Capítulo 3

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Ya una vez en el coche, mi padre nos llevó directo a una plaza. Hace mucho que no salía de compras, espero aún reconocer las calles y no perderme.

—_____, ¿Qué tal te fue en estos años sin nosotros? ¿Hiciste amigos?— Mi madre ajustó el espejo retrovisor para verme por el reflejo y sonreírme ampliamente.

—¿Eh? ¡Bien! Conocí a tantas personas, son tan buenos amigos... Uno de ellos, de hecho, patina también... Espero volverlos a ver.— Le sonreí al espejo de vuelta, haciendo que mi mamá lo notara y me diera, de nuevo, una sonrisa antes de decirle a mi papá el camino que debería de ser mejor para llegar a nuestro destino.

—¿Amigos?

—Mh...¿Si? ¿Qué tiene?— Lo miré con preocupación hasta que entendí a lo que se refería. —¿Estás celoso, acaso?— Entrecerré los ojos y apreté la boca, creando una mirada complice, esperando que los celos lo cegaran por un segundo.

—¿C-Celoso? ¿Yo? Ja Ja. No empieces, solo quiero saber quién fue la pobre alma en pena que estuvo soportándote todos estos años.

Alcé una ceja incrédula, sonriendo con cinismo.—¿Te tranquiliza el hecho de que también son patinadores como tú?

—¿Quienes son? Quiero nombres.

—¿Te han dicho que eres muy terco cuando quieres?— Solté una risa nasal mientras lo veía rodar los ojos.

—Solo responde a mi pregunta, idiota.

—En primera, no soy idiota, estoy cien por ciento segura de que soy más inteligente que tú, en segunda, el chico se llama Yūri... Como tú, solo que su nombre se pronuncia como si fuera una doble “u”.

—Oh, el imbécil que llora en los baños... Comprendo.

—¡Yuri! ¡No es imbécil! Sólo... Estaba mal en ese momento, sentía la presión de la vida en un nivel extremo y desarrolló un problema alimenticio, no paraba de comer.

—¿De que se alimentaba? ¿De lágrimas en un retrete?

—Obviamente de comida, ¿Tú de qué te alimentas? ¿De cosas con estilo y felinos en todos los tamaños?

Yuri volteó a verme con mala cara, haciendome una doble seña con las manos.

—¿Acaso te volviste defensora de débiles llorones? Japón te volvió muy sensible.

Rodé los ojos y me crucé de brazos. —Por favor, cállate.

MI DULCE TSUNDERE [Yuri Plisetsky x Reader] (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora