Y cuenta su decepción...

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Empezaré por el principio de mi vida amorosa, la que terminó por completar mi decisión.
Era un 24 de Enero del 2016 cuando empezó. El día era frío, ideal para mí. Me volví locamente feliz y lo tenía todo con mi novio: amor, detalles, atenciones, consuelos, felicidad. No me faltaba nada en lo absoluto.
Él y yo nos veíamos cada domingo cuando yo trabajaba. Y así fue hasta que dejé de hacerlo. Después nos veíamos entre semana y algunos días extras. Íbamos bastante bien, no llevábamos conflictos y los pocos sólo eran discusiones por celos.
Poco antes de que cumpliéramos 2 meses juntos tuvimos un serio problema. Él tenía conversaciones con una chica como si fueran novios y comenzamos a pelear.
Yo le decía que él me engañaba con ella, pero él me decía lo contrario, que sólo eran amigos y que no había nada en especial entre ellos. Después de varias noches llorando y días discutiendo lo pudimos arreglar y quedó en el pasado. Lo que él me decía era verdad.

Seguimos normales, viviendo una relación con mucho amor y confianza. Teníamos grandes sueños y nos hacíamos promesas de todo tipo: Una vida juntos. Un familia. Una eternidad.
Seguimos normales y no hubo problemas entre nosotros, ya estábamos bien y nada se podría interponer en nuestra relación.
Poco después se nos vino el segundo problema, y no negaré que éste fue por mi culpa. Yo había salido con un chico, pero aquél se comportó muy mal conmigo y mi novio se molestó de aquello. Yo creí que eso sería el fin de nuestra relación, pero no lo fue. Logramos resolver todo aquello, buscó en mi buzón de mensajes y confió en mí. Ya todo era nuevamente como antes.
Las promesas se hicieron mas fuertes, la confianza mas duradera y nuestro amor mas grande.
Continuamos así y ya ninguno de los dos provocaba ningún problema, pero claro, el mundo exterior buscó separarnos por todos los medios.
Comenzaron los famosos chismes, y comenzamos a pelear por ello. Después de discutir bastante y mostrarnos pruebas de que nada de eso era cierto y volvimos a estar normales.

Salimos una última vez antes de terminar, y ese día, en el que me la pasé increíble con él, mis padres descubrieron mi relación secreta.
Fue toda una catástrofe. Me regañaron, me pegaron y, además, le mandaron un mensaje a mi novio, diciéndole que lo nuestro había terminado. Me sentí terriblemente mal, jamás había estado así en todo mi vida: Vi como decepcioné a mis padres. Vi como mandaron el mensaje para que terminara con el amor de mi vida. Vi en las miradas de los que me querían, como ahora tenían asco de mi persona, como tenían enojo, tristeza, ira y pensaban lo peor de mí. 
Nunca pensé en que una decisión, que me hacía tan feliz, pudiera haber causado tanto dolor.

Dejé de ver a mi novio y terminamos por esa razón. Después de unas semanas volvimos de la forma mas hermosa y excepcional que jamás se haya visto. Lo amaba. Lo amaba como nunca había amado ah nadie. Era el mejor sentimiento, puesto en la mejor persona. Pero ya no más. Todo lo nuestro había terminado y ya no teníamos nada que ver entre nosotros. Ni amigos podíamos ser, ya no nos buscábamos, yo había cancelado mi cuenta y dudo que él haya preguntado a alguien sobre lo que pasó conmigo. Porque poco a poco fui desapareciendo de la escuela para así lograr también que mis amigos y mis maestros me olvidaran y no sintieran dolor cuando yo cumpla mi promesa. Incluso, cada vez que alguno me veía y me hablaba yo continuaba como si no los escuchara, como si fueran invisibles y no me importaran. Sin embargo, sentía dolor, pero ese dolor no era nada comparado con lo que sentía por el amor de mi vida. Me sentía tan vacía y llena de odio. Tan sola y tan deprimente. Tan triste y tan rota. Simplemente me sentía de lo peor. Ya para irme de éste mundo. Y ahora que estoy lista recuerdo todo lo que bueno que pasé, y debo admitir que estuve a punto de cambiar de opinión, pero reaccioné lo mas rápido pensando en una sola cosa: Todos esos son recuerdos que ya no volverán. 

Tenía ah muchas personas importantes en mi vida, nos necesitábamos una de la otra, todos estábamos juntos para apoyarnos y darnos consejos, y, también me dolió haberles fallado a ellos. Quería quedarme a ayudarles por siempre, quería hacerles saber que ellos son importantes y que valen mucho, pero al irme tengo miedo de que corran la misma suerte que yo. Claro, como ley de amigos, los problemáticos se llevan entre ellos, al igual que los inteligentes, las talentosas, las guapas, las presumidas, los deportistas. En mi caso, yo era con los normales. Claro, todos tenemos problemas, pero uno en específico vivía lo mismo que yo. Lo que nos diferenciaba es que a él no le afectaba tanto porque él no les ofrecía amor a sus padres, y no le ponía demasiada atención a su relación, entonces para él es fácil superarlo porque tiene algo que a mí me hace falta. Algo que perdí y me aborrecería recuperar: Autoestima.

Ahora supongo que me queda decir el segundo consejo que yo no supe cumplir por no tener ah alguien que me guíe:

Yo no debí haberme alejado de nadie, pude haber buscado ayuda y apoyo con las personas ah las que yo quiero, pero el dolor que pensé que les causaría me ganó y no dije nada, preferí quedarme sola en ese eterno vacío, y no llevar a nadie conmigo.

Mire, yo nunca le he pedido nada al mundo, por eso como mi última petición me gustaría que terminara ésta carta. Tal vez para usted no tenga importancia. Tal vez crea que no le servirá de nada, pero como yo, hay muchas personas así, puede que usted se tope con una, y me gustaría poder ayudarla, pero ¿cómo alguien que tiene la vida tan podrida como la mía podría aconsejar a alguien en ésa situación? Por eso, ésta tarea se la dejo a usted. 

Creo que éste consejo es casi igual al anterior, pero eso no quiere decir que no les quiera aconsejar, significa que tiene mucha importancia. Que lo deben aplicar siempre que un problema difícil de superar para una sola persona busquen ayuda de más. 
Se lo vuelvo a repetir, ninguna persona en éste mundo está sola. Siempre habrá alguien para cada quien. Nunca se den por vencidos. Nunca dejan de pelear. Nunca dejen que las caídas les ganen, ninguna es demasiado grande sino es demasiado tarde. 
Y si le hacen falta amigos, busque algo que hacer que a usted le guste. Siéntase bien consigo mismo. Sienta que es de lo mejor vivir. Sienta también que es mejor estar sola a estar mal acompañado. Que no hace falta tener muchos amigos falsos si con uno que lo apoya puede llenar de felicidad su corazón. También no se deje llevar por las apariencias en una pareja. Amar de más siempre es un riesgo. Y es un riesgo, que también a mí, me tocó vivir. 
Y puedo asegurarle que a él, con el que conocí el amor, con el que fui feliz, le cumplí una promesa de muchas: Lo amé con todo mi corazón hasta el último instante de mi vida.

Ah mis amigos, les dejé un último consejo, como siempre se los daba. Nunca espero que ustedes lleguen a hacer ésto, porque, yo sé, que soy muy chica para irme, que tengo mucha vida por delante, pero también he escuchado, que los problemas que tengo ahora no son nada comparados con los que tendré en un futuro, y ¿sabe qué? Estoy harta de los problemas. Mejor yo de aquí me largo.
Aunque también oí, que los pequeños problemas que tengo ahora me ayudan para fortalecerme, pero ¿qué fortaleza puede tener una adolescente con éstos problemas sin amigos, sin el amor de su vida, sin padres, sin hermanos, sin familia? ¿Cómo esperaban que yo siguiera adelante? ¿Cómo querían que siguiera ahí donde está usted leyendo ésto? Le diré porqué me decían todo aquello: Creían que yo aún estaba ah tiempo. Creían que apenas empezaba con los problemas. Pensaban que ésta idea se me ocurrió de un día para otro. Pensaban que yo apenas y había empezado a luchar. Pero no. Yo llevé 9 meses viviendo así. Y me cansé.

Sería pura casualidad del destino que la persona que está leyendo ésto me conozca, y si es así le pido mil disculpas, jamás hubiera deseado que ésta carta cayera en sus manos, no quiero que reprima su odio asía mí para que no le duela, pero en fin, dudo que eso pase.

En fin, jamás piense en algo tan terrible como el suicidio. ¡JAMÁS! Es un error que yo cometí al no haber encontrado a otra salida. No sólo afecto la vida mortal, sino la siguiente. Tanto en una como otra siempre encontraré yo (en lo personal): Decepciones, culpa, fracasos, rechazos, odio propio. 


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