Capítulo 2

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Aeropuerto de Tomoeda

Takahashi Luck

-Ya casi es hora de que aterricemos en Japón, y yo que quería seguir disfrutando de las bellas mujeres de Italia, después de todo son un gusto al paladar - el tono que uso estaba lleno de diversión - pobre de las mujeres que no podrán disfrutar mi belleza.

- No has cambiado en nada - se empezó a reír con sarcasmo por lo que pude observar - es sorprendente ver que tan bajo puedes caer por la belleza de una mujer - le respondió con burla - eres realmente asqueroso.

-Y me lo dice el "perro faldero" de aquella horrible mujer - señalo con egocentrismo - aunque no tendría problemas si...

<<Les informamos apreciables pasajeros, que estamos a punto de aterrizar, por favor abróchense sus cinturones>>

-Deberías cuidar cada palabra que sale de tu boca... Leandro, "el perro faldero", como tú lo llamas, te puede arrancar la garganta, por hablar mal de su amada ama y doncella - le advertí, mientras Tao ponía los ojos en blanco- además no querrás problemas con la Jefa

-De que me adviertes...Luck, ¿acaso no te molesta recibir órdenes de esa mujer?... yo la odio - Leandro de un momento a otro se volvió antipático - además, bien dicen que "Perro que ladra, no muerde"

-No deberías decir esas cosas delante de su más fiel siervo - Tao señaló al susodicho divertido - podría aprovecharse de nosotros como lo hace con su amada.

-¡Ya basta! - soltó enojado y cohibido a la vez - que nos necesitemos el uno al otro, no quiere decir que no pueda pensar o que sea un "perro faldero" como dices Leandro - afirmó y reprocho con enojo - si la odias ¿Por qué no te vas?... nadie te obliga a estar a su lado... sigo sin entender tu odio hacia ella, su único pecado fue salvarte.

Tao negó con la cabeza, mientras que seguía al hombre que se subía en un convertible rojo y partían hacia la dirección contraria a donde teníamos que ir nosotros.

- Tú jamás entenderías, el precio de mi "salvación" -Fue lo último que alcanzamos a escuchar - el precio que tuve que pagar por vivir fue demasiado grande - antes que arrancara el coche y se dirigiera a la mansión Amamiya.

Kinomoto Sakura

Era receso y ahora, justo ahora recordé porque odiaba ser la chica nueva en mis otras escuelas, todos los alumnos de ese salón, creo que incluso de otros estaban ahí, rodeandonos, sin dejarnos respirar.

Era molesto ¡muy molesto!

No era la primera vez que estaba rodeada de tantas personas, las reuniones pequeñas del Clan estaban repletas de más de 200 personas aproximadamente, pero eso no evitaba el hecho de que me hostigan, me abrí paso entre la multitud que nos rodea y me dirigí al baño a refrescarse.

-¡Ah!

Sentí mi cuerpo chocar con algo muy duro, caí al suelo inevitablemente y estoy completamente segura de que nuestros cuerpos se enredaron en el impacto, quedando yo abajo de la estúpida persona que choco conmigo, mientras miles de imágenes pasaban en mi cabeza... eran recuerdos.

¿Cómo era posible?

"Así funciona, despues te dolera la cabeza, puede que te de temperatura"

-Discúlpame no fue mi intensión, venía corriendo y...

-Clow - fue lo único que salió de mi boca interrumpiendo al inepto que tenía enfrente de mi - primero deberías quitarte de encima y después ofrecer disculpas...no, realmente deberías disculparte - proseguí con malestar, me he torcido la mano, al menos la persona en cuestión podía sentirse avergonzado - me he lastimado la mano por tu culpa.

Cuando El Cerezo Se Convierte En CerezaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora