Capítulo 14

6.7K 856 1K
                                    




—Hey, ve despacio.

La persona detrás del volante sonrió hacia él sin una pizca de inocencia. Las calles estaban húmedas y solitarias, definitivamente tener un viaje aventurero a las dos y media de la mañana no estaba en sus planes, pero su novio parecía demasiado feliz como para detener su encuentro.

Miró por la ventana, sacando uno de sus brazos para sentir la brisa nocturna. Hacía frío, el vapor ya era visible a través de sus labios. Su nariz se entumeció y tuvo que sorberla para evitar que se escurriera. Se encogió al sentir una mano colarse por debajo de su ropa y una pequeña risa se apoderó de su boca. Aunque sus oídos estuvieran cubiertos por sus audífonos, el toque era suficiente para darse cuenta que su compañero pedía su atención. Bajó el volumen de la música que se reproducía en su celular.

—Concéntrate en el camino —lo miró con el rabillo del ojo, un brillo en los ajenos le hizo estremecerse—. ¿De verdad no puedes esperar hasta llegar al departamento?

—¿Siendo tú? Claro que no.

Rodó los ojos, pero la sonrisa no desapareció. Aunque las intenciones fueran buenas y la diversión pasajera fuera brutal, era entretenido. Le gustaba.

Su cuerpo rebotó de arriba hacia abajo cuando se desviaron del camino, entrando en el territorio de un estacionamiento cerca de una tienda abierta las veinticuatro horas. Se recostó de nuevo sobre el asiento y cerró los ojos, frunciendo la nariz cuando el olor a cigarrillo llenó el vehículo.

—No fumes aquí dentro —se quejó.

El más alto lo miró apenas, sus manos ocupadas en guardar su encendedor y apagar el coche. Ese chico abrió la puerta, dispuesto a salir, pero antes de eso se quitó el cigarro de la boca y procedió a plantar un largo y profundo beso en su boca, explorando dentro de ella e impregnando el olor.

Suspiró al separarse, había una pícara sonrisa en sus labios mientras que su cuerpo ardía.

—Ve a comprar tu mierda y vuelve aquí.

—Sí, sí —el chico le guiñó el ojo, saliendo del auto y mirando después detrás de la ventana cuando cerró la puerta—. Tú asegúrate de llenar el tanque en la gasolinera de enfrente —señaló el lugar pasando la avenida—, y después vuelve por mí, lindo.

Hizo una mueca.

—¿Por qué tengo que ir yo? Te esperaré y entonces iremos los dos.

El otro dio un par de golpecitos en su cigarrillo para tirar las cenizas.

—Gastamos tiempo. Es mejor que ambos nos ocupemos de lo que falta por hacer antes del sexo, ¿por qué estás tan gruñón?

No tuvo palabras para eso, muy en el fondo odiaba que se comportara así, pero no había mucho qué hacer. Se arrastró hacia el asiento piloto, encendiendo el Audi. No le gustaba manejar, hace tiempo había intentado aprender, pero simplemente no era para él. Ni siquiera sus padres le confiaban el auto que tenían y su hermano mayor le prohibió acercarse a su camioneta desde ese pequeño incidente en donde casi atropella sin querer a su hermana pequeña frente al porche de su casa —en su defensa, ella estaba jugando muy pegada al suelo como para darse cuenta. De todos modos, cruzar la avenida no era nada y prefería que las cosas terminaran ya para volver al departamento y jugar el rato libre que le quedaba en el fin de semana.

—Con cuidado, la pintura es nueva. —Vaciló un poco ante las palabras—. Oh, vamos. ¿Entonces te llevo?

—No, está bien.

—Bien —con eso, su novio simplemente le guiñó el ojo dirigiéndose dentro de la tienda.

Como fuera, logró encontrar la palanca para retroceder y lo hizo con éxito. Giró el volante hacia la derecha y entonces procedió a moverlo hacia delante quedando en la orilla de la calle. La música de Sleeping With Sirenes llegó a él, justo en sus orejas lo que hizo que se desconectara del mundo. Tarareó, moviendo los dedos al ritmo de la música mientras que poco a poco podía sentir que el camino se convertía en un vídeo musical, vivaz, lleno de energía y tan intenso como Left Alone en su punto clímax.

Touched With FireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora