"Dislexia" [Hijack/Frostcup] #fotograma2016

[Fourteen]

"Dudas, dudas y más dudas."

Hiccup aún le miraba desde la lejanía, algo que comenzaba a ser completamente cotidiano, la primera clase era una de las pocas que tomaba junto con Jack, lo cual era una tremenda desventaja, pues aquel chico no era de gran ayuda para prestar atención.

Todo pasaba por su mente, sentía un cosquilleo con algunos gestos que el albino hacía y sentía una patada en las bolas cada que Hans le susurraba cosas al oído. Idiota, como lo detestaba, no sólo por estar en ese momento con Jack y poder estarlo casi siempre gracias a su horario, sino porque era su culpa que se hayan llevado a Jack lejos, su culpa junto con la de su madre. Con todo eso en mente una mueca apareció en su rostro.

—¿Se encuentra bien, Haddock? —cuestiona el profesor de filosofía mirándolo como si estuviese enfermo, y lo estaba, enfermo de celos, Hiccup palidece mientras niega con la cabeza en repetidas ocasiones, sintiéndose un poco estúpido.

[...]

Eugene jamás estaba en silencio, y esa vez -cómo era de esperarse- le tenía tamaño chisme. Hiccup vira los ojos tratando de ignorar al castaño parlanchín que lo acompañaba, antes de notar a una rubia caminando en su dirección, Astrid.

—¡Hicc, hola! —la chica acelera el paso antes de plantarse frente al chico.

Hiccup siente un codazo, era Flynn motivándolo a cortar con ella de una vez, como lo habían hablado.

—H-Hola Astrid, y-yo tengo que hablar contigo —titubea, a lo que la chica lo mira un tanto taciturna—. Creo que lo nuestro últimamente no ha funcionado, era mejor solo ser muy buenos amigos que se apoyan incondicionalmente a una pareja melosa. Te aprecio más de esa manera, y te quiero, claro, pero ya no de esta forma —baja la mirada sin creerse lo que acababa de suceder—, lo siento.

La rubia está absorta en las palabras recién escuchadas, casi atrapada. Suspira y después se acomoda el flequillo.

—Me parece bien Hicc, somos mejores cómplices que novios —ríe un tanto seca—. Agradezco todos tus gestos y ehm... —muerde su labio aún mirándole—, creo que me voy.

La chica se da la vuelta y sus pasos resuenan por el pasillo, causándole una tremenda calma a Hiccup, por fin estaba libre de ataduras.

—¡Ganamos! —chilla Flynn antes revolverle el cabello amistosamente a Hiccup, para después caminar hacia la cafetería—. Yo invito los cafés, tenemos clase de ciencias, lo necesitaremos.

[...]

Jack se mira por última vez al espejo antes de salir de los baños un tanto melancólico, así se sentía desde que había salido de casa de Hiccup, se sentía extraño e incompleto. No sabía el porqué. Siempre que estaba cerca de ese castaño se sentía cómodo, como si las piezas extraviadas de su rompecabezas solo él pudiese encontrarlas. Y ése era el problema, ése era el maldito problema, él no quería depender de nadie para de nuevo recordar las cosas.

Sale rumbo al patio antes de toparse con esa mata castaña que estaba esperando.

—¿Ya nos vamos a mi casa, Jack? —su voz era reconfortante, no sólo por el hecho de que tenía una relación con hogar, sino en general. Hiccup tenía una voz que lograba tranquilizar a cualquiera, tan apacible y conocedora. Te dejaba absorto, volviéndose parte de ti. Así se sentía Jack.