Capítulo 1

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Hola!! Yo soy Cuma y mi OTP -en estos momentos- es el TsukkiYama! Nací y crecí en FF.net pero probaremos suerte por aquí!

No sé si alguien se habrá topado con esta obra por FF, y antes de actualizar por allá quería probar también por aquí, tenía la inquietud de publicar en Wattpad desde que bajé la app hace meses, pero no me había animado xD así que espero tener una buena experiencia por aquí como autora, como lectora he tenido algunos dolores de cabeza, pero las razones de ello son las mismas razones por la que lo amo…. Así que ya veremos!
Gracias por leer!
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-Tsukki, lo siento mucho…- Su voz se escuchaba quebrada a través del teléfono. Obviamente había estado llorando.

- ¿Dónde estás? – Preguntó desesperado. Después se ocuparía de los detalles, por ahora quería asegurarse de que el pecoso estaba a salvo.

Permanecía en silencio, esperando escuchar algo que le diera una pista, pero sólo escuchaba la respiración agitada y el hipar incesante de su amigo.

- Yamaguchi…

- Lo siento Tsukki…- Repetía como si aquello le hiciera sentir mejor. -¿Podemos fingir que nada de esto pasó?

-…- No sabía cuál respuesta sería la correcta, no quería herirlo más. - Haremos lo que quieras, pero dime dónde estás…

Escuchó un sollozo ahogado, como si se esforzara por no llorar más y colgó.

- Demonios. - murmuró viendo al aparato. -Maldita sea…

Estaba parado a mitad de aquel puente que cruzaban a diario para ir a la escuela. Había salido a buscarlo cuando llamó varias veces a su celular y el ingrato no había contestado. Después marcó a su casa y su madre le respondió que no había regresado después de visitarlo, había pensado que pasaría la noche con el rubio, como solían hacer cuando la noche llegaba y ellos apenas iban por la segunda película de la maratón.

Pero ya habían pasado horas desde que Yamaguchi se despidió de él en su habitación.

Era una noche lluviosa y no podía evitar pensar lo peor, considerando la conversación que habían tenido y el ataque de pánico del pecoso durante esta. Pensó que todo había quedado arreglado, hasta que a mitad de la noche había recibido un mensaje donde sólo escribía “Lo siento”.

En ese momento le invadió el temor y sintió su piel erizada ante cualquier posibilidad.

Había enviado mensaje a todos los chicos del club de volleyball, incluso a Shimada y a Ukai. Detestaba la idea de hacer todo un escándalo de aquello y preocuparlos así que evitó detalles, aun así, nadie sabía sobre el chico.
Intentó marcar nuevamente a su número y ahora ni siquiera entraba la llamada.

-¡Maldita sea Yamaguchi!- Gritó al teléfono como si el otro pudiera escucharlo.

No había pasado ni un minuto cuando su teléfono empezó a vibrar con una llamada de casa del pecoso.

-¿Yamaguchi? -Contestó automáticamente y con algo de desesperación.

-No, soy yo cariño… - Era la madre del chico. - Tadashi me envió un mensaje hace unos minutos, me dijo que pasaría la noche en casa de un amigo… me pidió… que te dijera que ya estaba en casa ¿ustedes pelearon?

Lo sientoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora