Milla dos: Dos mundos: Kilómetros por hora

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Cada vez que Hannah Montana tenía un éxito, la vida se hacía más rápida para mí y el resto de mi familia. Solía ocurrir si sólo tenía una hora para comprar en el centro comercial de Nashville o algo parecido, me sentía agobiada. ¿Cómo se supone que iba a encontrar los vaqueros perfectos en un tiempo tan restringido? Ahora sé cuánto puedo conseguir en una hora. Puedo dar una entrevista. Puedo escribir una canción. Puedo aprender caligrafía. Puedo llegar al nivel difícil de Guitar Hero. Una hora libre es un montón de tiempo que puedo dedicar a mí misma. Es un lujo. Empiezas a respetar el tiempo un montón cuando la gente está constantemente quitándotelo y tienes que decidir que vas a hacer con él.

Por otra parte, odio estar tan concienciada del paso del tiempo. Intento no sentirme como si estuviera en un reloj. Si me estoy vistiendo para el día, me intento asegurar de que estoy cómoda. Me esfuerzo por conseguir un alto nivel de confort. Siempre me pruebo un montón de trajes antes de escoger el que me voy a poner definitivamente. Mi madre es sosegada también, pero desde que nuestra vida se ha llenado de citas importantes, quiere llegar siempre a tiempo. Cuando empieza a decir” Vas a llegar tarde y me vas a hacer llegar tarde. Vamos a coger un atasco”, yo dijo “entonces, no me lleves. No iremos. O encontraré alguien que me lleve”. No veo ningún problema en volverse loco. No puedo ir al pasado, dar marcha atrás y hacer que no lleguemos tarde. Si llegamos tarde, llegamos tarde. Mi madre aún no lo ve de esa manera.

Sólo hay algunas horas en las que no estoy en plató grabando la serie. Hago lo que puedo para relajarme. Juego al Guitar Hero (casi he convencido a mis padres que cuenta como trabajo si eres un músico profesional. Eso es lo que siempre les digo: “Soy una música profesional, necesito este videojuego”. Me relajo con mis compañeros de grabación durante el almuerzo. Cuando volvía a Tennessee, solía hacer planes con mis amigos después del colegio (en los días que no tenía el club de animadoras). Ahora hago todo lo que puedo para mantener las horas de después del trabajo libres y así poder salir con mi hermano y mi hermana pequeña, montar en bici alrededor del vecindario o simplemente estar en casa. Cosas que pueda hacer sin necesidad de citas o estar constantemente mirando el reloj.

Mucho en nuestras vidas está programado. Es ve, ve, ve, ve… ¡no! Tenemos que decir que no a veces. Eso puede ser difícil para mí-adivinar que es a lo que tengo que decir que no. Todo suena importante. Todo suena divertido. Pero mis padres están siempre recordándome que no tengo que potenciar cada una de las oportunidades que surgen. Mi padre es el poético de la casa. Me dice que sea realista. Que siga mi destino. Y me recuerda que bajar de la montaña es más difícil que escalarla. Mi madre es la práctica. Es la única que se quiere asegurar de que tengo infancia. La única que se asegura de que ayude en casa y que aún me quede tiempo libre para salir. No me puedo imaginar cómo sería tener padres que debería subir más y más por dinero, fama y popularidad. Definitivamente me volvería loca. La verdad es que estar en lo más alto- la más famosa, más rica o más exitosa-no es mi meta. No tengo que estar en lo más alto. No quiero estar siempre en el carril rápido. Me he dado cuenta de que tengo mucha suerte de tener tantas experiencias a mis cortos 16 años. Pero también me he dado cuenta de que si no tengo cuidado perderé toda experiencia que tiene una chica normal de 16 años. Y con la locura, las cosas de los chicos de de 16 años son la que ansío.

Eclesiastés 4:6

Más vale un puño lleno con descanso,

 que ambos puños llenos con trabajo

 y aflicción de espíritu.

Cuando se reduce a eso, mi familia lo pone muy fácil a la hora de mantener mis pies en la tierra y acordarme de donde vengo y quien soy de verdad.

Mammie viene siempre a trabajar todos los días conmigo. Es la mujer más alucínate del mundo. Nunca la he escuchado diciendo palabrotas. Nunca la he visto volverse loca. Vive cada día contando sus bendiciones. Si pudiera, haría a Mammie santa. Es mi segunda madre y siempre está ahí para mantener mis pies en la tierra incluso cuando mi cabeza está en las nubes.

Sé que es muy difícil de creer, pero todo lo que somos es familia y tradición. No importa lo ocupados que estemos o lo que el día tenga previsto, a mi padre le gusta hacerme Ovaltine por las mañanas. Lo ha estado haciendo desde que era pequeña y es un perfeccionista.

Primero echa los polvos en un vaso largo. Entonces vierte la leche. Después lo remueve y le da un lento y cuidadoso sorbo. Si no hay una exacta proporción de polvos en la leche, dirá:” No, esto no está bien” Estoy segura de que sabe bien y lo intento detener, pero él dice,” no, no lo quiero hacer bien” Después tira el vaso de chocolate con leche al fregadero y lo empieza a hacer de nuevo. Cuando finalmente consigue hacer un vaso que sigue sus estrictas pautas de excelencia(a lo mejor es simplemente una excusa para seguir probándolo), nos sentamos una al lado de otro en la encimera y él se bebe su café y yo mi Ovaltine, igual que hacíamos desde que era pequeña. Aún me satisface. Siempre lo espero con mucha ansia. Me siento muy afortunada de tener un padre aún piensa que un chocolate caliente es lo que quiero beber todas las mañanas. ¿Quiero beberlo en realidad? No importa. Mi padre piensa que quiero y por eso lo hago.

Beber leche con cacao por las mañanas, hacer que tu hermana pequeña parezca un payaso, comer pizza de pollo y barbacoa por la noche en Jammies. Son las pequeñas cosas que nos hacen quienes somos en este gran mundo.

Millas por recorrer - Miley CyrusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora