Capítulo 4.

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La noche transcurría de forma lenta, para Gaster, tal vez demasiado, no podía dejar de pensar en un solo monstruo, más específicamente esqueleto. Era tonto, ¿cómo era que no podía sacarse a ese chico de la cabeza? Bueno, tal vez era porque estaba arriba, en su cama, durmiendo plácidamente, sin ninguna oportunidad de defenderse en caso de que alguien intentara...

-No.- dijo para si mismo mientras cubría su rostro con sus manos.

Un científico de su clase no podía pensar en esas cosas, ¿qué dirían de él? no quiso pensar más en eso y se dispuso a dormir nuevamente.

Después, cuando por fin era de mañana, Sans, despertó en un lugar que obviamente no era su casa, no recordaba cómo llegó ahí; lleno de curiosidad, bajó las escaleras para llegar a la sala, ahí pudo ver a Gaster completamente dormido en el sillón.

-Esta debe ser su casa..- susurró para si mismo.

Contempló un poco más todo lo que había a su alrededor, no era una casa muy grande pero estaba muy bien decorada, muy simple, quizás, pero para Sans era una casa linda.

Viendo que muy probablemente su jefe no despertaría si no hasta de un buen rato, buscó una hoja de papel y un bolígrafo para dejarle una nota, debía irse, él tenía un hermano a quien cuidar, por suerte le había pedido a Grillby que lo cuidara mientras trabajaba.

Una vez terminó su corto mensaje, salió de la casa para dirigirse al lugar donde se encontraría su hermano, en Snowdin, Sans le había dejado las llaves de su casa a Grillby, de esa forma, él podía quedarse con su hermano menor.

Sans se apresuró hasta llegar a dicho lugar, corrió a todo lo que le dieran sus piernas, para su desfortuna había olvidado que él podía tele-transportarse a donde quisiera, pero, simplemente no lo recordó, estaba algo ansioso por saber cómo estaba su hermano.

Cuando se encontró fuera de dicha casa, abrió la puerta, entró mirando a todos lados y en el sillón, en frente de la televisión, vio a su amigo y a su hermano durmiendo tranquilamente.

Suspiró sintiéndose más tranquilo, volvió a observar el resto de la casa y notó que estaba hecha un desastre, no esperaba menos, Papyrus aún era muy pequeño, era comprensible que solo pensara en jugar.

Al ver que todo estaba en orden, buscó un pedazo de papel y un bolígrafo para escribir una nota donde le explicaría a Grillby el por qué de su ausencia a noche, además, no podía quedarse ahora, tenía que ir a trabajar.

Cuando terminó de escribir esta otra nota, salió nuevamente de su casa para dirigirse al trabajo.

Una vez en el laboratorio, fue recibido por Alphys, quien le indicó donde se encontraba Gaster. Sin preocuparse por nada más, se encaminó donde estaba Gaster.

-Buenos días.- saludó Sans al mayor.

Como Gaster se encontraba sumido en sus pensamientos, el saludo de Sans le espantó, se giró de forma inmediata y al percatarse que se trataba de su subordinado, simplemente sonrió.

-Buenos días, Sans.- correspondió de forma amable.

No sabía cómo... o siquiera el por qué, pero el haber pasado esa noche con Sans en su casa... le había hecho encariñarse con él, lo miraba con ternura... con protección... tal vez incluso... con amor...

Pero las cosas se darían más adelante... por el momento, Gaster, tenía muy en claro que el menor solo lo veía como un tutor, o eso piensa, pero bueno, de cualquier forma, haría lo que fuese necesario para que su aprendiz llegase a amarlo.

El día transcurrió de la misma forma que ayer... siguiendo con lo mismo, buscar una forma para que las almas pudieran sacar aquel componente que las hacía distintas de las de un monstruo cualquiera.

El ambiente era tan estresante, tan pesado, que Sans simplemente no pudo soportarlo más, ya no podía, quería hablar, tener una conversación con Gaster... quería.... llamar su atención, por lo que se decidió a hacer una de sus características bromas.

-¿Frustrado?.- preguntó Sans al mayor.

Gaster solo alzó la mirada, con eso esperaba que su respuesta fuera más que obvia.

-Piensa como un protón.- Sonrió.

-¿Eh..?.- Gaster no logró entender el comentario.

-Mantente positivo.- su sonrisa se expandió aún más.

Gaster recordó en ese momento que la carga de un protón es siempre positiva a lo que empezó a reírse como hace un buen tiempo no lo hacía. Sans, al sentirse más tranquilo por la risa del contrario, comenzó a reírse el también.

Ambos seguían riendo, ignorando por completo que alguien los vigilaba desde la puerta.

-Estoy feliz de verlo reír de nuevo, Gaster.- sonrió para si misma.

Alphys solo podía pensar... que la llegada de ese nuevo ayudante le haría mucho bien a su superior y amigo, Gaster.

Y, aunque ninguno de los dos conoce los sentimientos del contrario sobre ellos, ambos estaban decididos a enamorarse entre si.

Insomnia cómic: La ciencia del Amor. Gaster x SansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora