Por favor, no te vayas.

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                                      Parte 6
Siempre que estaba con el, sabía que en algún momento debía marcharse, eso me partía el alma, recorría mi cuerpo, mi alma y mi ser. Y ese día que tanto temí, llego.
El se va, lejos de mi a kilómetros de mi país, no tendré sus abrazos, sus besos, su olor, su respiración.

Los contaré porque, su religión que pide que a una cierta edad el viene a otro país, a servirle a la comunidad y para hablar sobre dios. Y no son semanas, ni meses, son dos años, en los cuales pasan muchas cosas. Es por eso que me da vueltas en la cabeza si debo esperarlo o no, ¿será mi amor tan grande?, nose si estoy dispuesta, es algo que debo pensar, me encantaría que dejara todo y se quedara conmigo; pero no puedo ser tan egoísta.

Viviendo con la noticia

Los días pasaban y todo seguía igual que antes, salíamos a fiestas, visitábamos a familiares, íbamos de comprar, entre otras cosas. En nuestras conversación no tocábamos ese tema que tanto me partía el alma. Solo seguíamos como si nada hubiera ocurrido, me mentía a mi misma, y me gustaba vivir mis días engañada.

Así estuvimos aproximadamente 1 mes y medio, luego de ese tiempo, de apoco comenzó a separarse de mi, para cumplir con sus deberes religiosos. Esto tampoco fue de un día para otro, si no que de apoco me percataba que no estábamos juntos y también sentía que él esquivaba el hecho de estar solos y claramente sé el porque.

Siempre me preguntaban si yo quería que él se fuera, claramente no, pero era algo que yo no podía recibir, solo estaba en el. Además, nadie cambie algo que planeo todo su vida por un amor de adolescentes, o quizás si, pero en ese caso, él no fue muy rebelde. Solo me dejo partir.

Amando a un Mormón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora