Mangos

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El frío ya se estaba acabando y eso significaba baile de primavera, la escuela estaba hecha un desastre, todos los alumnos ayudaban con la decoración, a mi me encantaba estar a cargo de este tipo de eventos, así que me encontraba regañando a todo el ser que no estuviera haciendo algo productivo.
-¡¿Qué parte de que ese color no queda no entienden?!.-
-Isabel dijo que eran blancos.- un chico de segundo año se quejó.
-No le hagan caso a ella.- suspire y trate de tranquilizarme.- Por favor póngalo de color amarillo y las tiras de color plata.-
Los chicos hicieron muecas pero obedecieron. Ahora voy a buscar a esa bruja. Caminaba tratado de no matar a alguien, soy muy joven para ir a esos lugares y entonces ahí estaba ella, sonriendo y acariciando el brazo de Zac...
Zac y yo no éramos nada, aún y no sé pero creí que pasaría algo entre nosotros porque yo sentía que las cosas estaban fluyendo y sentía que él se sentía de la misma manera que yo. Pero al verlo con ella sonriéndole y dejando que ella lo tocara, mis ilusiones de que entre nosotros pasara algo, se fueron al caño. Me di la vuelta y trate de sonreír.
-¡Maya!.- genial la persona que no quería escuchar, Isabel me hablaba, me volteé y alce la mano en forma de saludo. Respire y camine hacia dónde ella se encontraba, no voltee a ver a Zac.
-Isabel, deja de decir que hacer por favor, yo estoy organizando todo y tú no me estás ayudando con eso.-
-Solo quería dar mi punto de vista.-
-Pues no lo des.- le sonreí algo molesta.
-Si no fueras tan bruja, tal vez un chico se fijaría en ti.-
-Jajaja, no necesito del amor de alguien.- me molestaba mucho cuando alguien me decía que nadie me quería por mi forma de ser, sé que en ocasiones si soy fastidiosa, orgullosa pero no soy un gran demonio.-Solo no te metas con mi trabajo.-
Ella rodó los ojos y volteo a ver a Zac, le tomó de la mano, el no se movió y eso me dolió. Y pensar que ayer casi nos basamos.
-Maya, yo jamás me meto en tu trabajo, pero esta bien, nos alejaremos para que todo salga perfecto, querida.- me sonrió con odio y se fue jalando a Zac, este último me vio con los ojos abiertos y ¿apenado?.
Quería llorar por creer que un chico como el se fijaría en mí, ¿tan demonio me cree?, pero recordé que no puedo quedarme llorando porque tengo que hacer que la escuela se vea perfecta para el baile.
-¡Maya!, que bueno que ya estás aquí, no sabemos que tipo de flores poner en las mesas y el color de los manteles.- la coordinadora estaba estresada.
-Los manteles que sean de colores pastel, y las flores que sean girasoles, porque las rosas ya las ocuparon y si ponemos flores delicadas se van a marchitar antes de que la fiesta empiece.-
-Bien, hagan lo que Maya dijo.- la coordinadora salió prácticamente corriendo.
-Bueno ya escucharon, a trabajar.-
Todos empezamos a cambiar y acomodar.
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-¡Brinco, vuelta y disparan!.-
-Eso se ve fácil.-
Me encontraba en la academia, practicando, todos creen que voy a clases de danza, pero en realidad estoy en una escuela de espías. Después de dos horas todas pudimos descansar, siempre lo hacen ver tan sencillo y que a la primera lo lograras cuando en realidad todo tu cuerpo sufre.

-Maya, el principal te llama.- camine respirando entrecortadamente para poder recuperar el aire que había perdido durante el entrenamiento. Toque tres veces antes de entrar a la oficina.

-Aquí estoy.- le sonreí al señor Williams. El era un gran hombre siempre te veía a los ojos y te decía lo que creía y pensaba correcto. Ademas de que en ocasiones te enseñaba más de lo que deberías saber.

-Señorita Black, me alegro de verle y quiero notificarle que está lista para que la transfieran a la academia de espionaje, por la escuela no se preocupe nosotros ya nos encargamos, solo nos falta hablar con sus padres y decirles que la su hija es una brillante bailarina y todo estará listo para que dentro de un mes viajes a Santa Mónica.-

esto es todo lo que yo he deseado y ahora estoy a nada de cumplir mis sueños. No podía quedarme callada, el principal me estaba viendo esperando por mi respuesta.

-Muchas gracias, esto es perfecto, no le defraudare.- el principal sonrió complacido y me retire de su oficina, al salir de ella, una sonrisa muy grande apareció en mi rostro; fui por mis cosas y fui a una plaza cercana donde podía observar el mar.

pero se puede decir que mi paz y tranquilidad no la puedo tener mucho tiempo, pues la bruja de brujas apareció en mi campo de visión y no iba sola, Zac estaba a su lado, estaban tomados de las manos, yo decidí dar la vuelta pero choque con un chico haciendo que derramara sus bolsas y todas estas estaban llenas de mangos y si que eran muchos mangos.

-Lo siento, en verdad, estaba distraída.- empecé a agarrar todos los mangos que podía y estaba muy segura que mi cara estaba roja, el chico que pense que estaria enojado por mi torpeza se estaba retorciendo de la risa, se estaba burlando de mí.

           

El chico no paraba de reírse y eso me estaba molestando. Así que  de los mangos que ya habia recogido  se los empecé a aventarle los magos haciendo que su ropa se manchara.

-Oye, oye, tranquila, lo siento, ¿sí?-  al momento en que me quede observándole fue mi turno de reír se veía muy chistoso todo lleno de mango, ambos nos vimos y empezamos a reírnos, lo cual es raro digo si te encuentras en un centro comercial  no estarías haciendo esto. El chico se acercó y me estiro el brazo yo gustosa lo acepte.

-Mucho gusto, soy Kilian.-

-Soy Maya.- nos vimos a los ojos y eh visto muchos ojos hermosos pero estos ojos eran divinos, eran azules pero demasiado claros grandes  y su cabello era rojo y tenía una linda sonrisa.- En verdad lo siento, yo estaba distraída.- lo mire apenada.

-Tranquila, ha sido lo mejor que me ha pasado en el día.- le sonreí y nos agachamos para recoger los mangos.

-¿Se puede saber porque llevas muchos mangos?.- el se rasco la nuca algo apenado.

-No me lo creerás.- se encogió de hombros.

-Vamos dime, ¿Qué es lo que guardas?-

-Bien, es la única fruta que como y ya no tenia, así que...-

-Viniste por más.-

-Sip, oye, te invito un helado, ¿sí?-

Me lo pensé y él no se veía tan malo, se veía un buen chico y muy lindo.

-Está bien, pero lo pediré de doble bola.-

-No importa.- y nos encaminamos en busca de haladoal igual que miradas extrañas al verlo a él lleno de mango y bolsas con mangos.

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Stone coldDonde viven las historias. Descúbrelo ahora