Prostituta (J.C.)

11- Malos recuerdos

A la mañana siguiente me despierto sola, como siempre, miro hacia la mesa de noche que se encuentra al lado de mi cama y me encuentro con un fajo de dinero muy grande intuí que Jos lo había dejado ahí esta mañana o en la madrugada, a la hora que se haya ido, me levanté de  entre las sábanas y me dirigí hacia la ducha para tomar un baño. El agua tibia inunda y llena cada parte de mi cuerpo, me reconforta, me calma y  limpia de todo lo que ha ocurrido ayer en la noche, más las caricias de Jos se quedan en mi piel grabadas y sonrío inconscientemente al recordar sus manos y sus labios sobre mi cuerpo.

Cuando mi cuerpo está limpio apago la llave de la ducha y me envuelvo en la toalla, camino hacia mi armario y cojo algo para ponérmelo, seguido arreglo mi cabello y pongo un poco de maquillaje sobre mi cara para después contar el dinero que ha dejado Jos en la mesita de noche, en el fajo hay cerca de $4500, Aunque me sorprendo un poco la cantidad recuerdo que lo hemos hecho toda la noche y él sabe que necesito el dinero y no puedo darle servicios gratis a nadie ya que me iría muy mal, entonces me siento agradecida, porque sé que lo sabe, Pero también me pregunto a estas alturas qué imagen tiene el de mi,  si me ve bien, Si considera que soy una puta o algo por el estilo No lo sé pero tampoco quiero preguntarle ya que lo nuestro Sólo es una relación de trabajo,  entonces Amanda  interrumpe mis pensamientos entrando a mi habitación.

- Necesito que hagas algo por mí, urgente -dice algo atareada-.

-¿Qué sucede? -pregunto frunciendo el ceño-

- Necesito que recibas a las nuevas, ya sabes decirles lo que les espera, a ver que ninguna se vea patética, cuidar que no se echen a llorar o traten de escapar, Dios tu sabes como es esta mierda. -dice indiferente-

- No lo puedo hacerlo, tú sabes que eso es un tema muy delicado para mí, no puedo consigue a alguien más de seguro cualquiera lo hará, pero sabes que no puedo ver a las nuevas y no recordar lo que pasó conmigo es.. es horrible -dije espantada-

- oh vamos no ocurrirá nada malo, preséntate y diles lo que tendrán que hacer y qué no, no  hay escapatoria ya sabes cómo te recibieron a ti no es nada difícil. Si se enteran que nadie las recibió sabrán que será por mi culpa y me echarán a trabajar en la calle y sabes que odio trabajar en la esquina, nunca sabes quien te renta.

Yo suspire

- .....No puedo creer que este diciendo esto - susurré para mi misma pero al parecer ella me escuchó, una sonrisa se extendió por sus labios- esta bien.

- Gracias gracias gracias - siguió repitiendo otro par de gracias para proseguir con darme instrucciones-.

Obviamente me dijo lo que ya se, debo verme superior y no mostrar ninguna señal de lastima hacia ellas, los guardias estarán conmigo por si pasa algo (que raras veces sucede) según me dijo, se quedan encerradas y encadenadas hasta que aprenden a ser una buena prostituta y entonces se le asigna una habitación decente, dice también, que la mayoría son sacadas de la calle y una esta en mi situación, sólo un poco diferente, a mi me vendieron para conseguir dinero y a ella para salir de deudas, pero por el mismo sujeto, su padre.

Me he cambiado a una mini falda negra y una blusa de tirantes negra con lentejuelas con la espalda descubierta,is tacones negros resuenan sobre los zapatos de los dos guardias que tengo tras de mi. Caminamos hacia una puerta metálica con al menos 5 seguros y una barra metálica que respalda la seguridad de esta. Uno de ellos abre la puerta y por lo que veo tiene una llave por cada cerradura, deben de esforzarse mucho en cuidar que no escapen, abre la puerta y entró con pasos seguros, todo es oscuridad en la habitación y el pánico se apodera de mi por un momento por la familiaridad del momento, tan rápido como llegó me desice de ella y encendí la luz, los cuerpos de las chicas se acurrucaron más entre ellas.

- Arriba

Ordené pero ninguna se movió, excepto por sus cuerpos temblando del miedo que tenían.

- O se levantan o ellos lo harán. -señale a los guardias- y no serán hamables con ustedes.

Se levantaron lentamente del suelo , las entendía, más de lo que ellas piensan.

- Formen una línea - ordené, lleve mi mano a mi cintura examinándolas mientras se formaban-

Estaban levemente encogidas y con la mirada abajo, evitaban mirarme a los ojos, yo hacia lo mismo cuando llegué, al parecer me congelé o algo porque el guardia tras de mi me dio un leve empujón con su hombro, yo asentí en su dirección.

- Bien, primero que nada, ya no están en casa con sus mamis para que las protejan, no les sirve de nada llorar o ponerse "rudas", si no hacen caso a las indicaciones y se niegan recibirán un castigo - entonces la imagen mía siendo golpeada en la espalda desnuda con un cinturón me heló la sangre y sentí como perdía color- dependerá de ustedes cuanto tiempo estén encerradas, si todo marcha bien y el jefe nos da autorización, son movidas a una habitación más...cómoda, donde pueden salir y entrar cuando quieran, comen 1 vez al día, sin discusiones, por ahora estarán encerradas aquí y recibirán clases para complacer a nuestros clientes, ahora, dejen de llorar y asimilen que están aquí, porque nada ni nadie podrá sacarlas, nunca.

Una de ellas levantó la mirada hacia mi.

- ¿T-Tu estas aquí porque quieres? -preguntó con voz temblorosa-

Guarde silencio, no pensé que me hablaran, ni mucho menos que me preguntaran como llegue aquí, cuando yo llegue todas éramos mudas, nadie se atrevia a hablar o a responder algo (excepto cuando comenzaron a dar órdenes y recibí mis castigos) .

- No -conteste fría -.

- ¿Y n-no intentaste es-scapar? -dijo otra-.

- Si, pero aprendes a resignarte, porque jamás, sales de aquí a no ser que te toque prostituirse en la calle, de todas maneras regresas.

Ellas se estremecieron.

- Rodrigo, sales de comer y encierra las - di media vuelta y salí de ahí, no aguantaba estar en esa habitación, horribles recuerdos venían a mi mente y las ganas de vomitar incrementaba con cada maldito segundo dentro de ella-.

Amanda llegó a mi cuarto treinta minutos despues para saber como fue, le dije u simple >bien< pero me sentía sofocada y mareada por haber estado parada ahí.