—Tengo que irme.
Bajo de la cama de un salto, me doblo el tobillo y caigo al piso.
Stu sonríe con malicia mientras toca los primeros acordes de la Quinta sinfonía de Beethoven.Buhm-buhm-buhm-buhmmmmm.
—Dennis DeYoung me hubiera ayudado a levantarme —protesto mientras me pongo en pie, sonrojada pero ilesa, y me enderezo los lentes.
—A Stu Wagemaker le pareces una torpe.
—Ah, oye —me detengo en la puerta—: Jen Auerbach me dijo hoy que cree que le gustas.
—¿No está segura?
Me encojo de hombros.
—Ahora mismo le gustan un montón de chavos. Aunque en tu caso no importa porque le recomendé que se mantuviera alejada de ti.
—¿De verdad? ¿Y por qué?—¿Quieres decir además de porque estás saliendo con Sarah Selman?
—Sí, además de eso.
—Le expliqué que eres de los que tienen novias para usar y tirar.
—No es cierto.
—Sí lo es.
—No es cierto —insiste él con firmeza.
—¡Sí lo es! —grita Sophie.
—¿Ves?
—Se equivocan las dos —asegura Stu y toca unas cuantas notas suaves en el teclado.
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Amor y otras palabras extrañas
Teen Fiction¿Puede alguna persona ser verdaderamente ella misma -o estar verdaderamente enamorada- en un idioma que no es el suyo?