El fin de semana paso rápido y aburrido. Me despertaba tarde y se me iba la mañana sin que pudiera hacer nada, y por la tarde, solo acompañaba a mis padres a un paseo por la ciudad. El domingo casi tenia ganas de que fuera lunes, aunque eso jamás lo admitiría a nadie.
El lunes me desperté temprano, algo que siempre hacía para poder leer un poco antes de ir hacia el cole. Yo funcionaba como un autómata, a cierta hora me levantaba, me duchaba y desayunaba siempre a la misma hora para después tumbarme en el sofá a leer. A las ocho y media exacto me levantaba y me preparaba para salir, y a y cuarenta, siempre salía por la puerta para llegar a las nueve menos diez y entrar a las nueve. Así de lunes a viernes, sin que variara ni un segundo la rutina, creo que hasta caminaba igual de rápido todos los días para poder llegar a las nueve menos diez minutos. Tampoco me desagradaba funcionar como un robot, eso me aseguraba llegar a tiempo y daba algo de seguridad, y no parecí que el tiempo pasara.
Las tres primeras horas fueron normales, y ningún recuerdo quedo grabado en mi mente, pero si recuerdo ver el reloj, esperando que llegara la hora del patio, en la que iría a hacer el tapiz. Cuando sonó la campana cogí el bocadillo, que era de queso. Todos mis bocadillos solían ser de queso, pero no me desagradaba, me encantaba ese lácteo.
-Dais, a donde vas?- me preguntó Mars al girar hacia donde estaba el almacén
-Es lunes, voy a hacer el tapiz- conteste girándome y encogiéndome de hombros.
-Si quieres puedes escaquear, la profe ni se dará cuenta
-Ya, pero no me disgusta hacerlo, y no voy a dejar a Nics tirado con todo el trabajo.
Me gire y volví a encaminarme por el pasillo.
Al llegar al almacén, Nics ya estaba allí haciendo nudos con las cuerdas. Cuando llegué, me dirigió una sonrisa y volvió a concentrarse en su trabajo.
-Hola Nics, ya me encargo de ir cortando las cuerdas mientras me acabo e bocadillo.- le salude alegre- por cierto, como te fue la primera semana en este cole.
- No esta mal, aquí al menos se habla castellano, no como en Canadá
-Sabes ingles entonces?
-Non, estaba en la parte francesa, además, yo nunca jamás aprenderé inglés- dijo con orgullo
-nunca digas nunca jamás- canturree para molestarlo un poco
-Yo si lo digo porque estoy seguro que no lo voy a hacer, el ingles es difícil y vi un video en youtube que decía que la lengua del futuro es el español
-pero mi madre dice que el ingles es la lengua de los negocios. Pero da igual, cual es tu profe favorito?
-Emmm, el profe d música me cae bien
-por que no lo as visto enfadado, el año pasado nos dejo sin patio unas cuantas veces, además, es súper aburrido, en su clase todos nos dormimos.- dije riendo un poco
-Y cual es tu profe favorito?
-El de lengua, además, era el profe de mi hermano y soy su favorita
Pasamos así todo el patio, con anécdotas divertidas sobre el colegio, riendo sin darnos cuenta de lo poco que avanzábamos en el inmenso tapiz, o sin que nos importara no abanzar.
Después del patio había educación física, y yo iba muy contenta a esa clase, ya que seria la primera de gimnasia del año, y durante el verano había mejorado mucho en resistencia y velocidad jugando con mi hermano a basket, su deporte favorito. Muchas tardes, cuando el calor de verano disminuía un poco y mis padres no estaban en casa, cogíamos la pelota y nos íbamos a una plaza con canastas a pasar la tarde. A mi hermano se le daba genial, jugar a basket, y aunque yo era tres años y medio menor que él, nunca se dejó ganar. Iba feliz a esa clase pensando que ya no seria la peor, y que puede que en los juegos, dejara de ser la ultima, o de las ultimas opciones para ser escogida para jugar a deportes de equipo.
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Síndrome de Peeter Pan
Non-FictionSoy Daira, pero prefiero que me llamen Dais. En griego significa llena de sabiduría. Esto ya da una pista de lo friki que soy. En esta historia se narra un año de la vida de Dais, en su último año de escuela primaria, y todos los cambios que sufrir...