Flashback: Marzo, 2016.
El pabellón deportivo era un hervidero de estudiantes ansiosos, animadoras y familiares y amigos de los participantes. La administración de la escuela de arte de Busan había hecho todo lo posible porque aquel evento benéfico brillase por su solidaridad con los niños del hospital regional. Para ello, habían organizado una carrera benéfica,cuyas ganancias irían enteramente para aquellos jóvenes que luchaban contra la enfermedad. Todos los departamentos y estudiantes se habían involucrado. La idea de la carrera había sido todo un éxito, por la cantidad de patrocinadores que habían conseguido reunir, lo que se traducía en una interesante suma de dinero para el hospital.
Los muchachos de la escuela de baile habían arrasado con su idea de una carrera benéfica, sin embargo, otras ideas menos fructuosas habían muerto en el proceso.
Ideas como la tuya.
Pero a ti te daba igual.
Te daba igual que no te hubiesen dado más espacio para pintar que aquel rincón de los vestuarios, donde el olor a sudor y calcetines te hacía arrugar la nariz de vez en cuando, con desagrado.
El director de vuestro departamento os había comunicado aquella mañana que no os iban a facilitar un espacio donde crear talleres artísticos, tus compañeros recogieron sus cosas y se fueron indignados.
Pero tú te quedaste.
Te quedaste porque no te importaba que se creyeran mejor que tú, no te importaban las risas de aquellos que pasaban mirándote pintar en medio de un vestuario.
No te importaba que nadie apreciara tus esfuerzos por ayudar a los niños del hospital.
No te importaba recibir sólo burla mientras el estadio entero gritaba con una sola voz las mismas dos palabras, vitoreando una y otra vez en honor al vencedor.
Una y otra vez.
"Jeon Jungkook"
"Jeon Jungkook"
"Jeon Jungkook"
Terminaste de retocar la pintura y sonreíste ampliamente al imaginar la cara del pequeño cuando viese aquel hermoso cuadro de aguas cristalinas. Durante tu primera visita al hospital, DaeJung te había confesado que su animal favorito eran las tortugas de agua, así que habías pintado aquel cuadro específicamente para él.
Mientras dejabas que el cuadro se seque, saliste del asfixiante vestuario para tomar algo de aire, aunque el pabellón no era mucho mejor.
Escuchaste una familiar y entusiasmada voz gritando tu nombre. Hoseok se acercaba a ti radiante y sudoroso, con una felpa blanca apartando el castaño cabello de caer en su rostro.
— ¿Me has visto correr?
— Ehm...no, lo siento. Estaba adentro pintando y perdí la noción del tiempo.
— Mejor entonces, sólo habrías visto como pierdo humillado—Bromeó, sonriendo ante tu expresión de alivio.—No me puedo imaginar quién habrá ganado.—Dijiste, rodando los ojos con sarcasmo, pero Hoseok no respondió a la broma.
—Ya...ehm, por cierto ¿Quieres venir a tomar algo con nosotros?
Frunciste el ceño. ¿A qué se refería con "nosotros"? Hoseok era tu amigo, pero no tenías mucho en común con sus compañeros de la escuela de baile, por motivos obvios. Tus ojos viajaron al grupo que esperaba por Hoseok para irse a celebrar la victoria.