Narra HarryLa tarde pasa rápido entre chistes de Louis, las historias de cada tatuaje de Zayn, la descripción de enamoramiento de Liam en la cual nadie confía porque todos los meses está con una chica según "se enamoro"
Llega la noche y todos se despiden, menos Niall que sigue con Jess en el sofá abrazados.
—Creo que es hora de irme...—dice Niall levantándose del sofá.
Jess le sonríe y él de vuelta, los miro raro.
—Te acompaño...—le dice Jess.
Me voy a mi habitación, tomo la primera chaqueta que encuentro, las llaves del auto y salgo del departamento.
Quiero aire, y compañía femenina no me vendría mal. Me detengo fuera de una tienda femenina y sale una morena muy delgada y alta.
Me salgo del auto y me siento en la parte delantera. Está con más chicas, no paro de mirarla de pies a cabeza y sus amigas la empujan a mi dirección. La sujeto entre mis brazos y su respiración se agita.
—Hola...—es más un susurro que sale de sus labios.
Sus ojos son cafés y sus labios finos, no es lo que busco. Cierro mis ojos y veo labios gruesos, ojos cafés casi negros y cabello largo.
Suelto a la chica, me subo al auto y tomo camino al departamento.
Llego a la puerta en minutos y me apresuro a abrirla cuando escucho fuertes gritos provenientes de mi habitación, abro la puerta y veo a Jess moviéndose en la cama. Me acerco y la muevo.
—Jess... Hey...—despierta y sus ojos están completamente llenos de lágrimas.
Me siento a su lado y me mira unos minutos, posa su cabeza en mi regazo y acaricio su cabello.
—¿Qué soñabas?—no responde y me abraza de la cintura.
Su respiración comienza a ser irregular y escucho pequeños sollozos. Levanto su rostro, tiene las mejillas completamente empapadas.
—¿Quieres que me quede?—asiente.
Me quitó la chaqueta, beso su frente y me acomodo más en la cama, la abrazo y ella se apega más a mi camiseta.
Es tan frágil, me encanta que sea así.
Allí estaban los labios gruesos, los ojos casi negros y el cabello largo. No estaban en la chica delgada.
Su respiración se hizo más calmada, la tomo con cuidado y la saco de mi.
—No te vayas...—susurra.
—No lo haré.
Me quitó los zapatos, los pantalones y la camiseta. Me meto a la cama y posa inmediatamente su cabeza en mi pecho abrazandome fuerte de la cintura. Beso su pelo.
—Tranquila... Estoy aquí, no me iré a ningún lugar
—Sólo con la primera chica que pase...
—Nunca lo haría, sería un imbécil si lo hago...
—El día que eso pase te golpearé
—Y te lo agradeceré hasta el día de mi muerte
Ríe y su respiración vuelve a ser tranquila, acaricio su cabello y mis ojos se cierran.