Capítulo 8

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Buenas lectores y lectoras, llegó mi capítulo preferido. En el un enigma se esconde y sobre todo, felicidad y lágrimas. Espero que os guste!! Muchos besos.

Día 4 de noviembre. 

Estaba eufórica y los nervios no me dejaban dormir. Me vestí, cerré la puerta de mi casa y subí las escaleras para despedirme de mi querida vecina. Cuando llegué a su puerta, una nota llamó mi atención.

" Sabía que ibas a subir. Me he ido de viaje, mi trabajo me lo exige, no me culpes. Cuídate mucho, nos veremos pronto..." 

                                                                                                             Nay.

Me hubiera gustado despedirme en persona, pero siempre estaba de viaje. Era como una segunda madre para mi. En muchos problemas que he tenido, siempre ha estado ahí para arreglarlos. Bajé corriendo las escaleras y me dirigí a casa de Rosa. Toqué el timbre insistentemente. Nada. ¿Dónde estaría esta mujer? Como veía que no habría nadie, volví a mi casa. Cogí el teléfono y llamé a Lorena ¡Eh! ¿Dónde estaba todo el mundo? De su parte tampoco obtuve respuesta. 

Cansada de llamar a la gente y no recibir nada dejé el móvil encima de la mesa y bajé a mi perra. Cuando volví, había una carta en el felpudo. Hoy era el día de las cartas. La abrí y ponía:

Instrucciones

-En todos los lugares, una frase encontrarás, léela detalladamente y otra pista hallarás.

-Recuerdos has de usar, ya que en eso consiste el juego. Si el tesoro quieres encontrar, utilízalos y ya verás.

-Mucha suerte te deseo, yo esperaré en el final. La primera pista te la dejo aquí abajo. Utiliza el corazón y la respuesta te saldrá.

~ Dulcemente deliciosas, 24 horas están, recuerda esos tiempos, donde había cantidad~

Deliciosas, 24 horas, Rosa si habías hecho esto, muy fácil me lo habías puesto. Uy mira, de leer la carta me ha salido una rima. Sin pensarlo dos veces fui directa al 24 horas, donde Rosa y yo íbamos todos los lunes, al terminar la academia. Tenía hambre, así que compre unas cuantas chuches. Cuando me dio el cambio sonrió y me entregó una carta.

~Era fácil eh, bueno continuemos. Chuches y chuches comíamos, sentadas en el árbol de tu tío~

¿El árbol de  mi tío? A leches, el banco que estaba en frente de la casa de mi tío, ya podría expresarse mejor. Al acercarme, vi una pequeña nota pegada en la barra de madera,

~Buena chica, ya te queda menos. Si recuerdas bien lo vivido, en algún lado has escupido~

Anda que tú también, pues no había escupido veces. Me senté en el banco y releí la frase. Escupido... Escu... ¡Ya lo sé ! Un día me fui a cenar con Rosa al Mac Donald y recuerdo que no nos dieron servilletas y me caía toda la salsa. Enfadada, salí y dije " ¡Aquí ya no vuelvo más!" Y escupí (De broma). Prefiero el Burguer.

Le quité la carcasa a mi móvil y saqué el bono bus. Pillé el bus y me dirigí hacia el centro comercial. No había mucha gente y fui al lugar donde me senté con mi compañera aquel día y efectivamente había una carta en el asiento.

~ ¡Muy bien! Te dije que volverías a ese sitio. Sigamos con el juego. A una montaña has ido, en chanclas la has subido...

Espera, espera, no pienso ir a su campo. Hasta allí no llegan buses.

...un perrito me asustó y tú fuerza me salvó. Este recuerdo es conocido, el mejor que has tenido, pues conmigo lo has vivido. Escucha al perro ladrar y en el centro comercial lo hallaras.

¿Qué perro? Como no sea en la tienda de mascotas...Me dirigí allí para ver si había algo. Entré y le pregunté a la dependienta.

-Perdona ¿Te han dejado un sobre o una nota?

- ¿Eres Rebeca?

-Si -Dije insegura.

- Toma- Me dió una pequeña llave - Abre el cristal y busca en los collares.

Abrí el cristal y las pequeñas bolas de pelo vinieron hacia mi. Había uno que ladraba más que el resto y ahí estaba, un pequeño sobre colgado de su collar.

~ ¿A que es precioso el perrito? Ya queda poco, te falta un viaje. Patino y patino, giro sin cesar, una pirueta ¡Y a volar! ~

Esta era muy fácil, la pista de hielo. Ahí pasaba muchos días de verano. Rosa y yo nos tirábamos el día haciendo piruetas. Cuando el bus me dejó en la puerta entré y le pregunté al recepcionista.

-Perdona...

-Si, ven, te estaba esperando -Me interrumpió ¿Cómo que me estaba esperando? No había nadir, estaba sola. El chico me dió los patines de mi talla y entré en la pista. En el medio había una carta, me acerqué y la cogí.

~ Has llegado a tu final. Muchos recuerdos vividos, esperanza hemos tenido, pero mañana ya te habrás ido~

-Todos esos recuerdos quedarán en nuestros corazones...- Me giré.

-Rosa...

-Todas las sonrisas que nos regalas, nos suben el ánimo...

-Gema...

-Tus canciones improvisadas alegran nuestros oídos...

-Elia... - Un mar de lágrimas resbalaban por mis mejillas.

-Solo el mar lo sabe ¿Te acuerdas?

-Lorena...

Fueron entrando y detrás de ellas todos mis compañeros de clase, de la calle e incluso profesores que hacía tiempo que no veía.

Las lágrimas se me congelaban debido al frío del lugar, pero todo el cariño y el amor que emanaban me mantenía caliente. Le di un abrazo a todas las personas que habían, hasta el recepcionista, que acabó siendo uno de los mejores amigos de mi padre.

Como teníamos la tarde pagada, merendamos y estuvimos patinando. Cuando volví a mi casa, volvieron a salir mis lágrimas. Tocaba los objetos, los picos de las puertas, los cuales me había tragado varías veces, mi cama...

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⏰ Última actualización: Jan 22, 2017 ⏰

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