Pov. ????
Sonreí y dejé de mirar la espantosa casa colorida.
-Tal parece que el juego ya ha dado inicio- murmuro tratando de aguantar la excitación que en esos momentos sentía.
Bajé del árbol donde estaba escondida y de repente sentí una oleada de tristeza. Suspiré y tras pensarlo bien corrí por todo el bosque. Tenía la obligación de dar las noticias y poner en alerta a todos los demás. (Aunque eso sería lo último que quisiera hacer)
Mi nombre es Elizabeth Bhutking y soy, por desgracia más que dicha, una vampira. Fui convertida hace siete años y medio, y desde entonces he estado condenada a trabajar para el vampiro más despreciable de todos los siglos, y el más peligroso. Cabe destacar que también he tenido que sufrir y vivir bajo la sombra de su maldito hijo mayor, quién dentro de poco será el jefe del clan.
Cuando al fin llegué a la cabaña, lo cual no me tomó más de tres minutos, entré tratando de disimular mi falta de ánimos ante todos los que ahora me miraban expectantes.
-Hay... Buenas noticias- sonreí con esfuerzo.
La mirada de todos aquellos vampiros de sangre pura me tenía inmovilizada. Suspiré con resignación al notar que la voz me era incapaz de salir.
-No me digas, los hermanos ya llegaron, ¿cierto?
Alcé la mirada para encarar la suya. Ahora mismo agradecía que él hubiera tomado la palabra, de lo contrario me vería en la obligación de buscar voz donde no la había.
Él chico alto, de aproximadamente 1.90, de cabello negro, algo abultado y con pequeños mechones sobre el rostro, acompañado de penetrantes y seductores ojoz azul acero, de piel clara. Se acercó y me guiñó el ojo esperando que le confirmara su comentario.
Enterré la mirada en el suelo y asentí de manera casi imperceptible. Su mirada burlesca y aire de superioridad me hacía sentir jodidamente insignificante e impotente.
-Bueno, ya lo confirmamos, los hermanos están aquí. Ahora, ¿Alguna sugerencia para nuestro primer movimiento?
-Yo sugiero- tomó la palabra Juliana, una chica bajita, pelirroja, un tanto rellenita pero adorable- que deberíamos ir a conocerlos.
-¡Sí!- exclamó Damien un chico rubio de altura promedio, con ojos verdes y hermosos hoyuelos - Algo así como... Dar una perspectiva diferente.
-No- refutó Lauren, una chica castaña, esbelta y con mechas azules y ojos color negros- ¿Qué mierdas dices, loco? Lo más importante ahora es que alguno de nosotros sea su amigo
Todo quedó en silencio. Muchos se miraron entre sí con claro disgusto pero al final le dieron la última palabra a el futuro jefe.
-Bueno, iré de visita a la casa de la abuela entonces.
Se da vuelta y comienza a subir las escaleras, me muerdo el labio inferior mientras me debato entre sí ir a avisarle o no. Al fin de cuentas, me rindo y lo sigo.
-¿Qué quieres Lia?- pregunta al notar mi presencia en el cuarto.
-Es...- inhalo un poco para calmar mis nervios y con la voz más seca y fría contesté- Es Elizabeth- sentencio.
-Bien, Elizabeth. ¿Qué quieres?
Su mirada es lo suficientemente penetrante como para intimidarme internamente pero no lo demostraré a simple vista. No le daré ese gusto.
-Mira, no quiero hacer esto pero la ley me obliga. Uno de los hermanos es bastante intuitivo. Lo escuché quejarse sobre que se sentía observado.
-¿Y? Eso fue porque no fuiste lo suficientemente discreta. Fin de la conversación.
Respiré con dificultad varias veces. Ese tipo de comentarios solían irritarme al punto en que las ganas de atacarlo me ganaban. Pero nunca me arriesgaba a hacerlo, obviamente él era más fuerte y más hábil, no les costaría mucho el asesinarme.
-Caera fácil en mis encantos.
Suspiro sintiendo un tic nervioso en la ceja.
-Como digas...
Salí del cuarto y bajé de nuevo a la sala. Estando ahí noté que todos me miraban con el mismo desprecio al que estoy acostumbrada.
-¡Hey! ¡Andrajosa! ¡Porque no vas y le lames las patas a Sebastián!
-¡Sí! ¡Sangre repugnante!
-¡Impura!
-¡Asquerosa!
-¡Sebastián nunca debió de haberte salvado!
Salí de la casa bajo el manto de comentarios ignorantes y vacíos. Hasta cierto punto no me dolía lo que decían pero si me lastimaba una realidad que no podía cambiar. A pesar de siempre mostrarles indiferencia ellos parecían hacerse más fuertes con ella.
Lo que ellos no saben es que yo no escogí ser así. Hubiera preferido morir a convertirme en uno de ellos.
Daría todo por ser como era antes, volver al pasado y evitar que todo esto hubiera pasado. Pero no puedo hacer nada, después de tantos años sigo siendo igual de inútil.
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Un Amor Poco Natural (Gay-Yaoi)
Ma cà rồngAlejandro y Max Blackers son dos hermanos que próximamente irán de visita a la casa de su abuela Roxana en una pequeña cabaña alejada de un pueblo. Lugar donde experimentarán cosas que cualquiera no estaría preparado.