La Corriente

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Siempre que me deprimía tendía a escribir en inglés. Al parecer ésta es la excepción, supongo que es porque es la gota.

No se qué está pasando. Tampoco pretendo averiguarlo. Supongo que ya se qué es, pero me niego a aceptarlo. Me niego a abrir los ojos, no quiero que la luz de realidad me atropelle como lo hace cada que intento adaptarme a ella. ¿Acaso tengo que aceptar este tipo de dementes doctrinas y olvidarme de aquellos instintos que con tanto trabajo encontré? ¿Qué se supone que debo hacer?

La máscara de la realidad se va consumiendo mi ya cansada alma, y aún no encuentro la respuesta. Aún no hallo el antídoto, la "Piedra filosofal" que equilibraría todo.

Con cada día que pasa desaparecen más mis fuerzas, y junto a ellas lo poco del espíritu que aún conservo. ¿Seré parte de un experimento?

Puede ser.

Puede que sea una demente creación del cielo y la tierra. La prueba definitiva para por fin encontrar el equilibrio que antes buscaban todos. Ahora son sordos y ciegos, enajenados por demente crueldad e insensibilidad que refleja nuestro pasado.

"Aún hay tiempo", dice una parte de mí. Pero por más que investigue, todome quiere llevar a lo mismo: La corriente.

Lo que la corriente busca es crecer, para lograr intensidad. Esto se está tornando en algo inversamente proporcional, pues mientras más crece la corriente, menos intensidad hay.

Por eso he hecho los estudios, he contemplado la corriente, procurando ser parte de ella, entendiéndola y viviéndola.

Incluso me arrojé como conejillo de indias, para ver qué pasaba. Ahora entiendo por qué es tan difícil salir de allí, y lo grandioso que es estar adentro.

Primero pierdes tu esencia, luego tu decencia y por último tu demencia. Todo esto te deja en un estado de convalecencia. Luego en tu decadencia te muestran lo mundano como una urgencia y te atan junto a los demás como una gran "Conciencia".

Te debilitas, para generar falsas sonrisas que te generan divisas. Te das cuenta de lo destructivo que esto es, y avisas. Pero te ignoran, te tachan de loco en medio de risas. Te hunden, te ahogan; te tiendan y te atoran de vacío contenido. Y terminas creyendo que esto te tendrá bien mantenido. Pero es imposible huir.

Ahora estoy en una fase donde podría perder mi ser. ¿Qué debo hacer? Lo último que quiero es aquí perecer. Algo más que esto he de merecer.

Espero que este pequeño experimento no me destruya. No quiero ser del rebaño, quiero ser pastor. Pero no como aquel que de sus bestias se alimenta, sino aquel que les enseña a vivir y los considera su familia, juntos.

Quizás esta nota sea mi último intento de huir y sobrevivir. Más vale que funcione, o me tendré que destruir.

"A veces para sanar hay que hacerse un poco más de daño, una mella en la herida para encontrar pureza."

Pergaminos de sanaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora