CAPÍTULO II
Ausente
Faltaba dos días para la fiesta de la hoguera y desde el Lunes no sabía nada de Dexter, al menos a las chicas se le pasaron el pequeño enfado sin sentido que no se dignaron a explicarme.
Estaba todo normal, como todos los días, casa clase , clase casa.
El frio empezó a aparecer y las calles empezaban a verse cada mañana con una pequeña neblina. Como cada mañana me fui al instituto andando, por el camino me encontré a Emily y estuvimos hablando hasta clase.
– Si ves a Marga, dile de mi parte que la estoy buscando. – asentí y me parché.
Sentada en el mismo pupitre que en todo este trimestre, volví a centrar mi atención en el asiento de Dexter. Por mi cabeza rondaban cualquier tipo de preguntas, ¿por qué no viene? ¿estará haciendo pellas? ¿me estará ignorando? O simplemente está enfermo y como mala amiga que soy no he ido a visitarle, pero no toda era mi culpa, el también me podría haber dicho algo. Sí claro, muy lista Annabelle Cristina, ¿cómo te iba ha avisar si no tiene tu teléfono? Llegué a la conclusión de ser una mala compañera y decidí remediarlo.
Las clases pasaron lentas y estuve un rato con Marga y Emy hasta que llegué a casa. Comí con mi madre y pasee un rato a Dogy por el bosque que se encontraba a unos cincuenta metros de casa. Caminaba por un sendero mientras el perro corría por los helechos. Un ruido me asustó, una sombra corría en dirección a mi.
– ¡¿Dogy?! – mi voz aguda se ridiculizó cuando al final salió un gallo.
Perdí de vista a mi perro pero, esa sombra seguía acercándose y tenía miedo y poco a poco se hacía pánico. El silencio creaba un suspense de película donde me haría correr en dirección contraria donde indicaría un cartel de sobrevivir, y como estúpida lo haría si esa sombra dejara de acerarse, la maldita boira me colapsaba el corazón. Sentía cada latido retumbar en las yemas de mis dedos, la correa de Dogy se me resbaló y cuando todo lo veía perdido, me volví loca e hice una escena también conocida en las películas de terror, acercarse al asesino.
– ¡Me cago en la puta! – una pobre ardilla estaba abierta en el suelo – Joder... que asco.
–¡ GUAU ! – el ladrido de Dogy me sobresalto y solté un gritito.
Como estúpida me tranquilicé al comprobar que tenía a mi perro detrás de mi. Pero seguía paranoica al recordar esa sombra, me giré pavorizada y entonces mi cuerpo se llenó de adrenalina, mis pupilas se agrandaron y mis piernas estaban listas para salir pitando, hasta que vi el rostro de Tila.
– Se te ha caído esto – alarga el brazo y me enseña la correa, luego la miré a la cara y me mostró una sonrisa falsa.
– Gracias – la cogí – por un momento creí que eras un violador.
– Podría ser peor que eso – tragué saliva ante su comentario de advertencia. – tranquila no te quiero hacer daño, de momento.
No comprendía la razón por la que Tila era tan amarga conmigo. Y por lo visto a Dogy le pasaba lo mismo, sus gruñidos desconfiados me tranquilizaban por saber que no era la única que no la quería aquí.
– Controla a tu chucho – le puse la correa y en un abrir y cerrar de ojos se callo y escondió el rabo entre las piernas. Pillé mirándole a los ojos mal a Dogy.
Estaba a punto de marcharme cuando recordé lo de Dexter, me giré con rapideza pero Tila fue más rápida que yo y ya se había ido haciendo futing.
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DIE TONIGHT AND LIVE FOREVER
VampirEstaba cerca. Lo sabía. Lo sentía. Los efluvios de su estigma llegaban hasta mí. Mis pupilas se dilataban presas del deseo que me sosegaba. Agudicé mi visión y mi olfato en busca del sujeto. ¿Donde estaba? Debía parar esta condena. Debía saciar mi s...