Grecia, 1926. 8 años después de la primera guerra mundial
Era un día muy soleado, pero ¿qué día no era soleado en el olimpo debido a que el cielo estaba encantado?
Una niña miraba por la ventana sonriendo. Cabello castaño, piel pálida y unos ojos excepcionales. Hoy eran azules como el cielo. Ella parecía feliz mientras tarareaba una canción
Acababa de llegar del campamento griego a donde Zeus la enviaba cada año desde los seis. Era un campamento muy grande lleno de chicos como ella. La pequeña castaña se sentía en casa cada vez que ponía un pie en ella
Había hecho nuevos amigos, pero era uno particular que podía llamar su mejor amigo
Mientras desempacaba encontró en su maleta una extraña flor amarilla. Era una de las cosas que le gustaba de este extravagante mundo. La magia
La flor estaba escarchada, sus pétalos no se movían en absoluto como si viniera de algún lugar helado, sin embargo no la sentía nada fría, al contrario... se sentía naturalmente suave
-Hola princesa- escucho una voz familiar desde la puerta- ¿Qué tienes allí?
_______ levanto la cabeza hacia la salida encontrándose con una de las mejores personas que tenía en la vida. Se colocó de pie y echo a correr a sus brazos apretándolo fuertemente
-Te he extrañado tanto Apolo- informo la pequeña en los brazos del dios del sol mientras aspiraba su perfume
-Te quería visitar- dijo colocándola devuelta en el suelo- no me lo permitieron
-Está bien, no estaba sola
-Apuesto a que no- toco juguetonamente la nariz de la chica- así que... ¿Qué tienes en tus manos?
-¿No es hermosa?- sonrió la pequeña mostrando sus dientes- mi amigo me la ha regalado
-¿Ese amigo del que siempre hablas?- interrogo suspicazmente el rubio
-Si- respondió riendo
Ella siempre hablaba sobre Kai pero nunca fue lo suficientemente insensata para decir su nombre o quien era su padre
-Necesito conocerlo- apunto la flor amarilla- eso es más que una amistad
-Es solo mi amigo Apolo- rodo los ojos la pequeña
-¿Has averiguado este verano quien es su padre o madre?- pregunto el dios con desdén, como si fuera la pregunta más normal. Para _______, era una pregunta anual
Apolo siempre preguntaba quiénes eran los padres de sus amigos. Ella sabía de quien era hijo Kai pero se rehusaba a decirlo sabiendo que los dioses jamás la dejarían conservar a su amigo. Solo tenía 8 años pero era tan inteligente y astuta como nadie lo habría figurado
-No, supongo que su padre o madre no lo conocen aun- mintió
-¿Podrías describirlo para mí?- pregunto el dios inquieto
-Te lo he dicho muchas veces, es amable y divertido. Es una buena persona- hablo segura de sus palabras
-Me refiero a su físico- se corrigió paseando por la habitación, observando la extravagante decoración. Las paredes estaban pintadas de azul mar, y adornadas con dibujos submarinos, las cortinas estaban decoradas con perlas así como su habitación en el palacio de Poseidón. A _______ le encantaban ese tipo de cosas
-Lindos ojos, cabello muy suave, más alto que yo- describió la pequeña inocentemente tratando de confundir al dios
Apolo sonrió fascinado por lo que él pensaba era ingenuidad de la niña de 8 años
-Se escucha muy bien- comento sonriendo y volvió a caminar hacia la puerta de la habitación- Olivia vendrá en unos días ¿No estas feliz?
-Emocionada- reformo la pequeña genuinamente contenta porque su amiga vendría a visitarla y porque Apolo había dejado la conversación de lado
El rubio dio un último vistazo a la flor entre sus manos
-Bienvenida de vuelta _______, espero tengas una gran estadía
_______ sonrió junto con él y en segundos el dios desapareció por el corredor cerrando la puerta a sus espaldas. Cuando el enorme pedazo de madera choco con el marco se oyó más fuerte de lo que había esperado
Entonces su vista desapareció, dejándola ante la oscuridad hasta que escucho su nombre devolverla a la realidad
-DESPIERTA- alguien gritaba, instantáneamente volvió a divisar su alrededor
La habitación era la misma, azul marino exceptuando los dibujos ridículos, el sol traspasaba la ventana y las cortinas perladas, un dios muy considerablemente pesado se encontraba en la puerta con una sonrisa presumida
-Déjame en paz- se tapó el rostro con las sabanas una versión mayor que la chica de sus sueños. Sueños que no eran solo sueños. Para ella eran incontables memorias de su pasado asechando en su cabeza
-Es hora de empacar- volvió a gritar Apolo- estamos a junio
Debajo de las mantas _______ sonrió. Hoy iría nuevamente al campamento mestizo