Noveno capítulo; TaeHyung

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¿Por qué no puedo ser feliz con él?




La clase de Historia era demasiado aburrida para éste punto del año. Había comenzado a hacer calor y, estando ya a comienzos de Noviembre, las materias se volvían pesadas. Debían cerrar notas trimestrales corriendo, daban tres temas en una semana, tanto los profesores como los alumnos parecían estar a punto de explotar por el estrés.

Yo no era la excepción.

Si bien la clase de Historia era aburrida, estoy seguro que no pasaré la clase de gimnasia intacto. Además Ciudadanía me estaba volviendo loco, ¿Y Dibujo? ¡Tenía que entregar como cinco dibujos!

Definitivamente el colegio es una condena. Buena, me da una salida laboral, pero condena al fin.

– ¿Tae?

Levanté la vista de mi libro de apuntes, grandes ojeras posicionadas sobre mis ojos.

– ¿No deberías dormir, bebé?

Una pequeña sonrisa se posó en mis labios al escuchar el dulce apodo que me había colocado mi novio, YoonGi. Negué levemente con la cabeza, acomodando mi cabello. Salíamos hace mes y medio ya, y pasábamos la mayor parte del tiempo o en su casa, o en su florería. Ahora, estábamos en su departamento.

YoonGi se dejó caer en el sillón luego de haber apoyado una bandeja sobre la mesa ratona que tenía. En la bandeja había dos tazas con lo que suponía era café, y en un plato algunas galletas. Dejé mi lapicera sobre mi cuaderno de apuntes, estirando mi mano para tomar una de las tazas dándole un sorbo rápido.

– Mhm, necesitaba esto.

Por el rabillo del ojo, fui capaz de ver a YoonGi sonreír. Se acercó a mi, dejando leves caricias en mi espalda.

No estoy del todo seguro de cómo me había convencido, pero mis libros estaban todos cerrados y en el piso, mientras que nosotros estábamos recostados sobre el sillón mirando la televisión. Los cafés se habían acabado hace rato ya, al igual que las galletas.

– Necesitarías relajarte Tae, tienes muchos nudos.

Levanté una ceja, riendo por lo bajo.

– Hazme masajes, venga. – Yo bromeaba, peor YoonGi sonrió y me indicó que me sentase en el piso. – Ah, vale, si tú lo dices. . .

No pude evitar reír por lo bajo, aquella situación se me hizo un tanto graciosa.

Las manos de YoonGi eran milagrosas, realmente lo eran. Sus finos dedos masajeaban mis contracturas con fuerza, logrando que algún que otro gemido de dolor saliese de mis labios. La sensación era realmente placentera, no pensaba mentir.

– ¿Mejor?

El aliento de YoonGi chocó contra mi oreja, generando que todo mi cuerpo se sacudiera. Su voz era ronca, pero al mismo tiempo suave y aterciopelada. Me giré un poco, al tiempo que asentía levemente. Nuestros labios casi se tocaban, pero nosotros estábamos muy ocupados mirándonos el uno al otro.

Al final el que rompió la distancia fui yo.

A pesar de haber estado saliendo hace mes y medio, no nos habíamos besado realmente. Sus labios pasaban generalmente por mi cuello, mejilla y nuca, y los míos por sus manos, mandíbula y mejillas. Pero, labios contra labios, no.

O al menos, hasta ése momento.

Giré mi cuerpo por completo, tomando las mejillas de YoonGi con mis manos, sintiendo cómo las suyas se aferraban a mi cuello. Nuestros labios se movían en sincronía, como si estuviesen hechos el uno para el otro.

❝The flower boy❞  ➞myg + kth ✰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora