Cap 4: Plan fallido.

526 53 2
                                    


Uno, dos, tres, cuatro...

A medida que voy contando, más me altero por estar encerrada en este puto cuarto.

Cinco, seis, siete, ocho...

Por más que trate de tranquilizarme, no logro conseguirlo.

Nueve, diez, once...

¡A tomar por culo, necesito salir de aquí!

-¡David!.- canturreo llamándolo. Pero pasa un rato y no contesta.- ¡David, se que éstas escuchando mal nacido!.- exclamo un tanto enojada.

Casi al instante de haberlo llamado, la puerta se abre, dejando en mi campo de visión a un ojiazul con cara de pocos amigos.

-¡¿Qué quieres?!.- pregunta exasperado.

-Quitame esta jodida camisa.- señalo con mi mirada la camisa de fuerza, veo que este enarca una ceja.- Quiero salir un rato por el jardín, ¿me darías permiso?.- coloco cara de cachorro regañado.

Es la mejor forma de manipular a un hombre, se las recomiendo.

-No debería.- suspira.- Pero para que dejes de fastidiarme por un rato, te dejaré ir.- se acerca a mi y en un dos por tres me quita la puta camisa.- Que yo me entere que tratas de escapar.- me señala con su dedo índice en modo de advertencia.- Porque más nunca te dejaría salir ¿Te quedo claro?.- me da pequeños toques en el lado izquierdo de mi cabeza, me resulta molesto.

-Vale.- digo sin más nada que decir.

[...]

Es hora de escapar chavales.

Sonrío con malicia.

Ya me muero de ganas por ver a mi querido hijo, el cual se llama Christopher.

Es tan...jodidamente, adorable y hermoso.

Por cierto, es un gato, ahora mismo se encuentra con un viejo amigo, está en buenas manos.

Me encuentro justo al frente de una gran reja, que separa el Manicomio con el paisaje de Madrid, desde aquí abajo puedo ver los árboles...como extraño montarme en sus ramas y acostarme viendo como poco a poco se oculta el sol.

Tengo el 50% de probabilidades de que pueda escalar la gran muro reja y pueda pasar al otro lado, y el otro 50% pues...de que me caiga a sesenta o ochenta metros de altura y me muera inmediatamente.

Intentarlo aunque muera en el intento...pensándolo bien creo que soy demasiado joven para morir.

*Déjamelo a mí*

*Pues adelante, Arela, ya que eres tenaz y arriesgada*

*Cobarde*

>> Alex, ah abandonado tu cabeza por ahora<<

Suspiro.

-Okey, no será tan difícil ¿O si?.- me apoyo a mi misma.- Solo serán sesenta metros de altura...no es mucho.- susurro.

Veo a mi alrededor si hay alguien cerca que me éste viendo, para mi suerte esto está más solo que el desierto.

Aquí vamos.

Busco la parte más pareja de la reja para poder escalar, ya encontrada esa parte me dispongo a apoyar mi mano derecha un poco mas arriba de mi cabeza mientras que la otra está casi a la altura de mi cadera, seguidamente posiciono mi pié izquierdo un poco arriba y el otro queda aún en el piso.

Trago pesado.

Antes de que empiece a escalar con habilidad, veo que un chico corre hacia a mi pero éste no está mirando en mi dirección sino ve a las personas que lo están persiguiendo.

*Me cago en la putísima madre no joda*

Gruño tratando de volver a mi posición normal, para fingir que estaba viendo el paisaje, pero como tengo la mala suerte del mundo, mi pié izquierdo se queda atascado.

-No me jodas, esto no me tiene que estar pasando joder.- entro en pánico tratando de sacar mi pié de ahí.

Volteo de nuevo hacia donde vienen las personas en camino y siento que finalmente me liberé de la reja, antes de que pudiera quitarme de su camino, alguien choca conmigo ocasionando que los dos nos caigamos, esa persona queda encima de mí prácticamente aplastándome.

-Joder.- me quejo cerrando los ojos fuertemente por el dolor de todo  mi cuerpo.

Plan fallido, ahora a quedarme por otros largos días.

-Ostia.- escucho una voz masculina pero no es tan grave.- ¿Acaso no te podías quitar del camino, tía?.- su tono de voz refleja su enojo.

Abro lentamente los ojos mientras voy aflojando mi expresión de dolor en el rostro, cuando ya están totalmente abiertos mis ojos inmediatamente me encuentro con unos de color avellana casi llegando a verde.

-Mira quien habla.- gruño frunciendo el ceño mirándolo con rabia.- Tenías que fijarte por donde ibas chaval, pero no, como eres un menudo gilipollas solo te dedicabas a mirar hacia atrás.- espeto molesta.

-Ahora es mi culpa.- dice irónico.

¿Y éste que espera de quitarse encima de mí?, me está sofocando.

-¿Te podrías quitar?.- pregunto mientras me remuevo para que se levanta de una puta vez.

-Ajá.- apoya ambas manos a los lados de mi cabeza y con la ayuda de éstas consigue elevar la parte de arriba de su cuerpo, después acomoda sus piernas, la izquierda la deja a un lado de la mía y la derecha queda en el medio de mis muslos, de un movimiento rápido se levanta y me ofrece la mano para ayudarme.-  Solo te digo una cosa...- agarro su mano y éste jala con fuerza de mi, levantándome a tiempo record, quedamos cara a cara.- fue tú culpa de no haberte quitado.- dice serio y me suelta bruscamente.

-Lo dice el mismo tío que no se fijaba por donde iba.- me sacudo mi ropa con fuerza sin dejar de mirarlo fijamente. 

-Ajá, como digas guapa.- se sacude su cazadora y vaqueros. Él está vestido con ropa casual a diferencia de mi estoy vestida con ropa que me dieron en el manicomio, la cual es totalmente blanca y sin vida.

Odio, que me digan eso los extraños.

-Ah, por cierto. Gracias por arruinarme el plan cabrón.- digo con absoluto sarcasmo cuando veo a unos guardias y enfermeros acercarse a nosotros.


😞pรicѳpɑtɑร☺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora