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POV. Narrador

La noche había comenzado en el universo diez.
Las estrellas se mostraban resplandecientes en el hermoso cielo nocturno. Una brisa muy leve soplaba, era tan suave que a un joven niño le encantaba poder sentirla sobre su rostro.

El pequeño aspirante a Kaio-Shin, Zamasu, se encontraba muy tranquilo mirando el paisaje nocturno desde su ventana. Si bien el tenía ocho años de edad y conocía bastantes lugares del planeta sagrado; cuando comenzaba a oscurecer regresaba rápido y veloz al templo. Le tenía miedo a la ocuridad.

Le daba miedo pero igual le encantaba apreciarlo desde la comodidad de la ventana de su habitación.
"Está bastante oscuro allí afuera..  espero que los animales no tengan miedo... desearía poder ser valiente y no tenerle miedo a la oscuridad, es que se ve muy lindo el bosque cuando es de noche."

Estaba tan absorto en sus pensamientos que no escuchó el ruido de la puerta abriéndose. Un ser se acercaba lento al pequeño que se encontraba mirando todo desde una de las ventanas, era tan sigiloso que no había escuchado sus pasos, se acercó al joven y de forma suave colocó su mano en uno de sus hombros.
-¡Zamasu!- dijo su nombre muy alto y lleno de alegría.
-¡AHHH!- el pequeño Kaio-Shin se volteó y miró a quien lo había tomado por sorpresa. -¡Señor Gowasu no haga eso!- lo miró molesto por un momento y luego dio un suspiro.
- Vamos Zamas... es solo una broma, además siempre debes estar alerta a tu alrededor, no importa que te encuentres seguro en el templo- le sonrió intentando contener su risa
-viejo idiota...- pensó por sus adentros el pequeño Kaio-Shin.
- Bueno pequeño, ya es tarde y debes descansar igual que yo. Mañana te enseñaré un hermoso planeta que te gustará mucho- habló Gowasu mientras llevaba a su alumno a su cama.
- ¿Será lindo como el anterior que fuimos?- le preguntaba bastante curioso.
- De eso no debes preocuparte, será mejor, mucho mejor que el primero que visitamos- le hablaba muy sonriente el anciano Kaio.- Eso si... iremos después de comer y comerás todos tus vegetales- sentenció el Supremo.
-¡Eso no es justo, son muy feos!- habló Zamasu cruzandose de brazos y sentadose en su cama muy molesto.
- Vamos pequeño, es necesario que crezcas muy fuerte, si lo haces podrás ir a visitar a la familia de conejos que están al otro lado del río- le dijo esto intentando persuadir al niño.
- Esta bien- le sonrió de lado- pero solo lo hago para ver a esos hermosos conejos.-

Gowasu comenzó a reír por lo dicho de su pequeño alumno. -Por supuesto Zamasu, por supuesto- le dio una cálida sonrisa al niño para luego arroparlo en su cama, -Mañana los verás, lo prometo- Le mostró su dedo meñique para que Zamasu lo entrelazara en señal de cumplir una promesa. - ¡Es una promesa!- dijeron ambos.

El Supremo Kaio-Shin luego de haber prometido su visita a la familia de conejos, se dedico a arropar al menor, el pequeño aprendiz se veía muy contento por lo que se vendría mañana. Un nuevo planeta por conocer y ver a sus amigos de grande orejas y pelaje blanco.

- Buenas noches mi aprendiz favorito, que descanses- acaricio el cabello del niño para luego besar su frente, - Si me necesitas estaré en mi habitación- se dirigió a la puerta para retirarse. 

- ¡Señor Gowasu espere! le grito el pequeño Kaio, Gowasu al ver su reacción supo que es lo que el necesitaba. - Ahora la prenderé, tranquilo muchacho...- fue a una mesa cercana a la ventana, allí había una lampara, prendió la vela que se encontraba en su interior, - ¿mejor así? - Zamasu le sonrió, él tenia miedo a la oscuridad y solamente podía dormir si tenia una luz en su habitación, de lo contrario el pequeño no dormiría y tendría miedo toda la noche.

-Buenas noches Zamasu- el aprendiz le sonrió muy aliviado y agradecido, -Buenas noches para usted también Señor Gowasu-.

El niño se acostó muy tranquilo, respiro profundamente y cerró sus ojos para poder dormir placenteramente.

Pasó una hora de que Zamasu se había dormido, él se encontraba un poco inquieto, se movía un poco, estaba teniendo una pesadilla.

En ese momento una brisa muy fuerte irrumpió en la habitación del niño, apagando la flama que iluminaba aquel lugar. 

Como si lo hubiera percibido Zamasu se despertó de su sueño y vio que a su alrededor todo estaba a oscuras, casi no podía ver nada, solo una estela de luz entraba y alumbraba  un poco su gran habitación. 

El pequeño Kaio-shin veía con terror todas las sombras, los objetos que se encontraban en su dormitorio se deformaban, claramente su imaginación le estaba haciendo ver esas cosas.
- S-señor G-gowasu... habló con temor, pero claramente su maestro no lo escucharía ya que estaba en una habitación más alejada de donde él se encontraba.

Estaba aterrado, no sabia que hacer. Su primer impulso fue cubrirse completamente con sus sábanas y cerrar fuertemente sus ojos.
"No es nada, es lo mismo que estar de día...pero sin luz, no es nada...no es nada, soy fuerte".
Se repetía una y otra vez esto en su mente, pequeñas lágrimas comenzaron a salir, bajaban y se perdían en sus mejillas, su sollozo se volvía cada vez más fuerte, no podía contener aquel miedo e inseguridad que él sentía.

Cercano a él, un halo de luz hacía presencia en aquél cuarto. El fulgor de su brillo resplandecia de tal manera que Zamasu debajo de sus mantas pudo notarlo, abrió de manera lenta sus ojos y aún sollozando le preguntó:
-¿Q-quién está ahí?- con voz temblorosa se animó a hablar.
- no debes sentirte así...- le contestó una voz muy suave y gentil, aquella voz sonaba tan cálida que le dio el valor al pequeño Zamasu de dejarse de cubrir con sus mantas.

Lo que vio lo dejó muy sorprendido.

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Holaaa! Espero que estén muy bien queridos lectores :3

Pensaba publicarlo dentro de unos días pero no me aguanté y decidí publicarlo ahora.

Esta historia va a ser diferente a cualquiera que hayan leído, por lo menos eso es lo que pienso :v

Quisiera que le den una oportunidad por que va a ser bellísima <3
Además está Zamasu, así que leanla >:v/

Jaja realmente quisiera que le den una oportunidad por que será original y se que les gustará.

Que tengan una hermosa noche

Shadow Meyer~

Mi hermoso Ángel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora