Milla tres: Destrozada y a la fuga: Capítulo 5

940 22 0
                                    

De nuevo en casa

Sé que sonará increíble, pero rodar la primera película de Hannah fue relajante. Sí, era un largometraje. No, jamás había tenido el papel de protagonista en una película. Sí, yo salía en casi todas las escenas. Sí, a veces tenía que actuar, cantar, bailar simultáneamente en coordinación con hasta 1.500 extras. Pero acababa de pasar cuatro meses viviendo en un autobús, actuando durante varias horas y durmiendo en una ciudad diferente cada noche. Luego había pasado directamente a grabar mi álbum Breakout. Después de todo eso, volvía a Tennessee (¡Mi casa!) donde se rodaría la película… pues era casi la cosa más relajante que podría haberse imaginado.

Dormía todas las noches en nuestra granja de Franklin. Mi familia estaba allí. Mis animales estaban allí. Podía trenzar las colas de mis caballos y ver cómo las gallinas vivían una pequeña parte de sus vidas plácidas y discretas cada mañana. Las noches en que podía ver la puesta de sol, me quedaba sentada allí y pensaba: “Ésta es mi mayor bendición.” Me olvidaba de la película. Me olvidaba de los horarios de trabajo, de la locura y del bullicio que comportaba hacer la película. Me olvidaba de las exigencias del tiempo. Me olvidaba de levantarme y pensar: “Tengo que ponerme esto para estar guapa.” Me olvidaba de la falta de intimidad. Cuando estás sola en medio de 200 hectáreas, todo queda muy lejos. Nada ni nadie puede molestarte. La vida es más lenta. Cuando Emily vino a visitarme, dijo: “Ahora ya veo por qué nunca querías marcharte de tu granja. Qué tranquilidad.” Y Emily es una chica de ciudad al cien por cien. Como he dicho, relajante.

Lo que más me gusta hacer cuando estoy en mi casa de Franklin es salir a dar largo paseos a caballo con papá, tal como hemos hecho siempre. A veces me parece que mis caballos son especialmente cuidadosos conmigo. Andan más lentamente. Vigilan los hoyos. Han tropezado alguna vez, pero nunca conmigo. Los he cabalgado desde que era muy pequeña, por lo que es como si todavía me consideraran una niña pequeña a la que hay que cuidar. Un día, mientras rodábamos la película, estaba cabalgando a mi caballo Roam y éste se asustó por una serpiente que había en la hierba. Se aterrorizó y empezó a encabritarse y corcovear.

¿Has sufrido alguna vez un accidente automovilístico? ¿A que parece que todo va en cámara lenta? ¿Cómo puedes tener tiempo para pensar cien cosas en dos segundos? Eso mismo me pasó mientras Roam se encabritaba.

Puede parecer evidente, pero nunca debes dejar que un caballo se te caiga encima. Los caballos son animales grandes. No lo sé, pero imagino que algunos de los nuestros pesan quinientos kilos. Yo peso aproximadamente una décima parte. ¿Quién ganará? ¿Quién hará daño a quién? Es fácil gritarle: “¡No, Roadie!” a un perrito de ocho kilos. Sabes que tú eres más alta y más fuerte. Pero, cuando montas a caballo, tienes que permanecer al mando aunque el caballo sea claramente la bestia más poderosa. Aunque no te hagas daño en la caída, si te pisa por accidente te deja hecha polvo. A papá un caballo le rompió el pie. Dijo que sintió como si le atropella un automóvil.

Todos esos pensamientos me pasaron fugazmente por la cabeza mientras mi caballo saltaba de un lado a otro. Pero conseguí calmarlo al estilo rodeo. (¡Ojala los paparazzi hubieran estado allí para fotografiarlo!) Me sujeté con fuerza y conseguí mantener la calma, aunque incluso a mí me extraña. Pensé: “Este caballo no va a tirarme. Nos queremos el uno al otro. Va a cuidar de mí. Va a protegerme. No me dejará caer.” Papá saltó de su caballo y me bajó en cuanto Roam dejó de dar coces. Cuando mi corazón dejó de latir a mil por hora, volvimos a casa. No comenté mi pequeña aventura en el plató al día siguiente. No hace falta decir que a la gente de la película no le habría hecho ninguna gracia saber que había estado a punto de morir aplastada.

Ah, sí, la visita de Emily. Durante las dos temporadas de Hannah Montana, Emily y yo nos habíamos esforzado por llevarnos bien. Tampoco es que nos hubiéramos odiado nunca. Y ahora estábamos allí, rodando nuestra película en Tennessee. Uno de nuestros días libres, ella no tenía nada que hacer, así que vino a la granja a pasar el día.

Tomamos los quads y fuimos hasta un lugar de nuestra propiedad al que llamamos la Cabaña. Es una casa medio derruida de los tiempos de Maricastaña. Hay trastos viejos en todos los rincones: pistolas, botellas de medicamentos, zapatos. Emily y yo subimos sigilosamente las escaleras, con mucho cuidado, cogidas de la mano. Había pasado una tormenta, y parecía que el viento hubiese desenterrado un montón de nuevos tesoros. Había balas esparcidas por el suelo. Una columna de un periódico antiguo. Un frigorífico (supongo que eso no lo había desenterrado el viento).

Entonces, vimos una especie de pelusa en una esquina. Dos pelusas, para ser exactos. Al principio parecían crías de dinosaurio. La Cabaña era un lugar tan salvaje que pensé que tal vez eran realmente crías de dinosaurio. O un cruce entre un mapache y un pato. Mapatos. Entonces recordé que alguna vez había existido un nido de halcón o de pavo (o de algún pajarraco grande) sobre la chimenea. ¡Eran crías de pájaro! Crías de pájaro que parecían “mapatos”. Emily y yo nos quedamos allí, de pie, mirándolas durante un buen rato. No es que nos convirtiéramos en hermanas de sangre o juráramos ser amigas para siempre, pero fue un momento muy lindo que compartimos lejos de la serie y de la película, y de las pequeñas riñas que habíamos tenido. Volvimos a casa con los quads, disfrutando de la brisa fresca en la cara, y juraría que noté que algo cambiaba entre nosotras.

________________________________________

7 rarezas que tengo

1. Siempre llevo al menos cinco pulseras.

2. Cierro un ojo cuando me río.

3. Nunca combino ropa azul con naranja (los colores de mi colegio de sexto).

4. Detesto las palabras “crujiente”, “caldoso” y “cremoso”.

5. Ordeno mi habitación cada noche antes de acostarme.

6. Mi apodo es “un calcetín puesto” porque siempre se me cae un calcetín mientras duermo.

7. Me desconcho el pintauñas.

________________________________________

Millas por recorrer - Miley CyrusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora