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Habíamos estado casi media hora, de vez en cuando entraba gente a realizar pedidos y Brooke, la chica Mc'Donalds, que finalmente conocí su nombre, me ayudaba a entregar las comidas. Ella era grandiosa, sabía perfectamente los ingredientes de cada preparación, eso debió llevarle meses de experiencia comiendo aquí. 

Ahora ambos nos encontrábamos comiendo otro helado, está vez hicimos uno gigante. Recé por que el jefe no apareciera y me bajara el sueldo por estar robando comida.

— Supongo que me gustan mas los días lluviosos, si te da frío simplemente puedes llegar y cubrirte con una manta, un café y un buen libro para acompañar. — Brooke hablo después de quince minutos haciéndonos preguntas. Llevo otra cucharada de helado hasta su boca, quedando un poco en el costado de su labio. 

— Tienes helado allí — Apunte el lado izquierdo de mi labio, ella paso sus dedos pero fracaso en el intento. Impulsivamente, lleve mi dedo pulgar hasta su boca y lo limpie, amando la suavidad con la que sus labios estaban hechos. Ella se avergonzó, aclarando su garganta.

— Será mejor que me vaya. — Se levanto de su asiento, mientras acomodaba su falda negra que llegaba hasta sus rodillas. — Vaya, el tiempo ha pasado muy rápido. — Menciono mirando el reloj que estaba colgado en la pared con el logo de Mc'Donalds.

— Bastante rápido, me ha gustado hablar contigo. — Admití sonriendole, espere una sonrisa devuelta que no tardo en llegar.

— Uhm, gracias por el helado y por la charla.

— Gracias a ti, por ser mi ayudante. — Ella rió y se acercó a mi para plantar un beso en mi mejilla.

— No me equivocaba cuando pensé que eras un chico interesante. — Soltó antes de avanzar hasta la puerta, conectando nuestras miradas por última vez esa noche.

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Brooke no vino el día después, aunque estaba algo emocionado por volver a verla, la entendía. Ella estaba ocupada cuidando a los diablillos de sus sobrinos. Además de que no se podía comer chatarra todos los días, pero a pesar de eso ella se mantenía bastante bien.

Nuestra conversación esa noche, me había bastado para mantenerme de buen ánimo todo el día de ayer y hoy. La chica que llamaba mi atención, definitivamente admitió que le era interesante. Y hablamos muchísimo mas, que un solo "Bienvenida a McDonald's" para que luego me pidiera su pedido.

— No puedes pedir eso. — Le explique nuevamente a una pequeña. — Solamente puedes agrandar tu hamburguesa, pero no los ingredientes que hay allí dentro. — Ella hizo un puchero. 

— Entonces solo la quiero normal. — Hizo un puchero y sonreí. Anoté en la computadora y la mamá de la pequeña me entrego el dinero un poco avergonzada por los arrebatos de su hija. Le entregue el dinero junto con la boleta.

— Gracias por venir a McDonald's, tengan un gran día. — Guiñe mi ojo y la pequeña se le colocaron las mejillas coloradas.

— Estás de muy buen humor hoy día. — Me habló Juliett mientras barría la cocina.

— Sabes... — suspiré — La vida es demasiado linda para estar amargado. — Ella rió.

— Ya Romeo, mejor atiende a tu Julieta que esta entrando. — Mire entusiasmado hasta la puerta de entrada, está vez ella no venia con un libro en su mano y sus auriculares, pero si venia acompañada de un chico. Ambos sonriéndose y sus brazos entrelazados. Una vez que estuvo cerca, levanto su brazo desocupado y me saludo con la mano. Solo atine a hacer una mueca, ella jamás menciono tener novio.

McDonald's Love- BTS/Jimin Donde viven las historias. Descúbrelo ahora