Capítulo 5

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-¿Tsukki?

Tsukishima le miró entre sus dedos, y el otro se sobresaltó, levantándose en la cama.

-¡¿Q-qué haces aquí?! -gritó como si fuera a darle un ataque de pánico. -¿Cuándo llegaste?

-Tranquilo, Yamaguchi.- Se acomodó los lentes nuevamente, haciéndole entender que no se iría.

Que rápido se había rendido ante su resolución de no forzarlo a nada, ahora sólo pensaba en quedarse a su lado sólo un poco más.

Yamaguchi se acomodó en la cama, abrazando una almohada y colocándola entre el rubio y él. Le servía para crear una barrera entre ambos, haciéndole sentir más seguro.

-¿Qué haces aquí Tsukishima?

-¿Tsukishima?- Estaba sorprendido ¿es que así iban a ser las cosas de ahora en adelante?

El moreno ocultó su rostro en la almohada.

-Lo siento…

-Está bien. – Dijo, aunque no se sentía para nada bien. - Cómo tú quieras llamarme está bien.

-¿Qué hay de “Kei”? -Tanteó un poco.

-Dije que de la forma qué tú quieras llamarme está bien…

Ambos guardaron silencio.

-¿Qué haces aquí? - Preguntó por tercera vez.

-Estaba preocupado por ti…

-¿Y tenías que venir hasta aquí? ¿Qué hora es?

-Quizá la 1 de la mañana…

-¿Por qué…?

-Ya te dije que estaba preocupado por ti.- Reviró los ojos.- Pffff ¿es tan difícil de creer?

Yamaguchi le dio una mirada severa.

-Lo siento…- Una disculpa del rubio era sumamente rara. – Pero es cierto…

-Sólo no entiendo que es lo que te tenía tan preocupado para venir desde tan lejos…

-Por supuesto que Hinata no es…

-¡Que malo! - Yamaguchi rio, logrando que Tsukki se relajara un poco.

Después de un breve silencio Tsukishima se levantó de su lugar y se sentó en la cama junto a Yamaguchi. El castaño se sobresaltó aún más cuando Tsukki apoyó la cabeza en su hombro.

-¡AH! ¡Estas mojado! -Gritó Yamaguchi.- ¿Por qué estas mojado? No me digas que…

-Tenía miedo de que…-Le interrumpió, un poco avergonzado. - De que hicieras algo…

-¿Algo? -Le miró de lado, el otro ocultó el rostro en su hombro. - ¿Algo como qué Tsukki?

Pero el otro no respondía. Yamaguchi no podía ver su rostro del todo, pero veía sus orejas completamente rojas.

-¿Crees que me haría daño?

En ese momento sintió los brazos de su amigo rodeándole. Tsukki le estaba abrazando. Su cuerpo se paralizó.

-¿T-Tsukki? -Habían pasado un momento de esa forma. - ¿Por qué pensaste eso?

El otro no dijo nada.

-No vuelvas a despedirte de mí con un “adiós” como ese…

-Yo no…

-Ni me asustes con un mensaje donde me pides disculpa… por algo que no hiciste mal.

Lo sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora