Mila Stewart es una alfa mafiosa más poderosas de todo América, viendo que llegan 8 mafias nuevas poderosas decide darles una bienvenida, ofreciéndoles algo que muchos se sorprendieron, a su nieto y el poder absoluto.
Quien lo hiciera suyo primero y...
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Todo parecía ir bien, todos los días tomar una taza de café con Masha y cortando rosas del jardín era mi rutina diaria.
Masha es una cantante de jazz en un bar muy caro que ahí es donde los criminales más importantes se reunían. Tanto traficantes de drogas como gangsters se quedaban viendo la hermosura y sensualidad de la mujer en el escenario. Alfas de diversas familias de la mafia siempre van a los bares a verla para hacer negocios donde ellos no pueden participar, un ejemplo sería para asesinar.
Masha cada noche iba al bar para obtener más dinero de lo que obtenía en vender drogas, ella era la mano derecha de uno de los mafiosos importantes, Dalver Maxwell un alfa de origen canadiense, él me mantenía al tanto de Dannie. Dalver era muy caballero y muy lindo como para ser un mafioso.
- ¡Eidan! - me encontraba en el jardín trasero con el mayordomo alfa, Erick que ya era mi amigo y mirando como entraba Masha con Dalver me levante del pasto y acomodando mis ropas camine hacia ellos con una sonrisa.
- Hola Dalver.
- Hola pequeño, ¿que haciendo?.- tomó mi mano para el saludo y con una sonrisa seductora beso mi mano, mis mejillas no tardaron en ponerse rojas, ya que había liberado unas cuantas feromonas, Aceves odio que Masha sea beta por qué no sabe la provocación que me está haciendo pasar en este momento. Miro hacia el mayordomo y sonriendo encantadora mente fijó su mirada nuevamente a mí.- Cortando flores... ¿Sabes que estaría mejor?- se acerco mas a mi y susurrando en mi oído dijo.- Tenerte en mi cama contando las estrellas que te puedo dar.
Mi cara no podía más, sentía que explotaría en cualquier momento, mirando a Masha tímidamente ella simplemente sonrió maliciosa. Agarró el cuello de este y apretando ligeramente dijo con tranquilidad. Reí ante aquella escena.
- Pequeño diablillo, deja en paz a mi bonito omega, solo yo puedo tocarlo y mimarlo.- soltó el cuello de este y tocando mi rostro sonrió.- Eidan, Dalver se ofreció para ofrecerte protección, irás a ver a tus padres.- mis ojos brillaron al escuchar eso.
El plan era ir con mis padres para irnos del país e irnos para siempre, los tres juntos. Después de lo que me ocurrió decidieron regresar, no sé cómo me siento respecto a eso pero en una parte de mi se siente feliz. Sin embargo, hay algo que no me deja estar tranquilo. Dannie.
Mire a Dalver y sonreí ligeramente agradeciéndole con mis mejillas aún rojas.
- Gracias Dalver, me has ayudado mucho en estos últimas semanas.
- A-ah... Bien este.- Dalver desvío la mirada y mirando a Masha quien estaba cruzada de brazos sonrió.- Eidan vámonos, no quiero que la bruja de Masha me castre por verte de otra manera.
