Tiempo en el auto

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Yuri y Otabek tardaron alrededor de 20 minutos en llegar a "Seven Sins" el antro en el que el rubio había dejado su coche la noche anterior.

No habían dicho nada en todo el camino, no por falta de ganas, sino por el hecho de que no podían permitirse ser escuchados por el taxista, pues este los había reconocido al instante y no se detuvo hasta obtener un autógrafo de ambos.

Aunque les dejó el viaje gratis, eso ya era algo.

-Espera aquí, Otabek, iré al estacionamiento y regreso en unos minutos – dijo el rubio en cuanto se bajaron del taxi.

-Claro, solo no tardes mucho – le contestó de manera seria, poniéndose de nuevo sus gafas oscuras y recargándose en la pared del lugar en lo que prendía un cigarrillo.

Yuri le echó por última vez un vistazo a su amigo, y de nuevo, el pensamiento de que Otabek se veía jodidamente atractivo y genial con ese estilo tan característico de él le azotó de manera brutal.

Pero al ver como unas chicas del otro lado de la acera empezaron a "mirar de más" en la dirección de Otabek, decidió que debía de apurarse lo más rápido posible en sacar su maldito auto de ahí y evitar que más tipas intentaran acercarse al kazajo. Única y llanamente porque Yuri sabía que a Otabek le incomodaba que los extraños se le acercaran, no por celos.

Bueno, quizás sí, unos pocos, pero eran celos de... ¿Amigo?

Sin dejarse torturar más por sus tontas conclusiones, decidió entrar de una vez por todas al estacionamiento, entregarle su pase de estacionamiento al encargado de ahí, y salir a toda velocidad en busca de su amigo.

-Hey, Otabek, ven y súbete de una vez – dijo con voz apresurada, ligeramente molesto al ver como las tipas de hace rato estaban intentando entablar una conversación con su amigo.

-... Yo conduciré – dijo seriamente, ignorando totalmente a las chicas que miraron decepcionadas el desplante del moreno, seguramente ese chico era su novio – no haz dormido nada y Yuuri me encargó alejarte totalmente del volante.

- ¡¿Y desde hace cuánto tiempo le haces caso a lo que el cerdo diga?! -gritó enojado al ver cómo el kazajo caminaba hacia el lado del conductor y lo miraba de manera impaciente.

-Desde hoy, así que cámbiate de lugar – ordenó de manera tajante, encendiendo otro cigarrillo en lo que el rubio se desabrochaba el cinturón y se pasaba al asiento del copiloto mientras renegaba sobre cerdos entrometidos y paranoicos y kazajos arrogantes y traidores.

Así, en unos segundos el auto ya se encontraba en marcha a manos de Otabek.

-No fumes en mi auto, me molesta – dijo de mal humor el rubio, volteando la cara de manera infantil.

-El cenicero a punto de desbordarse por las colillas no dice lo mismo, soldado – dijo con una media sonrisa el moreno mientras señalaba el cenicero encima del portavaso del carro y le daba una calada más al cigarro.

-... Cierra la boca y dame, rápido – contestó de manera avergonzada al verse descubierto en su mentira.

-Podrías ser un poco más amable al momento de insinuarte de esa forma tan directa ¿No lo crees? – dijo con una pizca de malicia en su voz.

Mierda, ese tono de voz junto al sexi perfil de Otabek, hicieron que de pronto Yuri empezara a sentir cierto "calor" en su bajo vientre.

Control, Yuri, control.

- ¡Hablaba de que me dieras un cigarro, maldito enfermo! – gritó a modo de desviar su mente hacia otro lugar que no fuera sus pantalones. Estúpido Otabek.

My new familyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora