor, me sienta en una silla y de su boca sale...- Si te levantas de ésta silla te irá peor, así que quédate quieta o le diré a los sirvientes que vengan con sus juguetitos.- al escuchar sus palabras mi piel se eriza, decido quedarme quieta porque, por experiencia, sé que su amenaza fue enserio.
Veo como sale por la puerta, luego escucho su grito:- José, Mario, César!! Hay alguien esperándolos en el comedor!!
Otra voz entra en la conversación que dice:
- Suena bien, jefe. Quiere que le avise a los demás?- dice una voz masculina.
- Sabes que si, José. Y cuando terminen por favor la suben y acuestan en su habitación.
- Como mandé jefe.- dice José.
Escucho pasos acercándose, me incorporo y por la puerta de asoma Antonio.
- Lo siento, Whitney. Diviértete.
¿Como piensa que voy a divertirme con más de ocho hombres haciéndome daño?
[...]
He llegado a un punto en que ya no se quien está dentro de mí.
Me encuentro en una de las sillas, sentada sobre alguno de los sirvientes que está dándome por atrás mientras otro disfruta masturbarme con la boca y los dedos. En mi mano derecha tengo el pene de José y con mi mano izquierda el de un tal Pablo. En la mesa, sentado frente a mí, está Luis agarrando mi cabeza, ahogándome metiendo y sacando continuamente su erectil pene de mi boca.
Un grito ahogado sale de mi boca cuando siento el puño de Pablo entrar bruscamente en mi adolorida vagina. Siento como de a poco las lagrimas se acumulan en mis ojos, pero eso no es todo; al escuchar las palabras de José, solo siento más opresión en mi pecho.
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Máquina de Sexo
Short StoryWhitney es una de las prostitutas más deseadas de Los Ángeles y no solo por su esbelta figura o su bello rostro, sino también por su forma de prestar su cuerpo para darle placer a los hombres mayores de 20 años. Se preguntaran si lo hace porque lo...