"Odiabas reconocerlo, pero Jungkook se sentía bien presionado contra ti, su firme cuerpo en contraste con tus blandas curvas. Y olía bien.
Oh mierda, olía muy bien."
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Pueblo pequeño, pesadilla grande.
Esa frase volvió a tu cabeza mientras recorrías las calles, recordando la sensación del irreglular suelo de piedra bajo tus pies y el cielo despejado sin ningún edificio enorme que te recordase a la ciudad.
La sonrisa de tu madre era más radiante de lo que recordabas, mientras te rodeaba con sus brazos.
—¡Mi pequeña!
Pero tú no eras pequeña. Y odiabas que te llamasen de tal forma, pero jamás lo dijiste, claro.
Sus ojos se abrieron de manera impresionada al ver a tu acompañante y puso la misma cara de ver un milagro que habías predicho que pondría.
El engaño fluyó de forma casi natural mientras os reuníais a la mesa. Jungkook estaba sentado a tu lado y podías sentir los ojos sobre él. Las miradas de cada uno de los miembros de tu familia, encandiladas por el jovial y apuesto muchacho.
Ya podías imaginar lo que estaban pensando.
—Entonces ¿Cuándo vamos a poder verte en televisión, Jungkook?
—Oh, no es nada importante. Será un segmento en un programa de baile, de unos cinco minutos y seguro que apenas se me reconocerá...
—¿Con lo guapo que eres? Lo dudo. Destacarías hasta en una joyeria rodeado de diamantes.
Sonreiste sin apartar la mirada de tu plato de arroz, jugando a mover de lugar las verduras con tu tenedor. Había realmente poco comparado con lo que solías comer en tu apartamento, pero no querías dar ningún motivo a tu madre para que sacase el tema de tu peso o de cuánto te gustaba comer cosas no saludables.
Lo último que necesitabas era ese tipo de comentarios frente a Jeon-Perfecto-Jungkook.
Y antes de que pudieras hacer nada al respecto, llegó la pregunta estrella, de la mano de tu hermana.
—Y bueno ¿Cómo os conocisteis?
Una gota de amargo pánico se deslizó desde tu estómago hacia tu garganta. No tenías ninguna historia ficticia preparada.
—Uhm...vamos a la misma academia
Tu madre bufó, insatisfecha con tu falta de detalle.
—Jamás ha sido buena contando anécdotas ¿Qué hay de ti, Jungkook?
Observaste a tu madre volver su mirada hacia él y te obligaste a tragar el agrio sabor de los celos que comenzaron a burbujear en tu interior por la forma en la que toda tu familia parecía estar más emocionada por la presencia de Jungkook que por la tuya.
Tus mejillas se tiñeron de un disimulado rojo y volviste a tu arroz.
Fue entonces cuando la voz de Jungkook atrajo de nuevo tu atención.
—A principios de año se celebró la anual carrera benéfica de la escuela de arte. Es un evento en el que se recauda dinero para el hospital infantil regional.
Oh, podías recordarlo. Aunque era una enorme mentira, jamás hablasteis en aquel evento.
Lo que ocurrió en la realidad fue que tú miraste como Jeon Jungkook se alzaba como vencedor de los 400 metros lisos entre aplausos, halagos y medallas mientras tú...