One

218 32 33
                                    

Tres días habian pasado desde aquel pequeño conflicto. Tres dias en los que el flaco ese no paraba de caerme cada vez peor y remarcar con tinta negra su nombre en mi lista de odio.

Estaba terminando de ponerme la malla, cuando una carcajada se escuchó por todo el vestuario.

Rodeé los ojos.

No solo me habia querido quitar el puesto, sino que ahora, también me quería quitar a mis amigos.

-Sos un capo, Pedro.-Oí que decía uno.

-¡Boludo, me duele la panza de tanto reír!-Exclamó otro.

Y luego las risitas.

Uhg, basta; me cansé. Fui hasta donde estaban ellos, y tomandolo con fuerza de la camiseta; lo atrapé entre la pared y mi anatomía, deseoso por volver a romperle la cara.

-Mirá, pedazo de imbécil: Puedo soportar tu soberbia, puedo soportar que me suspendan por querer cerrarte el orto. Incluso puedo soportar que te hagas la reina y me quieras robar el puesto.-Gruñí apretando su cuello, impidiendo que respirara.

Por un segundo, vi miedo reflejado en sus ojos moretonados. Sonreí por dentro, justo lo que quería lograr.

A regañadientes, concluí:

-Pero no voy a permitir que te robes a mis amigos. No quiero volver a verte nunca más hablar con ellos, pelotudo. ¿¡Me escuchaste!?-Él soltó un gemido en respuesta, pues le estaba apretando demasiado el cuello.

Lo golpeé contra los casilleros y lo solté, dejandolo en el piso mientras jadeaba en busca de aire.

Me fui de ahi, siendo observado por mis atónitos amigos que se quedaron con todas las palabras en la boca.

(...)

-¡Estilo libre! ¡Énfasis en respiración! ¡Vamos!-Indicó el entrenador.

Me preparé para saltar pero me detuvo.

-No, Alejo. Vos te quedás acá.-Me dijo con la vista clavada en sus anotaciones.

-¿Eh? ¡¿Por qué?!-Inquirí enojado. Que me prohiba nadar no ayudaba a mi mal humor.

-No quiero maleducados en mis clases, ya te lo dije, ¿Te acordás?-Murmuró alejándome de la pileta.

Puse los ojos en blanco al entender a dónde iba.

-Yo no hice nada. Ahora, si me disculpás, me voy a nadar.

Volvió a frenarme.

-Alejo...-Bufé. Odiaba ese tono de advertencia.

-¿Qué? ¡Es él el que-!

Y me interrumpió.

-Basta. Vas a disculparte con Pedro y empezar de cero. Me enteré de lo que hiciste en los vestuarios y no me está gustando para nada tu actitud. -Apreté la mandíbula. Ahora también era botón. -No quiero más conflictos, ¿Okay? O me voy a ver obligado a tener que suspenderte por una semana.

Abrí los ojos, sin dar crédito a lo que estaba diciendo.

-¡¿Qué?! ¡Mariano!-Me quejé.

No podia hacerme esto: ¡Arruinaba mi sueño por culpa de ese hijo de puta!

-O te disculpas o te suspendo, es asi de fácil, Alejo.

Resoplé.

-Está bien.-Farfullé. -Pero si se vuelve a meter conmigo, le rompo la cara.

Sus ojos marrones me miraron con reproche. Agaché la cabeza y me fui al agua, mascullando insultos contra el venezolano.

-Serás muy duro en la tierra, pero en el agua no eres más que un pez indefenso.-Dijo su irritante voz.

Campeones de Natación (Divalejo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora