Pov. Dylan
No, mierda, esto no puede estar pasando. Hoy había reunión entre los dos clanes y yo era el único idiota al que se le había olvidado, por tanto ahora mismo iba corriendo en mi forma animal hacia el lugar de la reunión. No sabía exactamente cuanto tiempo me tomó llegar pero cuando di un salto sigiloso hacia la ventana, pude notar que la charla todavía no había empezado. Suspiré y me acerqué con cuidado a mi mejor amiga, Charlie.
-Ah, así que apareciste- comentó cuando llegué a su lado.
-Bueno, aún quiero vivir. Tengo muchas cosas que hacer- hablé.
-Claro.
-Señores, reúnanse- todos los presentes nos acercamos a la mesa- bien, como todo ya saben, el territorio y posiblemente la existencia propia de cada uno de ustedes está corriendo un grave peligro, y este verano que comienza va a ser decisivo para nuestra especie. Así que debemos de ir llevando un seguimiento de todas las opciones factibles y no factibles. Debemos de estar un pie delante de esos mocosos- hablaba el jefe de nuestro clan, quien a su vez era mi padre.
Su voz era escuchada con atención por todos los demás, pero con franqueza, no me interesaba mucho lo que decía. Al final, eran los vampiros quienes terminaban haciendo el trabajo sucio, de tal modo que toda su labia se iba, literalmente, al carajo. Por tanto, me tomaba el atrevimiento de ignorarlo.
-Bien, Henry, yo sugiero que repartamos el trabajo esta vez- tomó palabra el señor Sheirin- Asi que... ¿por qué tu hijo no toma la iniciativa hoy?
Levanté la vista de golpe. ¿había escuchado bien? Miré a mi padre con algo de pánico y después a los demás presentes. Mis amigos me miraban con entusiasmo y algunos me animaban entre asentimientos de cabeza y señales de mano poco entendible; por otro lado, los vampiros se veían con ciertas dudas. Volví con mi padre y la mirada que portaba me daba entender que no tenía otra opción.
Golpee mi cabeza contra la mesa y solté un gruñido con algo de resignación.
-Hijo, lo harás bien. Solo concentrate, si?- sentí su mano sobre mi cabeza.
-¿Tengo otra opción?- sonreí forzosamente mientras lo miraba en busca de un pizca de piedad.
-No, ahora ve.
De mala gana me levanté en mis cuatro patas y salí caminando con irritación de la cabaña.
-Sabes, perro asqueroso, no creí que tuvieras las agallas de aceptar algo como eso- escuché aquella voz y me detuve de golpe.
-Pues, ¿qué quieres oir? No puedo fallarle a mi padre- me volví a verla- A parte ¿qué haces aquí, Elizabeth? ¿viniste solo a insultarme?
-Mira, mascota adoptiva de Sebastián, en primer lugar me agradas más cuando me dices "puta".
-¿Cómo dijiste?
-En segundo, solo quería desearte suerte- me quedé mudo, y al cabo de unos segundos un leve calor adornó mi rostro. Ella volteo la cara, pero juré alcanzar a ver un rubor en sus mejillas.
-Gracias- susurré casi sin creerme lo que había dicho.
-No te emociones, idiota- me volvió a mirar pero está vez con una mascara seria e indiferente- La suerte es para los mediocres, es decir, para gente como tú. Adiós- se dio vuelta y regresó a la casa.
Sentía el corazón latiendo un tanto y pude jurar que toda la circulación de mi cuerpo se alteró. Sacudí la cabeza para rechazar aquellos sentimientos y concentrarme.
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Un Amor Poco Natural (Gay-Yaoi)
VampireAlejandro y Max Blackers son dos hermanos que próximamente irán de visita a la casa de su abuela Roxana en una pequeña cabaña alejada de un pueblo. Lugar donde experimentarán cosas que cualquiera no estaría preparado.