Narra Steph:
Bueno, como ya saben mi nombre es Stephanie.
Soy una chica de pocos amigos y eso no me molesta en absoluto.
Otro día más en el colegio, haciendo tareas para no desaprobar e ir a rendir a diciembre.
Últimamente, todo cambió. No soy la misma en aspecto, en mi forma de actuar tampoco es como solía ser antes.
En el colegio, me va extremadamente mal. Antes era la chica de dieces, la que tenía la fe de todos los profesores. Ahora soy un desastre, mis calificaciones no son mayores de seis y ya no tengo expectativas para mi futuro.
En apariencia tampoco soy la misma. Dicen que estoy más flaca de lo normal, pero yo veo todo lo contrario.
-Señorita Ross, ¿cuál es su respuesta?- el profesor de matemática habló sacándome de mis pensamientos y se encontraba mirándome fijamente- Ross, no tenemos todo el día- agregó él como si se le acabase la paciencia.
-No tengo idea y tampoco me importa- contesté. Lo único que quería era largarme de este lugar e irme a algún lugar lejos de todos.
En ese momento sonó el timbre de receso y solo me dediqué a guardar mis cosas e irme al bufette.
-Ross, quédate un momento.- dijo por último el viejo- ¿Qué te anda pasando? Tus notificaciones últimamente son más bajas de lo normal- iba diciendo mientras miraba algunas pruebas mías e iba examinando el porcentaje- No tienes que descuidar tus notas.
-Lo se, pero igual no me interesa.- digo secamente ya cansada de la conversación- Hasta luego profesor Thomson.
Cuando crucé la puerta, el pasillo estaba repleto de chicos y chicas. Parecía como unas hormigas en un hormiguero.
Cuando llegué al bufette, solo estaba interesada en ir a sentarme y escuchar música. Una vez sentada -sola como siempre-, saqué mis audiculares y la botella de agua que se encontraba en mi mochila.
Los siguientes horarios prosiguieron hasta llegar a su fin, haciendo que llegue la hora para irse cada uno a su casa.
El camino a mi casa fue tranquilo como siempre, pero yo no me sentía bien. Me sentía cansada y deprimida. Cuando llegué me dispuse a ir a mi habitación, ya sabiendo que no había nadie.
Mi mamá no está nunca en casa por su trabajo. Se va a eso de las seis de la mañana y vuelve como a las diez de la noche. Practicamente vivo sola.
Somos solo nosotras dos. Mi papá se fue a vivir muy lejos pero no se a dónde, desapareció y tampoco pretendo de que aparezca.
Dejé la mochila en mi cama y saqué la cajetilla de cigarrillos Philiph Morris, junto con el encendedor y salí de mi casa, no sin antes agarrar mis llaves y el celular.
Ya llegada a mí destino, vi a todos los nenes jugando y corriendo por la plaza. Chicos jugando en las hamacas, en los toboganes. Nenitas jugando con sus padres sonriendo, una punzada en el corazón.
Al ver eso, recordé a mis padres y a mí antes de que se separaran. Eramos todos felices, pero eso llegó a su final.
Los gritos y peleas entre ellos no acababan, parecía que eran infinitas. Varias veces mi papá se iba de la casa a alcoholizarse por ahí. Mientras que mi mamá se quedaba llorando casi todas las noches. Cuándo él llegaba alcoholizado, todo en la casa se transformaba en un infierno.
Miré para otro lado para sacar esos horrendos recuerdos de mi cabeza, antes de que se me llenaran los ojos de lágrimas.
Caminé hasta un banco bastante alejado de la gente. Ya lo había tomado como mí lugar favorito en la plaza. Parecía que nadie sabía de ese lugar, ya que no había nadie. Era solo yo junto con los cigarrillos, como era casi todos los días.
Pasaron varias horas hasta que se hizo de noche y decidí ir para a casa, no sin antes ir a un bar.
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Espero que les guste el capítulo.
Pronto va a haber más :)
Besooos
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Vida Adolescente
Teen FictionElla era común, antes de que sus padres se divorciaran y todo se ponga de cabeza. Alcohol, drogas, cigarros y cortadas pasan por su vida, hasta que un chico llega para volver a estabilizar su vida y hacerla feliz. Una chica adolescente, una vida y l...