[1] LUNA || Neji Hyūga

Capitulo 9

Los días pasaron con la rapidez de un suspiro, y Nako encontró un equilibrio en su vida para no despertar las sospechas de su madre. La noche envolvía la casa con su manto sereno y, después de una ducha refrescante, madre e hija se acomodaron en la cama, la luz de la luna filtrándose suavemente por la ventana.

— ¿Mi papá era solo elemento agua? —preguntó Nako, rompiendo el silencio con curiosidad.

— Sí, es normal que en el clan seamos elemento viento, pero puede haber excepciones como tu padre —respondió Hayami con un tono nostálgico.

— Que tu ascendencia sea elemento viento no te garantiza serlo también —comentó Nako, recordando las palabras de Ryu. Hayami asintió con un gesto pensativo.

— De todas formas, él era muy bueno en lo que hacía, siempre esforzándose para ser el mejor. Era muy extrovertido y carismático, amigo de todos. Incluso en el clan tenía una buena reputación por su carisma —dijo Hayami, sonriendo con cariño mientras evocaba los recuerdos de su difunto esposo. Su amor por él parecía inmutable.

— Eso es raro —dijo Nako, mirando a su madre con un destello de sorpresa—. Los Hyuga no son precisamente conocidos por su calidez.

— Lo sé. ¿Por qué crees que me casé con él? Un hombre leal a sus principios, aunque eso le costara la vida. Estoy segura de que él murió con orgullo —Hayami apretó suavemente el cachete de Nako, quien se quejó de dolor.

— ¿No te sientes... sola sin él? —preguntó Nako, con un toque de inquietud.

— ¿Sola? Al principio fue difícil aceptarlo, pero debía continuar por la hermosa bebé que tenemos —dijo Hayami, su voz cargada de ternura—. Y si te tengo a ti, eso es lo único que me basta. Tú eres muy importante para mí. ¿Lo sabes?

— Siempre me lo dices —respondió Nako, sonriendo a medias mientras miraba hacia abajo, recordando vagamente a su padre y su rostro siempre alegre.

A la mañana siguiente, el sol brillaba sobre Konoha, y el aire estaba cargado con la intensidad de los entrenamientos. Neji y Hinata se enfrentaban en combate bajo la atenta mirada de Hiashi, y Hayami se acercó para observar.

— Neji es increíble —le susurró a Nako, quien frunció el ceño—. No seas envidiosa.

— Sé reconocer cuando alguien es bueno en lo que hace —dijo Nako, dándose la vuelta para evitar el contacto visual con el Hyuga. Sus palabras eran un susurro cargado de desdén—. Y sí, Neji es un prodigio.

Aunque Nako guardaba un rencor profundo, no quería compartirlo con su madre. Sabía que Hayami podría sugerir hablar con Neji, algo que no deseaba en absoluto. Su orgullo aún estaba herido, y la conversación se mantenía en silencio, cargada de emociones no expresadas.

La tarde transcurrió de manera apacible, entre charlas y compras por la aldea, lo suficiente para que Nako olvidara por un momento sus preocupaciones. Al llegar la noche, se despidió de su madre y se aventuró más allá de los límites de Konoha.

— ¿Practicaste? —fue lo primero que preguntó Ryu cuando llegó. Nako asintió con determinación.

— Comencemos con el primer ninjutsu que te enseñé.

— Mizu bunshin no jutsu [Jutsu: Clon de agua] —Nako hizo las posiciones de manos correspondientes y apareció un clon de agua a su lado.

— Haz otro —ordenó Ryu, observando cómo el número de clones se duplicaba. Nako logró crear tres—. ¿Ese es tu límite?

— Puedo hacer hasta cinco —confesó, aunque no deseaba llegar a ese punto por el agotamiento que suponía.

— Con tres de ti estamos bien —dijo Ryu, creando tres clones de agua adicionales—. ¿Cuál fue la segunda técnica que te enseñé?