Tras terminar su carrera Rae vuelve a su hogar para convertirse en profesora de literatura de una escuela. Pero que pasara cuando se encuentre con su pandilla y todas las personas que dejo atras, que pasara con los recuerdos.
Después de la muerte de mi padre, mamá cayó en una fuerte depresión que sustituyo con trabajo, aunque ella decía que estaba bien yo notaba lo mal que estaba, ya no sonreía, sus ojos perdieron el brillo que tenían y así paso meses, hasta que un día llego mucho más animada, suspiraba y eso me parecía extraña pasaron más meses hasta que un día se veía muy nerviosa.
-Hijo, Necesito hablar contigo - lucia muy nerviosa – dime mamá - yo desde hace unos meses yo he estado saliendo con alguien – eso me dejo en shock creí que estaba superando su muerte no que estaba con alguien más – tranquilo es solo un amigo quiere conocerte y hablar contigo, su nombre es Finn - yo no respondí solo negué y salí de la casa, camine fuera si rumbo hasta llegar a un bosque a las afueras, pero no importaba quería estar solo .
Me adentre en el bosque, camine en aquel lugar calmado hasta que llegue a lo que parecía ser un claro. Al acercarme vi que cerca del agua había un tronco y en el sentada una niña algo robusta con largos cabellos negros, me acerqué lentamente hasta que estuve frente a ella, su rostro era igual a la de un ángel con piel pálida, labios perfectos y rojizos, pueda que sea una niña para mi (aunque tenga 11) pero era hermosa.
-Hola – al escuchar mi voz se sobresaltó y abrió sus ojos - hola, ¿cómo te llamas? – yo no respondía, me perdí en esos enormes ojos verdes. Ella paso su mano por mi cara hasta que reaccioné.
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-Ian, me llamo Ian ¿tengo 11 y tú? – ella sonrió y mostró unos hermosos dientes blancos – mucho gusto Ian, soy Lizzi y tengo 8 ¿Qué haces aquí?- me miro curiosa – solo caminaba sin rumbo y termine aquí ¿y tu? - el curioso era yo ahora – me gusta estar aquí, lejos de niños tontos que me molesten, ¿eres un tonto? – Ví tristeza en sus ojos – no, no lo soy – me sonrió y yo le sonreí. Nos quedamos viendo hasta que mi teléfono sonó.
Era mamá, debe estar preocupada, vi la hora y me di cuenta que ya pasaron 4 horas desde que salí de casa.
-Debo irme- le informe – no vemos, espero verte de nuevo Ian – le sonreí - ¿Qué tan seguido vienes? - me sonrió – siempre – entonces este será nuestro lugar – le di un beso en la mejilla, vi un ligero rubor y sonreí - adiós Lizzi – adiós Ian – dijo con una sonrisa
