Habían pasado diez días desde que besaste a Jungkook en aquel pasillo de hospital y tu vida parecía haber cambiado completamente.
Las rosas que él sostenía nerviosamente aquella noche ahora reposaban en el jarrón de cristal sobre la mesa del comedor de tu apartamento.
Tu madre te dio un abrazo tan fuerte que tuviste que quejarte, aún dolorida.
—¿Seguro que estarás bien, cariño?—Dijo angustiada mientras te soltaba a duras y penas.
—Mamá, me han dado el alta del hospital por un motivo. Estoy bien.—El sonido de un claxon interrumpió tus palabras y viste a tu madre rodar los ojos por la impaciencia de tu padre.
Reíste. Por algún motivo, parecías radiante, aunque apenas pudieses caminar sin usar una muleta.
Tu madre se mordió el labio inferior, era un gesto muy propio de ella cuando quería decir algo y no estaba segura.
—Suéltalo, mamá.
—Uhmm...no, no es nada, sólo estaba pensando...Jungkook nos llevará a la estación ¿cierto?—Asentiste con la cabeza y ella continuó —Sólo me preguntaba...sé lo que dijiste la noche del accidente, pero vosotros dos...
La puerta se abrió de repente y Jungkook entró, saludando con una hermosa sonrisa antes de cargar con las maletas de tu madre.
—Te llamaré pronto, mamá— Viste como fruncía el entrecejo, fastidiada por que no le contases nada al respecto.—Mamá...—La llamaste antes de que terminase de salir por la puerta con Jungkook. Ambos se giraron y tú sonreíste —Te quiero.
No habían pasado ni cinco minutos cuando unos golpes en la puerta se escucharon por la estancia. Seguramente era Jungkook volviendo por algo que tu madre se había olvidado.
Tu sorpresa no podía ser mayor al ver al visitante.
—¿Taehyung?
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El chico torció una sonrisa incómoda, jugando con las mangas de su jersey como un gesto nervioso. En sus ojos veías reflejada la culpa y la vergüenza. No se parecía en absoluto al chico de la otra noche y una parte de ti sintió una extraña empatía por él.
—Hey, sólo quería...disculparme. Siento haber sido un desgraciado contigo la otra noche. Estaba enfadado con Jungkook pero no debí haberte involucrado. Debes pensar que soy un cretino. Todo el mundo lo piensa al fin y al cabo.
Se rascó la parte de atrás de la cabeza, haciendo una mueca.
—Todos tenemos malos días, Taehyung.— Contestaste, sin sonar en absoluto enfadada. Taehyung pareció sorprendido por tu reacción y eso te enterneció más aún. Habías escuchado sobre Taehyung en la escuela de arte. El chico con talento pero mala reputación que abandonó su formación a mitad de año sin más justificación que su capricho, pero te negaste a creer lo que los demás decían, porque en el fondo, sabías que nadie era tal y como la sociedad decidía pintarlo.
Te hiciste a un lado, dejándole vía libre para pasar adentro.
—Sólo aceptaré tus disculpas si me haces compañía mientras preparo un té.
Taehyung sonrió y fue una sonrisa hermosa y clara como la de un niño feliz. Sin embargo, veías mucho dolor en sus ojos y deseaste poder hacer algo por ayudarle pero sólo eras una desconocida.
