3: Que tal tu numero y un BigMac?

99.5K 4.5K 2.3K
                                    

Adicta a John :

Rehabilitación

Capítulo 3

John.

"John tenemos que irnos en una hora" Escucho a Mía decir en mi oído, pretendo no escucharla y sigo durmiendo. Unos segundos después siento una mano en mi cintura bajando a mi entre piernas mientras sus labios subían por mi cuello.

"Tenemos que irnos, se que estás despierto" Susurra en mi oído y sonrió. Paso mis brazos por su cintura pegándola a la cama y entierro mi nariz en su cuello.

"Podemos pasar unos minutos más en la cama" Le digo y sonríe pasando una mano por mi pelo.

"Tu pelo está demasiado largo, deberías cortarlo. Y no, debemos irnos John, llegaremos tarde al vuelo" Dice sus ojos luciendo cansados.

"Estás bien?" Pregunto y ella asiente, anoche apenas dormimos, tuvo un ataque de pánico cuando apagué las luces sin querer saliendo de la habitación, tarde horas en poder calmarla.

"Además quiero pasar por la tienda de zapatos en el aeropuerto! Quiero zapatos nuevos" Dice sonriendo con todos sus dientes y niego mi cabeza besando sus labios una vez más.

"Todo lo que quieras" Digo sentándome en la cama, se arrodilla detrás de mi y muerde mi oreja haciendo que mi amigo allí abajo despierte.

"Cuando lleguemos podemos hacer todo lo que quieras" Susurra y luego se para caminando al closet. "Quieres llevarte la camisa blanca de lino?"

"Si, porque no" Respondo entrando al baño dejando que el agua caliente corra desde mi cabeza hasta los pies.

No sabía como había llegado a este punto, no se porque le había pedido que se casara conmigo, luego salir de la universidad cuatro años después de salir de Carlinville ambos comenzamos a trabajar, yo en la primera compañía de arquitectura que me acepto y Mía como publicista, lo que apenas ejercía. Con el dinero de papá hace un año cree mi propia compañía la cual por alguna razón fue un éxito, no diría que soy el mejor en lo que hacía pero si me encantaba hacerlo con el dinero que hacía y el que papá había robado era suficiente como para vivir unas cuantas vidas más, este hecho había subido a la cabeza de Mía, así que cuando nos graduamos en medio de la emoción, euforia y un orgasmo le pedí que se casara conmigo, en el momento no veía porque no debía hacerlo, debía cuidarla. Mentalmente no estaba bien, no podía quedarse sola en una habitación oscura y se rehusaba a dejar la cocaina, es un milagro qué haya podido terminar la universidad.

Mamá apenas soportaba verla luego de que Lizzy la encontró hace dos años en su habitación inhalando cocaina sobre su escritorio, solo tenía 11 años. No sabía que hacer no podía dejarla y que hiciera una locura como suicidarse o contarle todo a la policía. Mi familia no soportaría otra de su parte, aparte de su locura, por alguna razón me daba pena y la quería, sabia que no la amaba como debía hacerlo, pero quería ayudarla. Ambos estamos completamente jodidos, marcados, somos perfectos uno para el otro y el sexo era como algo fuera de este mundo, no veía razón por la cual no pasar mi vida con ella.

"Estas lista?" Pregunto metiendo mis llaves en mis bolsillos. Voltea a mi desde la cocina y asiente mordiendo su sándwich.

"Aquí tienes" Dice extendiéndome uno y una vaso de jugo. Me siento comiendo el sándwich que había hecho analizándola mientras revisaba su cartera.

"Mía" Digo tragando, su vista se levanta a mi y deja de masticar. "No cargas nada, verdad?" Frunce el ceño mirándome ofendida.

Adicta a John: RehabilitaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora