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-¿Tsukki?
Tsukishima le miró entre sus dedos, y el otro se sobresaltó, levantándose en la cama.
-¡¿Q-qué haces aquí?! -gritó como si fuera a darle un ataque de pánico. -¿Cuándo llegaste?
-Tranquilo, Yamaguchi.- Se acomodó los lentes nuevamente, haciéndole entender que no se iría.
Que rápido se había rendido ante su resolución de no forzarlo a nada, ahora sólo pensaba en quedarse a su lado sólo un poco más.
Yamaguchi se acomodó en la cama, abrazando una almohada y colocándola entre el rubio y él. Le servía para crear una barrera entre ambos, haciéndole sentir más seguro.
-¿Qué haces aquí Tsukishima?
-¿Tsukishima?- Estaba sorprendido ¿es que así iban a ser las cosas de ahora en adelante?
El moreno ocultó su rostro en la almohada.
-Lo siento…
-Está bien. – Dijo, aunque no se sentía para nada bien. - Cómo tú quieras llamarme está bien.
-¿Qué hay de “Kei”? -Tanteó un poco.
-Dije que de la forma qué tú quieras llamarme está bien…
Ambos guardaron silencio.
-¿Qué haces aquí? - Preguntó por tercera vez.
-Estaba preocupado por ti…
-¿Y tenías que venir hasta aquí? ¿Qué hora es?
-Quizá la 1 de la mañana…
-¿Por qué…?
-Ya te dije que estaba preocupado por ti.- Reviró los ojos.- Pffff ¿es tan difícil de creer?
Yamaguchi le dio una mirada severa.
-Lo siento…- Una disculpa del rubio era sumamente rara. – Pero es cierto…
-Sólo no entiendo que es lo que te tenía tan preocupado para venir desde tan lejos…
-Por supuesto que Hinata no es…
-¡Que malo! - Yamaguchi rio, logrando que Tsukki se relajara un poco.
Después de un breve silencio Tsukishima se levantó de su lugar y se sentó en la cama junto a Yamaguchi. El castaño se sobresaltó aún más cuando Tsukki apoyó la cabeza en su hombro.
-¡AH! ¡Estas mojado! -Gritó Yamaguchi.- ¿Por qué estas mojado? No me digas que…
-Tenía miedo de que…-Le interrumpió, un poco avergonzado. - De que hicieras algo…
-¿Algo? -Le miró de lado, el otro ocultó el rostro en su hombro. - ¿Algo como qué Tsukki?
Pero el otro no respondía. Yamaguchi no podía ver su rostro del todo, pero veía sus orejas completamente rojas.
-¿Crees que me haría daño?
En ese momento sintió los brazos de su amigo rodeándole. Tsukki le estaba abrazando. Su cuerpo se paralizó.
-¿T-Tsukki? -Habían pasado un momento de esa forma. - ¿Por qué pensaste eso?
El otro no dijo nada.
-No vuelvas a despedirte de mí con un “adiós” como ese…
-Yo no…
-Ni me asustes con un mensaje donde me pides disculpa… por algo que no hiciste mal.
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Lo siento
أدب الهواةYamaguchi le había abierto su corazón, le había confesado sus sentimientos sabiendo que él con dos o tres palabras podría destruirlo. Había reunido todo el valor que pudo y con las rodillas temblorosas le dijo lo que sentía por él ¿y él que había he...