Decide Continuar

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LUCAS 6:27-28

"Pero a ustedes que me escuchan les digo: Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, 28 bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan." (NVI)

Ufff! que difícil cuando nos encontrarnos con este versículo y sabemos que no lo estamos cumpliendo. ¿A quién de nosotros no nos ha dañado una persona alguna vez? ¿Quien nunca ha tenido un enemigo por "A" o "B" razón? A  lo largo de nuestra vida vamos a encontrarnos con personas a las que no vamos a agradarles, más de alguna vez tendremos problemas (y quizas muchos de ellos no hayan sido provocados por nosotros) con el tiempo y las diferentes situaciones los llegamos a considerar como "enemigos". Dios nos habla fuertemente sobre este tema en su palabra, pero personalmente, este versículo es uno de los más claros y difíciles de cumplir pero realmente efectivo para superar rencores. ¿Porqué efectivo? Te explico. Hace unos días atrás ni siquiera me imaginaba que orar por mis enemigos o por las personas que me hicieron daño iba a tener un efecto tan positivo en mi corazón a tal grado de que mis resentimientos o enojos hacia esas personas  se fueran transformando en compasión y misericordia. Lo descubrí leyendo un libro que recomiendo muchísimo a todas las chicas; "Una joven conforme al Corazón de Dios" de Elizabeth George. la escritora de este libro nos retaba a hacer un listado de peticiones e incluir a nuestros enemigos en ella, y dedicar un buen tiempo a orar, escribía que la oración nos sensibiliza y nos hace tener más amor a las demás personas y pues sí, incluidas estas. Nada más cierto que eso. Jesús sabía lo que estaba diciendo al invitarnos a orar por ellas. No importa cual haya sido la situación que pasaste con esa persona, no importa quien comenzó el problema, ni quien tiene la culpa y mucho menos el daño que te causaron. 

Yo te invito a que agarres tu libreta de notas, cuaderno, diario o donde lo sientas más cómodo y donde no se te olvide y escribas el nombre de la persona que más te ha lastimado, que afecto tu corazón, que con solo pensar en su nombre se te retuerce el estomago y lo incluyas en tu oración. De verdad que empezaras a notar como poco a poco todo lo que sientes se va suavizando y como Dios va restaurando tu corazón, ayudándote a perdonar. Recuerda que no se puede seguir avanzando en la vida si te mantienes constantemente recordando y viviendo el pasado. 

Dios te bendiga.

Tiempo con DiosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora