Capítulo 21

1.5K 113 22
                                    


El rubio Uzumaki siguió entrenando, aquel día demasiado soleado. El verano había llegado, y eso significaba que ya habían pasado meses desde que la Uchiha se marchó.
Desde que abandonó la aldea.
Desde que la traicionaron.

—¡Boruto!—gritó Mitsuki, quien no dejaba de observar cómo entrenaba siempre que podía. Él hacía lo mismo, Sarada-chan para él era... más de lo que muchos pensaban. Era algo así como su mejor amiga, o quizás... ¡quién sabe! Su cabeza estaba llena de muchísimas cosas—. Vamos a descansar. Nos lo hemos ganado.

—¡No tengo tiempo!

—Él tiene razón, Bolt—apareció Naruto. Preocupado por lo que estaba ocurriendo decidió ir a dar una vuelta, y, ¿qué mejor lugar que donde entrenaba su hijo? Él quería ver su progreso, pero también quería calmarlo. Él mejor que nadie sabía lo valioso que es el tiempo, y, que hay que ir con calma—. Debéis descansar. ¿Qué os parece si os invito a ti y a tus amigos a una barbacoa?

—¡¿Barbacoa?!—apareció Chôchô de la nada, junto a Inojin y Shikadai—Me apunto.

—Nos apuntamos—corrigió Inojin con una sonrisa.

—Vamos, Boruto...

El rubio gruñó. Al ver aquellas miradas supo que no le quedaba otra. Además, estaba agotando su chakra.

Naruto le guiñó un ojo, acercándose a él.

—Cuando terminemos, te enseñaré una técnica que te será muy útil.

Naruto se sentía mal. Él era el Hokage, pero, como tal, no podía ayudar a Sarada de forma directa, debía de hacerlo bien. Con ayuda. Con su hijo. Debía de, lamentándolo, dejarlo todo en las manos de aquel muchacho que lo daría todo por la chica que lo ama.
Rio.
Internamente, se acordó de la relación que tenían Sakura y Sasuke.
Sakura entrenaba para poder acompañarlo, y, Sasuke, cada vez huía más y más.

Por lo que la historia debería acabar bien. ¡Es la única opción! Es lo que debía de ser.

Todos se fueron a la barbacoa, excepto Naruto, que pagó por adelantado y se marchó hacia donde el trabajo le llamaba. Debía de intentar evitar que la policía de Konoha se moviera sola, y que los ANBU's no actuaran por su cuenta. Se enfadaría y de deprimiría si algo malo le sucediera a aquella chica. Aún debía de decirle mucho.

Tomaron asiento, colocando la carne en la barbacoa. Chôchô estaba ansiosa por probarla, masticarla, saborearla, disfrutarla, y llenarse.

El rubio, que estaba sentado junto a la ventana, se quedó observando desde ella cómo la gente paseaba, imaginando qué vida podrían tener. Ninguna escandalosa como la de él, eso seguro. El rostro de la Uchiha estaba presente en su mente.

—¿En qué piensas, Boruto?—preguntó Inojin.

—¿En quién va a ser? ¡En Sarada-chan!—gritó bastante orgullosa Chôchô—. Ella también te quiere, ¿lo sabías?

—L-Lo sabía—se ruborizó.

Pero, se dejó llevar por un rostro bonito; Akane. La abandonó, pero debía de demostrarle lo que es capaz de hacer por ella.

—¿Qué pasó en aquella aldea?—preguntó Shikadai.

—Ella no se acordó de mí. Estoy seguro de que le han lavado el cerebro. Pero... haré que me recuerde.

—¿Cómo?—preguntó Mitsuki, colocando algo de carne en su plato.

—Quizás... pelearemos.

—¿Y si no funciona?

—Le recordaré algo.


Bad feelingsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora