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Seis años después.

Mi madre estaba como loca revoloteando a mi alrededor, mientras ella echaba mil cosas a la maleta yo trataba de sacarlas despistadamente y esconderlas detrás del escritorio o debajo de mi cama. Me había olvidado por completo de comprar el vuelo con equipaje extra y tendría que limitarme a llevar una maleta y mi mochila de viaje.

—¿Estás segura de que estarás bien, viviendo allá sola?

—Mamá, sólo será por un semestre, si veo que es complicado, te prometo que regresaré.

Un cuerno.

Honestamente preferiría morirme de hambre en nuestra vieja casa en Texas en lugar de regresar a San Diego con ella y el idiota de su esposo. De hecho, estaba huyendo de él en particular. Ya no soportaba ver su cara de idiota ni intentar dormir bajo el mismo techo todas las noches. Merecía dormir mis ocho horas de corrido como la persona decente que era. Mi padre solía decir que el insomnio era únicamente para las personas que habían cometido cosas terribles en el pasado.

Una vez que convencí a mi madre de que tenía las maletas listas, me apuré en bajar las escaleras arrastrando la maleta. Mi vuelo salía dentro de tres horas y tenía un largo camino hacia el aeropuerto por delante.

—Dejaré el vehículo en el estacionamiento con el ticket dentro, la llave estará bajo el tablero, ¿de acuerdo?

Mi madre asintió no muy convencida, — porque, por supuesto, me estaba mudando al otro lado del maldito país por mi cuenta después de haber vivido por años bajo sus alas protectoras — y me dio un abrazo con más fuerza de la necesaria, casi sacándome los ojos.

—Cuídate mucho, Anne. Espero que vuelvas pronto con nosotros.

—Sabes que también puedes ir a visitarme, ¿cierto?

—Lo intentaré cielo, pero sabes que no me gusta mucho ir... no desde que fue el funeral de tu padre, es muy difícil.

—Entiendo... —Por supuesto que la entendía, mis padres se amaban y fueron separados por algo que los sobrepasaba a ambos. —Si puedes hacerlo, sabes que eres bienvenida.

Me miré por última vez en el espejo de mi habitación y una vez que estuve convencida de que había gente peor vestida en los aeropuertos, cerré mi maleta con fuerza y la bajé de la cama. Mi madre me escoltó hasta la puerta principal y me pidió por enésima vez que le avisara una vez que aterrizara en Texas.

No la culpaba.

Mi padre había fallecido hace tres años apenas y fue en un accidente aéreo, pero no fue por un fallo del avión, más bien fue un atentado terrorista. De los cien vuelos que partieron ese día, justamente le había tocado a mi padre estar en el avión contra el cual decidieron estrellarse. Qué mala suerte.

Mientras iba en camino en el auto, no podía evitar pensar que extrañaría mucho estar aquí en California y tener la playa a menos de dos horas de camino. Pero bueno, no siempre se puede obtener lo que uno quiere.

Pensaba mucho en cómo las cosas habían cambiado radicalmente en todos los aspectos de mi vida, y probablemente cambiarían aún más en cuanto llegara a Texas... o más bien, regresara ahí.

Me preguntaba que había sido de Logan en estos años. La última vez que lo había visto fue en el funeral de mi padre y después de que regresé a California solo recibí un par de cartas de su parte, su comunicación había cesado hace un par de años y no entendía el por qué. Ahora que por fin tenía una computadora y podía escribir e-mails me había dedicado arduamente a enviar mensajes a sus posibles direcciones de correo, pero no había recibido respuesta alguna.

«Forever?» {Logan Henderson} (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora