Capítulo 2

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Ese día desperté con ganas de comenzar mi siguiente etapa más preparada que nunca.
Este año comenzarían mis clases prácticas de Cine y mi prima comenzaría con el internado de portugués en una universidad cercana, así que nos pareció correcto compartir un hogar entre las dos.
Habíamos lanzado el tema como si no quiere la cosa, viendo si nuestros padres estarían de acuerdo de mudarnos juntas a un departamento de dos habitaciones que ya habíamos visto con anticipación.
Hace tres noches se lo habíamos comentado a mi padre quién estaba extasiado con la idea, sólo por el hecho de que nunca le gustó que viviera sola. Sólo faltaba el sí de mi tío y estaríamos listas para ser compañeras de habitación.


Mi prima se encontraba en su cama escribiendo en su cuadernillo como la mayoría de las mañanas.

-Buenos días dormilona.- Me dijo con una sonrisa en su rostro. –¿Cómo dormiste?-

-Con los ojos cerrados, como siempre.- Le respondí desperezándome. –¿Ya hablaste con tu papá sobre el departamento?-

-Aún no, pero no creo que ponga problemas, te ama, piensa que eres una buena influencia en mi vida.- Dijo con las cejas elevadas.

-Tu padre es una persona muy sabia.-

-Mi padre no sabe de lo que habla.- Respondió después de sonreír y cerrar su diario, pero noté que algo en su rostro cambió. Sólo me bastó eso.

-Suéltala, qué ocurre.- Mi prima soltó un suspiro de esos que te preocupan. Y como siempre, lo hizo. –Mierda Susana, ¿Tan temprano y con problemas?-

-Mira, si vamos a vivir juntas debemos tener una clausula donde diga que nunca podemos mentirnos ni escondernos cosas ¿vale?- La última conversación con Chace recorrió mi mente en cuestión de segundos.

-Pensé que ya la teníamos.- Solté lo mejor que pude y Susana me miró apenada.  ¿Lo sabrá? ¿Cómo podría saberlo?

-Prométeme que no te escandalizarás.-

-No seas un dolor en el culo, sólo dime.- Mi prima se sentó en la cama y se recogió el pelo, cosa que hacía cuando estaba nerviosa.

-Nacho me escribió ayer.- Soltó al fin. No sé que cara debo haber puesto, pero continuó. –No tenía pensado responderle pero lo hice.-

-Pensé que no querías saber nada de él. Que había pasado a la historia, y que "Debería caer muerto y rodar hasta el infierno"; tus palabras, no mías.-

-Lo sé, pero después de ese mensaje algo cambió. Me pidió disculpas por no avisarme que se iba, fue un texto gigantesco prima, tanto que llegó hasta mi corazón.- Puse los ojos en blanco. -Me contó sobre lo que había pasado ese día que se fueron, me dijo que Chace...- Pero la detuve.

-No quiero saberlo Susana.-

Y no quería, ya había decidido el final de nuestra historia. Esa donde nos encontrábamos años y años más adelante, si es que alguna vez lograba salir de toda esa mierda, y una noticia tan temprana de él no estaba en mis planes, no después de haber decidido continuar con mi mantra.

-¿No quieres saber sobre Chace?- Me preguntó algo asombrada. Moví mi cabeza en negación.

-Susana.- Me senté en mi cama y me tomé unos segundos para responder. -Respóndeme algo, ¿Cuantos amoríos hemos tenido en verano?-

-¿Este?- Preguntó incrédula, sin saber a dónde quería llegar.

-No, en general, durante todos los veranos que hemos pasado juntas.- Dejé que respondiera.

-Ay no sé prima, un montón. El verano pasado tuvimos como tres diferentes.- Dijo casi con una sonrisa en el rostro recordando a esos hombres que algún día pasaron por nuestras vidas.

-¿Y qué hace a Nacho y a su amigo diferentes de los otros?- El rostro de mi prima cambió. -No vivimos en la misma ciudad, no tenemos otra conexión que no sean mis padres, y ni ellos se ven tanto. –

-No sé Caro...-

-¿Recuerdas a Eduardo? ¿El tipo con el que estuviste casi todo un verano y vivía en la misma ciudad que tu? Jurabas que te había cambiado la vida pero ni siquiera se vieron después.- Los hombros de mi prima se cayeron con dramatismo, sabiendo que lo que decía era verdad. –Ese tipo y Nacho no son distintos a los otros, y mientras más rápido te des cuenta de eso, más rápido podrás seguir con tu vida, y yo con la mía. Me alegro que hayan hablado y quedado bien, me alegro que ya no lo odies como decías hacerlo, pero yo no he cambiado de opinión, así que no prima, no quiero saber de él. Ya fue, la pasé bien, fue un bonito recuerdo pero ya está.- Mi voz sonó mucho más tensa de lo que esperaba y me arrepentí de haberlo soltado así de duro, pero era necesario, más por mi que por ella. –Lo siento Sus.- Y luego me odié por usar el diminutivo que le había dado Nacho.

Por primera vez había visto a mi prima sin palabras, y podía notar como su cabeza absorbía todo lo que había dicho. Su cabeza asintió lentamente mientras apretaba los labios. Me paré de la cama y abrí la puerta para comenzar mi día, pero la voz de mi prima me detuvo.

-¿Qué hay de Chace?- Me quedé estática sin mirarla.

-¿Qué hay con él?- Le pregunté en un tono más sombrío.

-¿Qué hay con lo que quiere él?- Sus palabras se entristecieron y se tomó un tiempo en seguir hablando, debatiendo si continuar. -Quiere saber de ti, prima. Quiere saber si estás bien.- Me di la vuelta para mirarla de frente.

-Lo estoy, pero él no necesita saberlo.-

Y sin más volví a voltear. Esta vez, sin mirar atrás.

No me olvidesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora