Las cosas no podían aparecer de la nada, eso era lo que Nako siempre había creído. Pero ahora, bajo la luz pálida de la luna, dudaba de todo. Quizás... quizás si regresaba a ese lugar, los recuerdos la alcanzarían, como una niebla dispersa que finalmente se reunía.
No había marcha atrás, ya lo había decidido. El impulso era demasiado fuerte para ignorarlo.
Sin cambiarse de ropa, aún con el aikido gi que usaba para dormir, salió por la ventana de su habitación con la misma destreza que había practicado tantas veces. El aire frío de la noche la abrazó al instante, pero ella apenas lo sintió. Sus pies descalzos rozaban el suelo con suavidad, pero no había miedo en sus pasos, solo urgencia. Corría por las calles de Konoha, donde las luces apenas iluminaban el vacío, como si la ciudad misma estuviera sumida en un sueño. Solo el eco de sus pisadas la acompañaba.
Cuando llegó cerca de la entrada, sus ojos se clavaron en los dos ninjas que vigilaban la puerta principal. Por un instante, la duda la rozó, casi suficiente para hacerla retroceder. Pero había algo más, una fuerza inexplicable que la empujaba hacia adelante. Debía llegar a ese lago. Lo necesitaba, como quien busca aire tras sumergirse demasiado tiempo bajo el agua.
Sin perder tiempo, una idea se formó en su mente.
Juntó chakra en sus pies, canalizando la energía con la precisión que tanto le habían inculcado los instructores Hyuga. Agradecía esos duros entrenamientos, incluso si esta no era la situación en la que deberían aplicarse. Con pasos largos y silenciosos, escaló hasta sobrepasar el muro, desapareciendo entre los arbustos con una elegancia casi fantasmal. Activó su Byakugan para asegurarse de que no hubiera más guardias, y al confirmar que el camino estaba despejado, se deslizó entre las sombras hasta el lugar que su sueño había señalado.
El lago.
La vista la dejó sin aliento. El agua brillaba bajo la luz de la luna, y los grillos llenaban el aire con su melodía nocturna. Era un susurro constante, un recordatorio de que la vida seguía su curso, aunque ella se sentía atrapada entre dos mundos: el de los recuerdos y el de la realidad.
El pasado la envolvía.
Veía, en su mente, la figura de su padre. Lo recordaba llevándola sobre sus hombros, caminando por la misma orilla que ahora sus pies tocaban. Las imágenes eran difusas, fragmentos de algo perdido, pero lo que sí podía ver con claridad era la expresión en su rostro, su sonrisa amplia, su alegría sincera mientras le enseñaba cómo jugar con el agua. El control del chakra, la paciencia.
Una sonrisa suave se formó en los labios de Nako mientras mojaba sus pies en el agua fría, remangando sus pantalones hasta las rodillas. La nostalgia le apretaba el pecho. No podía recordar cada palabra, cada sonido, pero la sensación estaba ahí, viva, palpitante. Si todo aquello era real, entonces, también lo era la amistad que alguna vez había creído compartir con Neji.
—Como si esas cosas pasaran... —murmuró para sí, casi riéndose de la ironía.
El contacto con el agua parecía activar algo en su mente. La voz de su padre volvió, suave, pero firme:
—Ten paciencia. —Le había dicho—. El control de chakra es clave para dominar los elementos.
Por un momento, todo se detuvo. El dolor en su cabeza comenzó a crecer, como si algo estuviera forzando su salida, empujando esos recuerdos a la superficie. Pero, en lugar de dejarse vencer, continuó avanzando por el agua, dejándose llevar por la corriente interna de su propio pasado.
Y entonces, lo vio.
A lo lejos, una figura.
Se detuvo en seco. Sus ojos, alerta, enfocaron al extraño que estaba a lo lejos, de pie junto al agua. Por un segundo que pareció eterno, ninguno de los dos se movió. Ambos se observaron, congelados en la sorpresa de aquel encuentro inesperado. La luna bañaba la escena con una luz fantasmal.
Nako levantó las manos, lentamente, mostrando sus palmas en un gesto de paz. Pero, en cuanto lo hizo, la figura desapareció. Como un susurro arrastrado por el viento, se sumergió en el río y se desvaneció bajo el agua con una rapidez casi irreal.
—¿Qué... qué acaba de pasar? —murmuró, su voz temblando con incredulidad.
Dio un paso atrás, el terror comenzando a invadirla. Sus pies temblaron cuando el agua fría rozó su piel. Activó su Byakugan con un instinto de defensa, buscando alguna señal de vida a su alrededor. Pero... no había nada. No podía sentir a nadie. Solo el eco de su propia respiración y el latido acelerado de su corazón.
A su alrededor, no había nadie. Ninguna presencia humana por kilómetros.
Un escalofrío recorrió su espalda, helándola desde la nuca hasta los pies. Algo extraño, algo inexplicable había ocurrido, y aunque intentara encontrarle sentido, sabía que esta noche, bajo la luz de la luna y el reflejo del lago, estaba completamente sola.
29/03/17
-CallMeMirai-[Corregido: 03/08/2020 ]
-Hyuga-
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[1] LUNA || Neji Hyūga
Fanfiction«Presente, pero oculto y solo para aquellos que sepan apreciar su cercanía y lejanía» ENEMIES TO LOVERS ‡Personajes de Naruto: Masashi Kishimoto. Comenzado: 22 de Enero de 2017 Terminada: 27 de Mayo de 2017 Correcciones de ortografía: -23 de diciem...