Capítulo 3

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Michael

Ser Spider-Man no es algo de lo que me alegre, salvar gente sí.

Mi vida era simplemente la de un adolescente, un adolescente subnormal con poderes y cabello de colores.

Los estudios son dolor de cabeza, no pienso seguir con ellos. No tengo nada planeado para mi futuro, mi futuro era ser la persona que ahora soy.

¿Tan difícil es conseguirme una vida? Dios mío.

Probablemente saben la historia.

Padres misteriosos.
Niño abandonado con familiares.
La duda en el niño.
Niño crece.
Encuentra pistas de su padre.
Araña, blah, blah, blah.

Lo único a lo que me dedicaba en la clase era fijarme en cada mínimo detalle de alguna persona.

Pearl Northinham, no lleva sujetador. No se bañó ayer, por eso trae su rubio pelo en una coleta demasiado lamida. Esa chaqueta la vi el día anterior en Thomas, su maquillaje es insuficiente para cubrir sus ojeras.

Abraham Thomas, probablemente se acostó la noche anterior con Pearl. Su cabello estaba más revuelto como usualmente está. Le pedirá la tarea a Northinham y ella accederá por el horrible sexo que tuvo.

Al final del día, la mayoría de las cosas resultaban ciertas. Siempre con todos excepto con Stephany Raymund.

Ella era tan impredecible, no podía mirar más allá de ese pelo rubio que cargaba la mayoría de veces en coletas altas. Era tan sorprendente cuando sus ojos eran más claros de lo que actualmente se veían con alguna prenda tenue. Me he fijado en sus pestañas, no son largas, pero captan mi atención puesto a que siempre se ven a simple vista. Su forma de vestir me parecía de vez en cuando aniñada, mucho para mi gusto. 

La clase estaba apunto de comenzar, todo el salón empezó a sentarse en sus respectivos asientos. Hora de caer dormido gracias a la grandiosa voz neutra de la profesora.

Tick.

Tock.

Tick.

Tock.

Maldición.
Aquellos nuevos sentidos que obtuve gracias a la picadura y mi curiosidad me causaban estrés. Ya tengo suficiente tratando de salvar el mundo en vez de estar en la escuela para escuchar las manecillas del reloj cambiar a cada segundo.

Decidí tratar de distraerme con algo antes de que enloqueciera a más no poder.

Tomé un bolígrafo y comencé a dibujar en la mesa de mi asiento tratando de que nadie me viera.
Después de un rato me dejé llevar y los garabatos estaban por casi toda la butaca sin siquiera darme cuenta.

Alguien tocó mi hombro sacándome de aquella burbuja en la que me encierro cada vez y cada día más profundamente.

Miré hacia atrás para quedar de frente con el compañero de intercambio. Yunko, yungok, yingo... sigo sin saber como pronunciar su nombre adecuadamente, un ceño fruncido salió de mi parte al verlo vestido tan homosexual.

—¿Qué te picó? —pregunté mirando su ropa —. ¿Acaso eres un grey para hombres? Yunko grey.

Al mirar la reacción del castaño, reí, qué patético es.
Volví a mi asiento siendo detenido por la voz de aquél niño con orígenes asiáticos.

—De hecho, es Jungkook —respondió indiferente con un susurro—. Y si estoy vestido de ésta manera no te incumbe.

—¿Puedes escribir tu nombre? Me ayudaría demasiado— le pedí con una sonrisa tirando a falsedad.

El castaño solamente rodó los ojos mientras yo volvía a mi lugar, tomé un bolígrafo entre mis dedos y comencé a mover éste de arriba hacía abajo esperando a que el tiempo se agotara y pudiera salir de aquí.

Justo después de unos pocos segundos, sentí un trozo de una hoja de papel sobre mi hombro. Lo agarré para abrirlo y mirar lo que tenía escrito dentro. 

Mi nombre es Jungkook. Se pronuncia como ''yungo'' para ustedes.  Retrasados. 

Alcé ambas cejas al mirar aquella nota, reí incrédulo. ¿Quién se creía para hablarle así a nadie más y nadie menos que Michael Clifford? Rodé los ojos sabiendo que era mi turno de escribir y regresar la hoja a éste.

Deberías dejar de ser tan engreído. 

Le devolví la nota esperando un rato para volver a responder. 

¿Yo soy el engreído? Es que me dejaste ciego con tu ego. 

¿?

  — Michael, ¿tienes algo que compartir con nosotros?— sentí la nota ser arrebatada de mis manos, al no notarlo, la profesora estaba enfrente de mí. Le miré con un poco de miedo mientras leía la nota en voz alta.

Mis mejillas ardían fuertemente, al terminar le volvía mirar. 

  — Los dos, tendrán un pequeño castigo— agradecí que no fuera algo peor. — Al final de las clases limpiarán los baños. Luego le avisaré al director para que les permita el acceso a los útiles. 

Abrí los ojos como platos. 

  — ¿Yo? ¿Por qué? No hicimos nada —reclamó el de atrás. 

  — Exacto, no hicieron nada. 

  — ¿Entonces? 

— Si me contesta otra vez ambos irán afuera. 

— ¡Es que no entiendo!

— Afuera — señaló la salida.

— ¿Pero yo por qué? Él es el que está contestando — seguí pero volteando a ver a Jungkook. 

— Ay, cállate, estás peor.

— Cállate tú, gay de mierda. 

— Uy perdón miss hetero.

— Basta, afuera dije, directo a la oficina.   

Qué mierda. 

Negué con la cabeza tomando molesto mi mochila.

Es lo más infantil que he echo en mi vida. 

Salí del salón esperando a el castaño con cierto enojo y una faceta horrible en mi cara. 

Inútil. 

Cuando salió parecía que tenía cara de una mujer en medio de sus días especiales, comenzamos a caminar a la dirección indicada uno al lado de otro.

  — ¿Ya te cambiaste de toalla, princesa?— bromeé esperando una respuesta que no obtuve.  

Al llegar a la oficina nos sentamos algo separados mientras esperábamos a la profesora y nos diera las indicaciones. 




Agents Of S.H.I.E.L.DDonde viven las historias. Descúbrelo ahora