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PVO. NORMAL

- Un placer conocerlo Señor Zamasu. Mi nombre es Rigel.-

El joven Kaio-Shin asintió bastante maravillado al ver a la joven. No salía de su asombro, era extraño y parecía un sueño.

El gran Zeno volvió a hablar: - Ahora y por la bendita Unión los comprometo a ambos.- En ese instante en la mano izquierda del joven Kaio-Shin se materializó un anillo de plata muy deslumbrante por su brillo. Así mismo sucedió con Rigel, ambos luego de ver esto se miraron nuevamente.

- Aquellos anillos representan el compromiso que ambos tendrán. De aquí a dos meses podrán casarse.- finalizó Zeno-sama.

"¿Casarme?" Pensaba bastante intranquilo Zamasu. Su mente por un momento se hizo una laguna de ideas. Era demaciado rápido y él no tenía la menor idea de como afrontar algo así.

Rigel vió que por un momento Zamasu se sentía bastante aturdido con todo eso, y lo entendía, ella también se sentía así, decidió entonces y de manera lenta tomar su mano, aquella que tenía su anillo. La tomó delicadamente, quería que sintiera que ella estaba con él.

Zamasu por otro lado, al sentir el suave tacto de Rigel se sobresaltó, miró rápidamente su mano y luego dirigió su vista a quien lo sostenía. Vió nuevamente esos hermosos ojos castaños, la paz y tranquilidad que le daba su mirada hizo que se tranquilizara lentamente y de a poco y sin entender el por qué lo hacía entrelazó sus dedos con los de ella uniendo aún más sus manos.

Era completamente extraño y fuera de si ese sentimiento que le provocaba la joven, era como si una fuerza magnética lo empujara a acercarse a ella, y así lo hizo, se encontraba sumido en aquella mirada ámbar que poseía la joven, Rigel sintió que Zamasu se le acercaba así que también decidió acortar la distancia.

Ambos no sabían lo que les sucedía, sentían que nada más ellos se encontraban solos en ese lugar.

Todavía seguían sus manos entrelazadas, Zamasu se acercó más a la joven, se sentia abstraido.

"¿Por qué me hace sentir esto?". Pensaba esto mi más se encontraba maravillado por los ojos de la joven.

Rigel acarició su mano de forma suave y aquél trance en el cual se encontraba desapareció, parpadeo varias veces, vió sus manos unidas, no le desagradaba pero tampoco se sentía del todo cómodo con aquello, por un momento se molestó por haber bajado la guardia, ni siquiera conocía a la joven y ya se estaba tomando de la mano con ella, auque gracias a su acción había podido tranquilizarse de muchas dudas que surgían en su mente.

Decidió entonces soltar su mano de la de ella. Se dio la vuelta y con voz casi imperceptible dijo: -Gracias...-. No sabía lo que sucedería a partir de este cambio rotundo en su vida, pero de lo que estaba seguro es que no sabría como manejarse con la muchacha.

Sólo esperaba que aquella "bendición" no se transformara en una carga para su verdadera meta: Convertirse en el Supremo Kaio-Shin del universo diez.

Mi hermoso Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora